Además de la gran variedad de artículos en venta, lo que hace exclusivo a este establecimiento es su taller de reparaciones de todo tipo de marroquinería
En la avenida de Filiberto Villalobos número 64 de Salamanca se encuentra un negocio veterano y de los que ya no quedan en la capital salmantina. Se trata de Bol-Plax, un establecimiento con casi medio siglo de andadura donde se puede comprar una gran variedad de artículos; pero lo que lo hace único a este lugar es que puedes acudir para ‘salvar’ una maleta, un bolso, un cinturón… Un servicio especializado de arreglos que no se ofrece en ningún otro sitio de la ciudad.
Antonio Sánchez Torrecilla lleva las riendas de Bol-Plax, un comercio, al que se une el taller ubicado en la parte de atrás del establecimiento. Hace 47 años decidió abrir esta tienda para su mujer. Él, tal y como cuenta, tenía una fábricade bolsos en la calle Villares, pero “cuando cogí este local, me vine con todo para aquí, y fue cuando puse el taller en la tienda”. Ahora atiende la tienda y hace arreglos en su taller. Lleva “toda la vida dedicado a esto”.
Un servicio de calidad y un amplio catálogo de regalos y complementos, con esa cercanía y trato que caracteriza al pequeño comercio salmantino. La lista de artículos que tiene a la venta Bol-Plax es casi interminable: llaveros, bolsos, juegos de café, monederos, billeteros, cinturones, paraguas, muñecos para los niños, joyeros, relojes, despertadores, figuras de china, pendientes y un largo etcétera. “Hay de todo un poco”, como dice Antonio Sánchez.
Además de esta gran variedad de artículos disponibles, lo que más destaca de este establecimiento es su taller de reparación. “Arreglo bolsos, maletas, mochilas, cinturones… todo lo que sea marroquinería”, explica. Y como es único en Salamanca, “todo el mundo acude” a él, por lo que siempre tiene “mucho trabajo” y “antes de 30 días” no puede tener un arreglo terminado. Los arreglos “no los hace nadie aquí”, en Salamanca, por lo que “el que quiera arreglar algo tiene que esperar de 30 a 40 días de media”, apunta.
El tipo de arreglos también es muy variado. “Unos son complicados y otros no”, señala, y añade que “de cremalleras de maleta es lo que menos hago, porque hay que desarmarla totalmente y sale muy caro; si es poco y se puede coser a mano, lo hago; pero si es mucho, no, porque sale más barato comprar una maleta; yo siempre se lo aviso al cliente”.
Entre los arreglos más demandados también hay mucha variedad: “De todo, el enganche de la bandolera de los bolsos, los piquetes de las asas que se han roto… la verdad, es que se arregla de todo”. Entre las reparaciones que más hace de maletas, es “el mecanismo que sube y baja; es lo que más se estropea”.
Un establecimiento único y veterano, “de toda la vida” y que se mantiene vivo en el barrio de San Bernardo de Salamanca, aunque también ha notado la bajada de la ventas por la competencia de las grandes superficies. “Cuando hace frío o calor, la gente se va a los centros comerciales, allí están bien y compran de todo a la vez”, comenta Antonio, “pero no me puedo quejar”, porque asegura que tiene ventas, incluso “cuando estoy buscando un artículo para alguien, se fijan en los productos que tengo en la tienda y compran alguna otra cosa más”.