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Los doce Apóstoles: Del taller de Goya a la iglesia de la Anunciación
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ALBA DE TORMES

Los doce Apóstoles: Del taller de Goya a la iglesia de la Anunciación

Actualizado 27/03/2024 19:13

Simbolizan las tres realidades que se celebran el jueves santo: la institución de la Eucaristía, el sacerdocio y el mandamiento del amor

En la Basílica del Sepulcro de Santa Teresa de Jesús puede verse una importante colección de los doce apóstoles en óleo sobre lienzo, realizados hacia el año 1767 en el taller de Goya. Además puede verse una famosa escena de la vida de santa Teresa de Jesús en la que aparece Jesucristo dando de comer a la Santa.

Se trata de un Apostolado de colección particular, con orígen en el taller de Francisco de Goya y Lucientes. Óleos sobre lienzo de 29,44 cm x 17,48 cm.

Doce: La regularidad y el orden

Quién sino Teresa de Jesús, Santa Teresa, para quién en su contexto carmelitano pueda significarse hasta tanto y ser señalada, por su influencia y trascendencia social, y por difundir las buenas nuevas evangélicas, promulgando el mensaje teresiano y el de la salvación en Cristo, llamada al Mundo para ser verdadera apóstol; además de Doctora. Cómo se ve el conjunto de los doce apóstoles, unitariamente, y no tanto por lo que se establece según se desprende del análisis de aquéllos diseños contenidos en el Cuaderno de Lassala que los emparentan con la presencia de Goya en el devenir de la escuela valenciana de artes plásticas —razón que nos obliga a pensar que la serie de los Doce que ahora presentamos, obviamente, tienen un desarrollo igual dentro del territorio levantino1—; algo que no es nuevo. El desarrollo contextual en el cual nosotros encuadraríamos la estructura de la serie, pensamos habría de estar embebida de cierto conocimiento estructural de la pintura sevillana igualmente.

De hecho, creemos que antes de elaborar las pinturas, debió conocer y reflexionar acerca de otra serie que debió conocer en Sevilla, o bien de su propia inventiva, pero que hace referencia al apostolado de Herrera el Viejo; lo que no ha de extrañar en absoluto porque, el artista del s. XVII había estado en Italia, lo que tiene similitud al hecho de encontrarnos en la región de Verbania otro boceto en sanguina que rige por su parentesco con el desarrollo plástico que encontraremos en la serie pictórica. Tres técnicas distintas que deben justificar el talento que Goya habría adquirido de manera formativa en la transcripción gráfica de un excelso dibujo, y conocimiento de técnicas para el ductus de su desarrollo que, coherentes, se traducen en esta serie ejemplar.

No debe quedar muy lejos esto de la realidad italiana de Goya, porque el diseño comparado nos conduce a la reflexión de los modelos renacentistas que pudo haber analizado en el entorno de Botticelli, por eso pensamos que la serie debe estar más encaminada a trazarse en España, nada más llegar de Italia en el que hubiera sido su tercera estancia en Roma de las cuatro documentadas antes de 1771 en que se producirá el concurso de Parma —y, no será la última vez que visite el País vecino; al menos sí, la última antes de 1771.

Aun a sabiendas de que la regularidad doxológica, La Regla y su ductus, y la manera de enfocar la identificación iconográfica de una serie completa, nos traduce la imagen programática de El Apostolado, que para el segmento catalográfico en Francisco de Goya, en su literatura antigua y moderna es ya, por lo novedoso del tema sin lugar a duda toda una singularidad —nunca se había compendiado una serie completa igual comprendida en un rango de formatos, forrados e intervenidos, que van entre los 29,44 x 17,48 cms. y, los 26,68 x 15,64 cms. del menor de ellos—, hemos preferido traducir la semántica simbólica y especulativa del respeto al papel fundamental que emerge del plano femenino de una iconología perfectamente bien definida para la obediencia G?O?Y?A ? por la su legitimidad, no operativa, de la Gnosis Oriental, y la argumentación extensiva para la lectura única de una plancha en el Oriente de Aragón. Recortados y adheridos a nueva forración, además de los estudios radiográficos, revelan que en origen formaban una sola unidad, sin embargo, subyacentemente, no se aprecia que hubiera imagen distinta.

En el conocimiento antiguo es rico en valoraciones simbólicas; por ejemplo, el número “12” se asocia a la suma numeraria, esto es; igual a “3”, además de ser su octava más alta que representa simbólicamente la planificación minuciosa y además, un crecimiento ordenado conducente al desarrollo espiritual que se compendia del “1” o comienzo; y, del “2” o fuerza del razonamiento. En suma, “3” se asocia a un producto de la regeneración. Debe interpretarse que la regeneración, doxológicamente, es la suma de un origen razonado. En la sublimación de un ideal transitorio que tiende a ser ejemplo para multitud de culturas, no exenta de ritualidad atendiendo al ejercicio de la labor y promulgación de la obra según La Regla; y quizás, un concierto contextual y nexo de unión con la labor teresiana, encuentre una justificación que habilita el hecho del porqué debe ser contenido un programa icónico-simbólico de tan fuerte valor en esta exposición en relación a la Madre de Dios: si estaba escrito que los designios de Dios no pueden sino ser un canto de alabanza, y la Era Mesiánica, escrita ancestralmente desde tiempo inmemorial. Cierto es que, antes de que el Sol pase el meridiano del lugar, y por supuesto, antes del vespertino-nocturno en el que el hermano deja de trabajar una vez el Sol haya pasado, son esos pies los que han de estar de regreso con ese conocimiento; mañana continuarán con su magna disposición, misión y obra en búsqueda de la perfección moral y el valor dimanado de La Ley contenida en los libros. Número doce es símbolo de mediodía, sabiéndose que además, la luna gira igual número de veces alrededor de la Tierra, o armónicamente, en música el empleo de las doce notas musicales. Claro, son 12 apóstoles y 12 los atributos del Espíritu Santo; pero también son 12 las estrellas que las representan, 12 las puertas de la Jerusalén celeste, 12 los frutos del Árbol de la vida, 12 horas diurnas y 12 nocturnas, 12 meses del año y 12 signos zodiacales los que comprenden el mapa celeste. En consecuencia, es el número solar por excelencia y una constante en la cultura mediterránea que ejemplariza el orden cósmico, y la perfección de la unidad. El número 12 es ejemplo de una estructura completa, armónica, equilibrada y constituida divinamente, como son doce las tribus de “los hijos de Israel”; que es, en última instancia lo que está sugiriendo doxológicamente.

Daniel José Carrasco de Jaime. Experto en Francisco de Goya.

Bibliografía: CARRASCO DE JAIME, Daniel José (2024): Aequa Potestas. G?O?Y?A ? Edaf, Madrid, 2024 DONOSO BRANT, Pedro Segio Antonio (2015): << SANTA TERESA DE JESÚS NOS HABLA DE LA VIRGEN MAARÍA.