Alimentos de kilómetro cero en Salamanca: ¿qué ventajas tiene consumirlos?

“Empujar el carrito de la compra es un acto político”. Esta cita de la escritora y veterinaria María Sánchez nos recuerda que consumir productos de proximidad es más sostenible y además contribuye al desarrollo del territorio. La Sandía cumple este 2024 veinte años de activismo en Salamanca, dos décadas militando en la ecología y fomentando el consumo de alimentos ecológicos directamente del productor.

Hoy este grupo autogestionado de forma asamblearia y horizontal está integrado por cuarenta personas que a lo largo de estos años han establecido lazos con productores de Salamanca, Zamora y Valladolid gracias a los cuales llenan su cesta de la compra fuera del supermercado. “La prioridad es la cercanía y el conocimiento directo del productor sin intermediarios”, explica Lara Willmott, integrante de La Sandía.

Esta cooperativa parte del objetivo principal de reducir la huella ecológica. Comprar productos de cercanía y locales reduce el impacto ambiental porque, entre otras cuestiones, evita el transporte y el uso de productos químicos que permiten la conservación de la fruta y la verdura. “Desde el punto de vista humano, tenemos una relación directa con los productores; estamos aportando a la economía local apoyando a gente que intenta sacar adelante un producto ecológico de calidad cerca de Salamanca”, subraya Lara. La integrante de La Sandía añade que el consumo de productos ecológicos tiene también grandes beneficios para la salud, ya que no se utilizan pesticidas ni ningún tipo de producto nocivo en su cultivo.

¿Cómo se “hace la compra” en La Sandía? Lara explica que los productores hacen cada semana una lista de los alimentos de los que disponen. Ahora la huerta en Salamanca les ofrece acelgas, calabaza, patatas, cebolla, zanahoria, remolacha, kale, repollo, brócoli, berza… “Cada semana se hace el pedido y la persona elige lo que quiere, no hay cestas cerradas como en otros grupos de consumo de Valladolid o Madrid”, puntualiza. Además de verduras, los miembros de La Sandía compran pan ecológico y huevos; y de forma más puntual (mensual o una o dos veces al año), detergente, pasta y arroz. “Son productos que vienen de más lejos, así que intentamos reducir la huella haciendo pedidos más voluminosos”.

¿Son más baratos los productos de cercanía? Lara, en representación de La Sandía, asegura que sí. “El productor te vende directamente a ti, no hay un coste de intermediarios. Es más económico que comprar productos ecológicos de herbolario o de supermercado”. Sin embargo, matiza una excepción: la verdura muy barata que ofrecen las grandes superficies.

Lara anuncia que cualquier persona interesada se puede acercar a La Sandía, que se reúne los miércoles de 20:00 a 21:00 horas en el local de CGT en la calle Pérez Oliva, 2. “Cada uno participa en la medida de sus posibilidades. Todo el mundo tiene que asumir ciertas tareas de manera mensual, pero están adaptadas a las necesidades de cada persona”. La recogida de productos, el reparto, el contacto con los productores, la gestión de la página web… son tareas que van rotando entre el grupo y que son imprescindibles para que La Sandía sea veinte años más un pulmón para los pequeños huertos de cultivo ecológico de Salamanca y sus alrededores.