Mariano Martín Martín ofrece una composición en torno al Día del Padre que se conmemora este martes
Porque te quiero padre
y no otro lazo que engarce.
Porque te quiero amor
y no otro don de sentimiento.
Porque te quiero luz
y no reflejo de otro sueño,
me postro ante ti
siendo el hijo que soy,
aguardando recibir tu sacramento.
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Nací, cuando tú ya estabas
y fui, siendo lo que tú ya eras,
de ti recibí
abracé las huellas,
por ti me fundí
en la tierra con las flores,
y en el cielo con las estrellas
para vivir un jardín,
de otoños y primaveras
que se asemejaran a ti.
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Porque de carne fuiste
hecho de cuerpo entero.
Porque en tu doctrina te vi
y de tu credo supe.
Porque alimenté mi vida
con tu vida y al momento,
y en el tropiezo y la caída
recibí tu entendimiento,
eternamente rememoraré tu cruz erguida.
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Pasaste sobre mí
como ese aliento,
que solo puede resurgir de ti
a pesar de los temores y tormentos,
de que dispone cada padre en su vivir
haciendo de lo suyo un claro ejemplo,
con un fin
el de unir bajo el mismo mandamiento
a los hijos, monumentos,
que al padre deben de aludir.
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Porque siendo hijo, te quiero padre
y porque, padre, te quiero,
con espíritu de hijo
enmarco el tiempo,
de la era en que testigos fuimos
del amor y de la sangre,
con que Dios en su infinita misericordia
quiso bendecirnos.
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Hoy, en tu día, Padre
te ruego me quieras como Hijo,
y beses a mi Madre.