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Beatriz Alcaná, lectura en llamas
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Beatriz Alcaná, lectura en llamas

Actualizado 05/04/2024 15:29
Charo Alonso

La escritora bejarana ha ganado la XXVII edición del Premio Ciudad de Salamanca con una novela sorprendente.

Quien fuera yo es lo de menos. No era nadie. No era nada. Pero estaba a punto de entrometerme en las vidas de otras personas. Estas vidas fueron todas miserables. Y aun así la historia que importa es la suya. La mía no vale nada. Pero la suya, la de ellos… Esa historia es increíble. Tiene Beatriz Alcaná una sonrisa deslumbrante, y un talento infinito. Así comienza su 'Teseo en llamas', novela que sorprende al lector por su magnífica factura literaria, por sus hechuras clásicas, su evocación del pasado y ese eco clásico de una literatura culta sin complejos. Y en persona, Beatriz también sorprende por su sosegada, su delicada originalidad envuelta en una educación exquisita, rebelde mechón de cabello sobre ojos sagaces, sonrisa, de nuevo deslumbrante.

Charo Alonso: Felicidades, en estos tiempos de novela negra y autoficción, sorprendes con una novela así, magníficamente documentada.

Beatriz Alcaná: No me costó documentarme porque me gusta leer. Digo siempre que tengo un truco: no tengo hijos. Y respecto a la sorpresa, detesto todo lo que está de moda, entonces, como no voy a escribir novela negra ni novela histórica, jamás venderé muchos libros. No me gusta la narrativa de autoficción y nunca hago nada que me moleste. Ahora nos hace falta la imaginación, es el único resquicio que nos deja la fantasía. Además, no puedo recurrir a la autoficción porque tengo una vida muy aburrida, me la paso entre libros y nada más.

Ch.A.: Las críticas, como la de José Ignacio García, excelentes.

B.A.: No me lo puedo creer, y a José Ignacio tengo ganas de conocerlo. Es una crítica la suya que me ha emocionado. Me he sentido muy bien, cuando algo tuyo le llega tanto a un lector has conseguido lo que te proponías. Yo creo mucho en la teoría de la recepción.

Ch.A.: Ahora es relativamente fácil publicar y encontramos títulos deleznables. ¿Qué haces ante estos libros y autores?

B.A.: Yo soy una persona educadísima y mis padres me han enseñado muy bien. Cuando encuentro algo así pienso que esa novela no es para mí, pero que habrá alguien que sí encuentre algo bueno leyéndola aunque ese alguien no sea yo. Procuro ser muy positiva y pensar que siempre una obra puede enseñarnos algo.

Carmen Borrego: Una pregunta para las dos: ¿Os preocupa el uso de la Inteligencia Artificial para crear? He visto obras que me han dejado sorprendida porque va a ser muy difícil distinguirlas de las auténticas…

B.A.: Me lo han preguntado hace poco, me preocupa mucho el tema de la IA en cuanto al mundo de la ilustración. Tengo amigos ilustradores y me preocupa porque realizan trabajos alimenticios que ahora se harán con inteligencia artificial y va a haber una pérdida de trabajo y calidad. A mí como lectora no me preocupa, lo que se puede hacer así es novela fast food, por ejemplo de suspense, que siempre responden a un mismo esquema. La novela que a mí me interesa no se puede hacer por ahora con IA.

Ch.A.: Es un poco como cocinar con una Termomix. Por ahora no me preocupa, se puede contar una historia, pero no sé si podrá transmitir ese no se sabe qué que es la emoción de la literatura.

B.A.: Carmen, para crear esa obra que te ha sorprendido los programadores roban el trabajo a los ilustradores, eso sí me preocupa, pero no tanto en la escritura porque no lo pueden hacer aún con la literatura que yo consumo y que tengo en mi mesilla de noche.

Ch.A.: ¿Qué literatura tienes ahora en tu mesilla de noche y en qué estás?

B.A.: Tengo a Mariana Enríquez y sobre todo, literatura clásica. Ahora estudio un Master sobre el Mundo Clásico. He estudiado Filosofía y Teoría de la Literatura y Literatura Comparada.

