Felicidad, divino tesoro

Tener buena relación con tus amigos y familia es fundamental para ser feliz. Ya sabíamos que sin unas buenas relaciones con todos los que te rodean es difícil que se dé la felicidad, pero un estudio de la prestigiosa Universidad de Harvard (EE. UU.) ha venido a ponerle datos y detalles científicos a uno de los asuntos más abstractos e importantes para el ser humano como es la felicidad. Es más, el gran filósofo griego Aristóteles llegó a decir que el fin supremo del hombre es la felicidad.

Ese bien supremo llamado “felicidad” que perseguimos con ahínco, pero que con frecuencia percibimos como una entelequia, algo difícil de obtener. Para algunos, la fuente de la felicidad está en las pequeñas cosas del día a día, fáciles de alcanzar, pero con frecuencia difíciles de identificar y de darle el oportuno valor que se merecen. Para otros, nuestra fuente de felicidad se encuentra en aquellas cosas que están fuera de nuestro alcance o control, que se nos escapan de las manos.

Para la Universidad de Harvard, el verdadero secreto de la felicidad está en cómo son tus relaciones con los demás. Afirmaciones basadas en su investigación, cuyos resultados vieron la luz en febrero de 2023. Se trata de uno de los estudios científicos más largos de la historia sobre el Desarrollo Adulto y el más longevo de la historia sobre la felicidad.

En el estudio, iniciado en 1938 y prolongado durante 84 años, participaron más de 700 jóvenes con antecedentes sociales opuestos: unos estudiantes universitarios y otros de ámbitos sociológicos más desfavorecidos. En el seguimiento que el estudio hace de sus vidas se ve los distintos caminos seguidos. Aquellos jóvenes se hicieron médicos, albañiles, abogados, políticos, mecánicos, profesoras... Algunos ascendieron en la escala social, otros cayeron en el alcohol, la droga o la esquizofrenia (apunta el Dr. Robert Waldinger, uno de los principales investigadores y también uno de los cuatro directores que ha tenido el Harvard Study of Adult Development.

Una de las preguntas claves del estudio era si, ante una situación de necesidad, tenían alguien a quien llamar. Quienes respondieron afirmativamente no solo eran más felices a lo largo de sus años, también contaban con una mejor salud y vivían más tiempo. De ahí que, para la Universidad de Harvard, lo que marca un hito en nuestra vida son tus conexiones interpersonales, tus relaciones públicas o sociales, más allá de la creencia pública, bastante común, de que el dinero es el factor clave para alcanzar la felicidad, aunque en realidad solo contribuya a ello, u otros que piensan que lo es el amor. Yo pienso que sin el amor de tu pareja y el amor a los demás, tampoco pueden darse unas buenas relaciones. Hermann Hesse es más contundente y afirma que “La felicidad es amor, no otra cosa. El que sabe amar es feliz”.

El estudio y seguimiento de los sujetos de la muestra, arriba mencionados y de los cuales aún viven 60 de ellos, permitió hacer una radiografía de la felicidad, utilizando variables físicas, analíticas, mentales, sociológicas y hasta de ADN. Además, se analizó el cómo las experiencias de toda una vida afectan a la felicidad y la salud de las personas implicadas, y que las emociones se contagian a las familias y a la gente que nos rodea.

Todo parece indicar y en ello coinciden expertos, opinión pública e investigaciones específicas como la descrita, que cultivar nuestras relaciones personales, manteniendo una buena relación con nuestra familia y amigos, ayuda a reforzar nuestra autoestima, mejorar nuestro desarrollo personal, sentar las bases de la felicidad y mantenernos más sanos. Evidentemente, estamos hablando de unas buenas relaciones y sanas, porque también hay relaciones tóxicas que te llevan a la infelicidad o que te hacen la vida imposible.

A las tesis de Harvard, ya comentadas, habría que añadir que las buenas relaciones no son el único determinante de la felicidad. Creo que el sentido de la felicidad no hay que buscarlo tanto fuera como dentro de uno mismo. Porque hay aspectos importantes de la felicidad relacionados con el carácter y la actitud que, desde mi punto de vista y el de otras muchas personas, contribuyen y son claves para que aquella sea una realidad.

Entre esos factores claves están el hecho de ser optimista ante las realidades de la vida; ser agradecido en la vida y con la vida, en relación con las personas que nos rodean y con nosotros mismos; evitar la postergación de nuestras responsabilidades, para que no interfieran en nuestro tiempo de descanso y disfrute, generando angustia y estrés; ser resiliente, resistente, para adaptarse a las adversidades, superarlas y convertirlas en una oportunidad para crecer personal y profesionalmente; hacer ejercicio físico, siempre beneficioso para nuestra salud, el bienestar y la estabilidad mental. Todo ellos son factores de gran aporte a la felicidad.

Parafraseando al gran poeta nicaragüense Rubén Darío, cuando en su libro de poemas “Cantos de vida y esperanza”, publicado en 1905, cita por primera vez la ya popular frase de “Juventud, divino tesoro”, bien podríamos decir que la felicidad es como un divino tesoro que todos buscamos pero que no es fácil de encontrar a pesar de la abundante literatura, investigaciones y deseos de alcanzarla.

Hay otros muchos aspectos de la felicidad que no hemos podido tocar aquí, especialmente, que puede significar una cosa distinta para cada uno, pero tenemos que cerrar con el deseo de felicidad para todos y que sean bienaventurados quienes la alcanzan y disfrutan de ella.

Les dejo con *FELICIDAD* de AL BANO y ROMINA POWER :

https://www.youtube.com/watch?v=RHd7CrVHUx8

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© Francisco Aguadero Fernández, 8 de marzo de 2024