Se rezaron dentro de la Iglesia las 4 últimas estaciones del Vía Crucis con el Cristo del Silencio moviéndose por el templo
Ciudad Rodrigo completó en la noche del Jueves Santo un inédito tríptico de suspensiones de procesiones en esta jornada (se trata de la 1ª vez que ocurre desde que hay 3 desfiles este día, es decir, desde 2017), al verse obligada la Hermandad del Santísimo Cristo de la Expiración-Cofradía del Silencio a tomar la dolorosa decisión de no salir a la calle ante las malas previsiones meteorológicas (que se cumplieron: en el momento previsto para el arranque, las 23.00 horas, estaba lloviendo).
A diferencia de otras procesiones, para las cuales la suspensión ha sido ‘novedosa’, para la Cofradía del Silencio no lo es, ya que por ejemplo en 2019 también se quedaron sin salir a la calle por el mismo motivo en la noche del Jueves Santo (el Cristo del Silencio acabó siendo llevado a la Catedral en la tarde del Viernes Santo para La Carrera, que sí se pudo realizar). Al igual que hace 5 años, la Cofradía llevó a cabo un acto alternativo en la noche del Jueves en el interior de la Iglesia de San Pedro-San Isidoro.
Si en 2019 fue un Besapiés a su imagen (a la postre, el último como tal de su historia, ya que desde la pandemia los fieles únicamente se inclinan ante la imagen en vez de besarla), en este 2024 la Hermandad preparó una novedosa alternativa: el rezo de las cuatro últimas estaciones del Vía Crucis con el Cristo del Silencio situado en 4 puntos diferentes de la Iglesia de San Pedro-San Isidoro, a los que fue movido por distintos grupos de costaleros.
Así, tras ser llevado en primer lugar desde la parte trasera del templo (en la que quedó tras el Besapiés del Martes Santo) hasta el altar, en los dos primeros misterios estuvo en los laterales de la Iglesia, en el tercero, justo en el centro, y en el cuarto, de nuevo en las escaleras del altar, a cuyos laterales estuvieron en todo momento dos tambores y una esquila de la Hermandad.
De forma previa al arranque de este reducido Vía Crucis, el capellán, Ángel Martín Carballo, realizó una breve alocución como si se hubiese salido a la calle, para enunciar a continuación la Promesa del Silencio, aunque en este caso ‘no se respetó’, ya que durante el acto se cantaron varias canciones, y se rezaron varios Padrenuestros (y un Ave María).
Finalizado el Vía Crucis, tomó brevemente la palabra el presidente de la Cofradía, Luis Alberto García, para mostrar su agradecimiento a todos los presentes, en especial a su Junta Directiva. Como señaló Ángel Martín Carballo, a este acto especial acudieron ‘una representación’ de los alrededor de 508 cofrades con los que cuentan estos momentos (más allá de los costaleros, alguno llegó a acudir con su vestimenta procesional).
El acto en su conjunto no alcanzó la media hora de duración, tras lo cual se fue poco a poco desalojando el templo, dentro del cual se fue generando cierto bullicio, teniendo que ser pedido silencio al continuar expuesto el Santísimo Sacramento. De cara a este Viernes, la intención inicial de la Cofradía (como en 2019) es llevar su Cristo hasta la Catedral para participar en La Carrera, pero lo que ocurra este Viernes (y cuándo) irá dependiendo del cielo.