Ch.A.: Se te nota, es la tuya una novela que rezuma referencias. ¿La escribiste para este premio en concreto?

B.A.: Nunca escribo para un premio sino para mí, aunque es cierto que no se cierra el círculo hasta que no llega lo escrito al público… En ese sentido nos engañamos cuando decimos que escribimos para nosotros y no para los demás. Es cierto que resulta muy difícil abrirse paso en el mercado editorial porque está muy saturado aunque no de lectores, de ahí que los premios sean una buena puerta.

Ch.A.: Una puerta enorme y emocionante, es un premio de Salamanca y para una salmantina.

B.A.: Una puerta enorme, eso sí, lo paso fatal haciendo promoción. En Salamanca he tenido un lujo de madrina con Charo Ruano, estoy muy orgullosa, claro, aunque tengo que decir que soy bejarana. Vivo en Salamanca desde hace muchos años, aquí me casé, bueno, echamos el rayón, aquí llevamos unos cuantos años de profunda felicidad.

Ch.A.: ¡Qué me dices! ¿Dónde están el conflicto, el desorden, el genio maldito? ¡Pásate al realismo!

B.A.: Eso se espera de la gente que escribe terror, sí. Yo no escribo solo terror, tengo también ciencia ficción. No, realismo no, ya tenemos realismo desde que nos levantamos por la mañana. La ciencia ficción y el terror son herramientas fantásticas para hablar de lo cotidiano, a pensar fuera de la caja. Pertenezco a una Asociación de Amigos de la Literatura de Terror donde hay lectores, editores, como la persona que lleva la editorial Démeter que publica autores muertos de finales del siglo XIX con ilustraciones de artistas como Antonio del Hoyo…

Ch.A.: Decimos que no hay lectores pero sí mucha autopublicación, muchas editoriales medianas, pequeñas, independientes.

B.A.: Porque hay mucha gente con mucha ilusión y ganas de hacer cosas.

Ch.A.: ¿Por qué elegiste el apellido “Alcaná”? ¿Por esa magnífica librería de viejo? Por cierto, vamos luego a pasar por La Galatea…

B.A.: Alcaná viene de una plaza de Toledo, de una calle en la que los mercaderes judíos y árabes ponían sus puestos. Estuve en Toledo y todo era “Vamos por la plaza y la calle de Alcaná”, y me quedé con ese nombre que no tiene que ver con la librería de Madrid aunque he comprado muchos libros ahí. Y después da la casualidad de que hay una profesora universitaria que tiene mi nombre y mis apellidos, y eso puede llevar a confusiones.

Ch.A.: Insistes en que eres bejarana. ¿Cuál es el problema de un lugar tan bello como Béjar?

B.A.: El problema es el envejecimiento de la población. Los jóvenes no se quedan. Los que tenemos suerte, vivimos en Salamanca, los demás, se tienen que ir fuera. Me ha marcado mucho Béjar en mi amor a la literatura, mucho, yo, como Harry Potter, he estudiado en un castillo y recuerdo a mis profesores con amor. Antonio Turrión, por ejemplo, nos animaba mucho, por las tardes hacía una tertulia literaria y llevaba a sus amigos escritores para que habláramos con ellos.

Ch.A.: Y también insistes en que eres muy tímida, ¿quizás como Berta, tu protagonista, que afirma que no es nada ni nadie a pesar de narrar la historia?

B.A.: Quiero pensar que no tengo nada en común con ella, pero cada lector ve a los personajes de una manera. Pedro me parece un villano y hay lectores que no lo ven odioso… es verdad eso de que la novela una vez publicada ya no me pertenece.

Ch.A.: A mí me gusta Pedro, y me da pena Fedra, fíjate. Y pienso que hay una vinculación con tu personaje y tu novela con la Andrea de Carmen Laforet en Nada y ese ambiente de posguerra y secreto.

B.A.: Absoluta, absolutamente, cierto, eso sí. Hay una vinculación clara. La protagonista de Nada también es irritante. Laforet es una de las pocas autoras que leí en la carrera, ahora se leen muchas más obras escritas por mujeres, pero antes el programa no las tenía. Su protagonista y Berta son personajes irritantes con las que yo no me sentaría a tomar un café. Pero esa es mi opinión, yo creo mucho en la obra abierta, cada uno puede verlo de una manera. El otro día escuchando tu programa en Radio USAL, “El Marcapáginas”, me maravillaba ver que una película como “Pobres criaturas” tuviera tantas lecturas diferentes.

