Esta semana sólo podemos pensar en las flatulencias preámbulo de la deposición que está por llegar. Hemos aceptado el chándal como prenda de vestir. Hemos normalizado el arte corporal integral. Llamamos arte urbano a la mierda de las pintadas que tenemos que ver año tras año, a la fuerza, durante nuestros paseos. Llamamos fijos discontinuos a los parados, hombres de paz a los terroristas, ricos a los que ganan treinta mil euros, cine a la basura, terroristas a los agricultores y ganaderos, etc.
Nadie podía afirmar hace unos años que la civilización occidental llegaría a tal grado de cretinización que con el pretexto de las flatulencias de las vacas se justificase su sacrificio por el cambio climático y para inducir a la precariedad alimentaria o al hambre además de imponer un totalitarismo en ciernes injustificado. La agenda 2030 destruyendo las bases de las economías de los países y su cultura. La sociedad empieza a estar cansada de tanta prohibición e imposición por parte de estas autocracias supranacionales. Los gobiernos están para administrar las necesidades de los ciudadanos no para creárselas o imponérselas. En Europa hay unos 254 millones de automóviles y un millón y medio de eléctricos, quieren prohibirlos cuando el resto del mundo seguirá funcionando con combustibles fósiles. Destruiremos nuestra libertad y la industria del automóvil para que otros nos los vendan peores. Mientras los vehículos eléctricos siguen explotando y parándose por las bajas temperaturas. Las baterías no duran ni la misa la media con el frío. Parece que las recargan los osos polares. Alemania dice la semana que viene no a subvencionar el eléctrico.
Elon Musk, que se entrevistó con Abascal en Italia, afirmó que es primordial que los europeos vuelvan a tener hijos y formar familias, y advirtió al continente contra el virus woke. También dijo que la inmigración ilegal es una amenaza crítica para Europa. En España hay unas setecientas cincuenta mil pagas la mayoría destinadas a inmigrantes ilegales, cien mil a españoles no sabemos de qué pelaje.
Los jóvenes no es que estén menos interesados en tener un coche y un piso propio sino que no pueden permitírselo. No es que esté de moda el coliving ni el andanding. La precariedad laboral y el ataque constante por parte del gobierno al pequeño empresario hace que no haya oportunidades. Es como querer prohibir fumar al aire libre y no se prohíbe ir por la calle con cuchillos y machetes por parte de nuestros turistas del sur. Parece que España es el país donde el más tonto del colegio, instituto y de la universidad ahora acaba en el Congreso vengándose de las tortas que le han dado en el recreo y de los bocadillos que le han quitado. Del ELA seguimos sin acordarnos. Aunque se han atrevido a tocarle el programa al Mota. Tras la borrachera por las calles de Almendralejo hemos leído la noticia que los de Junts apoyan a los alcaldes que reclaman expulsar a los inmigrantes delincuentes multirreincidentes. La entrada de Ucrania y Moldavia en la UE va a suponer otro lastre para España y sobre todo para su agricultura y ganadería, además del resto de naciones europeas. La guerra de Ucrania hace tiempo se da por perdida.
En España parece que estamos entrando en el pesimismo constante. No se ve la salida a lo que se nos viene encima. Hay cuestiones y debates que mientras no son planteados no sacan a la sociedad de su adormecimiento o cansancio del día a día. En España la sociedad suele estar escasa de remordimientos y de memoria, en parte porque toca trabajar mucho para juntar algo de dinero, también porque el chandalismo y chanclismo poligonero imperante no da para más. Cuando se va a comprar el pan en chándal sin lavarse la cara un país va mal. Las charos ya no educan. La omisión, la negativa a actuar, a ayudar, a entender, a colaborar, a escuchar, a disculparnos, a comprender y a ayudar, es lo normal cuando el ciudadano se arropa de vagancia, y es el delito más extendido en la España de la infinita transición hacia no se sabe dónde, de la eterna huida hacia adelante. Los amantes de lo correcto firman lo que han hecho otros en la sombra o en el zulo. La gente válida se la aparta de la vida real un día sí y otro también avergonzada y descorazonada por lo que ve. Al final abandonan. Salvo alguna brava excepción.
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