La procesión de las Cinco Llagas de Cristo también empleó por primera vez dos faroles de forja como compañía de la Cruz de Guía
Pese a que las previsiones meteorológicas eran bastante negativas para el Martes Santo en Ciudad Rodrigo, la jornada se acabó saldando de una forma ciertamente favorable, ya que, aunque llovió, apenas lo hizo con fuerza durante un pequeño rato en plena tarde (posteriormente chispeó un par de veces más), llegando incluso a despejarse el cielo para posibilitar en plena noche la procesión de las Cinco Llagas de Cristo de la Ilustre Cofradía de la Santa Cruz.
Eso sí, la Cofradía apostó por un recorrido ligeramente más corto del inicialmente previsto (lo que despistó a unos cuantos espectadores), evitando la salida al Registro y al Paseo Fernando Arrabal, retornando de este modo al trayecto original que tuvo esta procesión en su estreno en 2018 (al salir a la calle Muralla, se giró hacia la derecha en dirección a la Rúa del Sol y no hacia la izquierda hacia la calle Madrid). Además de este cambio de trayecto, la procesión tuvo dos novedades, uno de ellos de bastante relevancia: el Cristo de la Buena Muerte protagonista de la velada fue sobre un bastidor metálico a la hora de ser portado a hombros por varios cofrades.
Como se puede ver en las imágenes, el Cristo de la Buena Muerte procesionó a una altura notablemente más elevada que en años previos, con el objetivo de que pudiera ser contemplado mejor por el público que, debido a la fría tarde que había hecho, no fue tan numeroso como en años previos (justamente a la hora de la procesión hubo un respiro en ese apartado). Hay que apuntar que el bastidor contó con unos pequeños focos para iluminar la imagen del Cristo, que data del siglo XVI.
Este Cristo de la Buena Muerte fue en el ecuador de la comitiva de cofrades, que procesionaron de dos en dos con una túnica de color granate con capucha (que dejaba el rostro al descubierto) portando cirios, yendo por delante de todos ellos el muñidor y la Cruz de Guía de madera, en este caso acompañada como otra novedad por dos faroles de forja creados para la ocasión.
De esa comitiva formó parte el capellán de la Cofradía, Fernando Dias-Bailón, quién fue el encargado de dar lectura a las denominadas Cinco Llagas de Cristo (una serie de reflexiones) en cinco puntos: la Plazuela Cristóbal de Castillejo (una al principio, junto a la Residencia Obispo Téllez, y otra al final), junto a la Iglesia de la Venerable Orden Tercera, en el cruce de las Cuatro Calles y junto a la Puerta del Sol.
Cada una de las lecturas estuvo acompañada por la interpretación de una canción por parte del Coro de San Andrés. Fuera de esas canciones, durante la velada sonaron tres tambores de la Banda de la propia Cofradía. Hay que apuntar que en la procesión no tomaron parte representantes de las otras cofradías de la Semana Santa Mirobrigense, por decisión de la Ilustre Cofradía de la Santa Cruz.