La cooperativa de mujeres Macotextil sigue confeccionando moda de mujer, mientras en estas fechas se vuelca en encargos más que especiales para el nacimiento y la llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar
Son actualmente cinco las integrantes de la Cooperativa Macotextil, quienes continúan imparables su labor que en Navidad, lejos de parar, tiene encargos aún más especiales e importantes.
Haciendo historia, para conocer su origen debemos trasladarnos hasta el 13 de noviembre de 1965, momento en el que echaba a andar esta cooperativa en Macotera que hoy tiene a sus espaldas 58 años de vida, centrada principalmente en la confección de todo tipo de prendas de señora y preparada para cualquier trabajo relacionado con el mundo textil y del vestir.
Tal y como explican, “la idea surgió por la necesidad de aquellas mujeres jóvenes que se quedaron en Macotera en los años sesenta en los que la emigración dejó vacíos los pueblos pequeños” llegando gracias a una iniciativa de José Flores, reconocido maestro y alcalde macoterano, quién desarrollaba la idea junto a Don Pedro, un sacerdote que estuvo durante un tiempo en localidad.
Su idea, propia de visionarios en aquel tiempo para incorporar a la mujer a la vida laboral en el medio rural, fue tan determinante que poco tiempo después de su planteamiento echaba a andar, contando en su historia con cerca de 150 mujeres en sus diferentes puestos y algunos hombres, cantidad que ha ido mermando hasta las cinco actuales que forman la plantilla de la empresa.
Todas y cada una de ellas muestran una ilusión desbordante por su trabajo, pues en estas fechas han recibido unos encargos más que especiales, ya que son las encargadas de vestir a parte de los integrantes del Belén y la corte de los Reyes Magos en la localidad.
“Llevabamos unos años con ganas de dar un nuevo aire al belén y nos hemos puesto manos a la obra sin pensarlo dos veces” explica Teresa, una de las trabajadoras. Un empleo que ha comenzado a tomar forma a última hora, casi con las fechas festivas ya encima, pero que no ha supuesto problema ya que, tal y como apunta “hemos recibido ayuda de fuera y es muy de agradecer, ya que siempre hay gente pendiente de nosotras que ha donado telas o adornos para la confección”.
Y así, entre el empeño de las integrantes de la cooperativa y el apoyo vecinal este año han logrado que José, María y el paje de Baltasar puedan estrenar y contar con renovado vestuario en la Villa macoterana, labor que también se extiende a municipios cercanos como es el caso de Tordillos, desde el que han pedido ayuda para que los monarcas mágicos puedan contar con trajes de calidad para su recorrido por las calles de la localidad, algo para lo que también se ponen ‘manos a la obra’ con el fin de que puedan contar con las prendas listas y luciendo la calidad que las caracteriza antes de la llegada de la esperada recepción real.
Sin duda son encargos más que especiales para los que hoy están trabajando casi sin descanso ya que, tal y como afirma Teresa “llevamos días que no soltamos la aguja y el hilo casi en todo el día, incluso en casa estamos dándole vueltas a los retoques y las creaciones para que todo este listo para la ocasión”.
Estas prendas se alejan y mucho de su trabajo habitual, que desde el nacimiento de la cooperativa ha pasado por diferentes estilos y prendas, desde sus inicios con la confección de pantalones, camisas o vestidos, siempre a través de una empresa textil. El paso del tiempo ha hecho que vayan reconvirtiendo su estudio de trabajo, aunque siempre dispuestas a todo lo que se les pueda plantear como ayuda, algo que se pudo ver y vivir durante la pandemia, ya que de sus manos salieron buena parte de las mascarillas de tela que protegieron del virus a los macoteranos y parte de la comarca, algo que hicieron desde sus casas y organizadas de una manera perfecta, como si de un ejército se tratara.
Hoy ya se están centrando en otra línea de prendas, siempre buscando la vanguardia de los diseños, pero principalmente orientadas a moda de mujer, confeccionando en la actualidad prendas como pueden ser abrigos, chaquetones o capas, eso sí, siempre desde la confianza y la cercanía que ofrece el esfuerzo y la dedicación que ellas ofrecen a cada prenda, ya que supone todo un escaparate de lo mucho que puede hacer la unión en el medio rural para impulsar el trabajo y el futuro.