Ch.A.: Maeva Peraza y yo además de recomendar tu novela hablamos del terror gótico, que parece que vuelve a ponerse de moda.

B.A.: Yo creo que no, lo que pasa es que no desaparece nunca del todo, y creo que no va a ser recibido con los brazos abiertos por la institución académica como ha pasado ya con la novela negra, que carecía de prestigio y ahora tiene incluso congresos… el terror gótico siempre está ahí, como en un nicho y me preocupa que se acabe metiendo en el cajón del terror obras que no lo son.

Ch.A.: La tuya es una obra de terror gótico situada en la posguerra más gris y paupérrima. Es arriesgada la mezcla también con ese episodio poco conocido de la Guerra de Cuba.

B.A.: Es arriesgado, sí, nos produce rechazo volver a escribir sobre la Guerra Civil, sobre la posguerra, lo rechazamos de plano… pero yo lo planteé como una revisitación del mito de Fedra a través de la revisión de Unamuno que rescata el libro enfocándolo en esa Fedra que ya no es la mala de la historia. Con Unamuno nos ponemos en su piel y en su papel de víctima. Los autores clásicos desde Eurípides se centraban en Hipólito, aunque con Séneca por fin nos asomamos a lo mal que lo pasa Fedra. Esa mujer dominada por una sociedad misógina como era la ateniense o la española de posguerra es una víctima de sus propias pasiones. Hipólito desprecia a una diosa, para mí ella es la víctima y quise plantear esta obra desde una perspectiva de género.

Ch.A.: Felicita al editor, Eduardo Riestra, qué portada y qué libro bello…

B.A.: Yo pensé que como editorial especializada en viajes, Ediciones del Viento me ofrecería alguna fotografía antigua de Cuba, o de una botica… pero me vino Eduardo con esta imagen y estoy enamorada de ella, le dije “Olvídate de usar otra, esta es la que yo habría soñado para la novela”.

Ch.A.: Es perfecta para este Madrid gris y pobre… ¿En qué andas ahora?

B.A.: Voy a recoger un premio a Tenerife por un cuento muy corto “Santo Puchero”. Habla de las primeras elecciones en las que tuvo voto la mujer y el deseo de boicotearlas de alguien que no estaba de acuerdo con eso. Estoy muy contenta. Y tengo que promocionar Teseo, cosa que me cuesta, soy muy tímida.

C.B.: ¿Cómo empezaste a escribir?

B.A.: Tengo una hermana mayor que se aburría y me enseñó a leer antes de ir al colegio. Mi madre me hizo pronto el carnet de la biblioteca, esa de la Caja Rural, luego Caja Duero, a la que íbamos a la salida del colegio. Ella me llevaba a buscar tres libros… me aburrí pronto de los del Barco de Vapor y pasé a los clásicos blancos de Anaya, los iba cogiendo todos… Recuerdo aquellas tardes en este Béjar al que voy cada quince días a ver a mi padre. Me ha marcado su paisaje, necesito ir a caminar bajo los pinos, me gusta este clima, esta atmósfera.

C.B.: Dices que tienes una vida aburrida, pero seguro que hay en ella algo secreto, especialmente extraño…

B.A.: De verdad que soy la persona más normal del mundo, solo tengo una rareza: coleccionar tazas de Star Wars, ¡me encanta Star Wars! Mi madre tenía una alacena con la cristalería y yo una alacena con tazas de Star Wars y una colección de playmobil que representan a los dioses del Olimpo. Y hacía esgrima… ¿Eso cuenta como extraño?

Baila sobre los ojos enormes el libérrimo mechón de pelo que vuela como Teseo en llamas e Hipólito en su carrera imposible. Beatriz pasea entre libros de viejo conjurando el espacio y el tiempo, envuelta en la bruma de la montaña, en la nostalgia de un paisaje húmedo y fecundo. Es nuestro feliz descubrimiento de su magia.

Charo Alonso. Carmen Borrego.