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Cerezal de Peñahorcada pone el broche al calendario provincial de matanzas con una cochina de 220 kilos
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UN POTAJE CON BACALAO HACÍA DE COMIDA

Cerezal de Peñahorcada pone el broche al calendario provincial de matanzas con una cochina de 220 kilos

Actualizado 23/03/2024 14:10
Miguel Corral

Los vecinos acudieron a la cita para presenciar el proceso matancero paso a paso, desde el chamuscado con paja de centeno al despiece y la subasta de piezas de carne, todo animado por los osnes de la gaita y el tamboril de Albert Calderón

Este sábado los vecinos de Cerezal de Peñahorcada volvían a vivir una nueva edición de la matanza tradicional, jornada que sería la última del calendario provincial de matanzas promocionadas por la Diputación de Salamanca como Fiesta de la Matanza Tradicional. Numerosas personas se sumaban a esta gran fiesta gastronómica en torno al cerdo y todo lo que le rodea, en esta ocasión con una gran cochina de 220 kilos de peso, y de la que Manuel y Santos, con su equipo de ayudantes, daban cuenta en menos de dos horas.

La jornada arrancaba con el desayuno típico matancero, en el que no podían faltar las famosas perrunillas y otras pastas acompañadas de aguardiente de La Ribera y licores, un momento al que seguiría el chamuscado con paja de centeno y la limpieza del cerdo.

Con este rico 'aperitivo' comenzaban las labores matanceras con Manuel Rodríguez como ‘director’, principalmente en el proceso de despiece, momento que estuvo amenizado por los sones de la gaita y el tamboril de Albert Calderón, tamborilero de Guadramiro, y un maestro ceremonias que fue narrando el proceso de la matanza.

Y mientras el matarife y sus ayudantes, con el alcalde Juan González al frente, daban cuenta de la cochina, en las escuelas se preparaba un potaje con bacalao para 150 personas, plato que estaría acompañado de postre, pan, vino y café, y que se serviría pasadas las dos y media de la tarde en la carpa instalada frente a las escuelas.

Poco a poco, los matanceros iban extrayendo cada pieza de la cerda para ser colgada en los varales instalados sobre unas patas de andamio. Cabe destacar los más de 15 kilos de peso de cada paleta y los 20 de cada jamón.

Una vez con las carnes ya frías, se procedería, entre los asistentes, a la subasta de cada una de las piezas del cerdo, una buena manera de llenar la despensa a un precio inferior de lo que se encuentra en el mercado.