Una tradición que reúne a los poetas en torno a las obras de arte de una Salamanca sorprendente
Estamos en El Toscano oliendo a café, a mañana cálida, a charla sabia… y la exquisita pareja que recibe el calendario, obsequio del fotógrafo y poeta Amador Martín, le devuelve una hermosa frase para terminar el año “Que tengas salud para hacerlos muchos años más”
¿Qué tiene de especial el calendario que año tras año La Cadena COPE y el fotógrafo que mejor retrata Salamanca realizan con la ayuda de sus patrocinadores y la colaboración de los escritores salmantinos? Este proyecto que ya es un clásico desde hace siete años, cuando el periodista radiofónico, Orestes Bazo, enamorado de los cielos de las fotografías de Amador Martin le propuso realizar este recorrido nuestro por los meses que, un año después, el artista quiso compartir con sus amigos poetas, uniendo palabra e imagen al paso de de los días. Desde entonces, el calendario de la COPE se ha convertido en una hermosa forma de contar los días, solazándonos con las fotografías de un poeta de la luz capaz de concitar en torno a su persona a los autores de esta Salamanca nuestra.
Pero aún no hemos descubierto el encanto que tiene este año el calendario de Amador, cuya concepción está ligada con SALAMANCArtvALDÍA, periódico en el que ambos, Amador Martín y yo, Charo Alonso, recorremos los itinerarios del corazón, los rincones salmantinos que, en ocasiones, nos quedan más a trasmano, olvidados por la prisa. De estos artículos quincenales sobre la ciudad que amamos, ha partido el calendario de un 2024 en el que han colaborado generosamente los autores que siempre responden a la llamada de Amador, gestor cultural, poeta y fotógrafo tan presente en esta ciudad nuestra. Sus imágenes, cuidadísimas, ilustran el paso de los días que ha ordenado junto con Miguel Sancha Zúñiga, director de la COPE, acompañadas de un texto de quienes han colaborado con el proyecto a lo largo de todos estos años. No están todos los que son…. Pero sí representan muy bien el lazo que Amador ha conseguido estrechar entre la Salamanca que paseamos y él retrata eternamente enamorado, y la poesía que envuelve a sus admirables amigos, versos de luz sobre la Salamanca de un año que confiamos en paz, deseando a todos el bien que debemos construir con todas las manos.
Y son las manos de la magnífica recreación del Maestro Salinas, obra del escultor Hipólito Pérez Calvo, las que abren el año. Zamorano de nacimiento, el artista nos regala una versión a la vez figurativa y abstracta del músico ciego cuyo texto, como no podía ser de otra manera, firma uno de los amigos de Amador, el insigne oftalmólogo Manuel Marcos Robles. Una pincelada apenas, una mirada certera para el mes en el que se celebra la fiesta de San Francisco de Sales. Como en febrero cuando la luz comienza a aumenta, celebramos a San Pedro Damián y a las cariátides del escultor salmantino Damián Villar, desconocidas en su fachada de la calle Azafranal, que tienen en la fotografía y en el poema de Amador Martín, la gracia de la luz, el don dorado de la piedra salmantina. Belleza en estado puro para las manos de dos artistas, los hermanos Churriguera, captados casi fotográficamente por el escultor Fernando Mayoral, que recrea el poeta y profesor Alfredo Pérez Alencart. Plaza soleada trazada por los artistas que levantaron también la fachada de cristal, hierro y piedra de la Casa Lis, a quien glosa un Antonio Colinas en estado de gracia frente a la magnífica fotografía de Amador. Levedad de la belleza que tiene el recuerdo de la obra de uno de los escultores de los que más se hablará en este 2024 que apenas empieza: Núñez Solé, a quien acaricia con uno de sus magistrales haikús, la poeta y profesora Mª Ángeles Pérez López. Luz y fiesta del trabajo en un mayo alegórico al que le sigue el recuerdo de uno de nuestros museos más originales, el del Monasterio de las Claras, pintura sobre la pared que restituye en forma de poesía Elena Díaz, siempre fiel compañera de los proyectos de Amador, quien tuvo el privilegio de visitar antes que nadie la puerta interior del Carmen de Abajo, obra de Manuel Lara Churriguera y que glosa el artífice de su reforma, Ricardo Alonso. Un rincón más que sumar a esta Salamanca nuestra inacabable que se hace Museo en la casa del Obispo, Museo Diocesano que guarda la obra del Maestro Gallego, aquel que pintó el cielo de Salamanca y que, gracias a Juan Andrés Martín, a Eduardo Azofra y a Tomás Gil, descubrimos como un artista fundamental de Salamanca. Agosto, el mes de la Virgen, tiene en la coronación, música de esferas y palabras de un sabio Tomás Gil en este museo que también ilustra el mes de la Santa, el octubre Teresiano que tiene los versos de Verónica Amat para ilustrar la original Santa Teresa de Venancio Blanco.
Artistas de una ciudad que se ha visto engrandecida con un nuvo medallón en la Plaza de todos, el del rey que nos dio universidad e importancia. El Alfonso IX del escultor Oscar Alvariño por fin ocupa su espacio y se hace robusto y señor en los versos de Ana Sánchez Díaz de Collantes, septiembre de Ferias y Fiestas. Poemas que los autores han escrito para cada imagen y que recuerdan en noviembre, el mes de los difuntos, a uno de nuestros grandes artistas en el olvido a la vera del río, Genaro de No y su Trinidad hecha mural que he tenido el privilegio de convertir en regazo donde descansar del tráfago de los días. Entrega amorosa para el mes de los niños, el diciembre de una de las obras del Maestro Casillas que ama Amador, el niño del avión que vuela en las palabras de la poeta Mónica Velasco.
Palabra y obra que recorren cuidadosa, amorosamente los días de esta Salamanca nuestra llena de gracia. Una ciudad mimada por los artistas, recorrida por los fotógrafos, relatada por los periodistas, los escritores, aquellos que la vivimos y la convertimos en materia memorable de una sola mirada. Y la mirada, año tras año, es la de Amador Martín, mirada limpia de luz y palabras compartidas, amigos artistas, admirado conocimiento de aquellos a los que recordar y hacer vivir su obra. Es una celebración de reconocimiento. De amor, de afecto y de muchas manos para realizar este calendario del tiempo nuestro que es una obra de arte y un paseo privilegiado por los artistas que han vivido la ciudad que tan bien retrata en su recorrido, itinerario del corazón, José Amador Martín, poesía que fotografía, fotografía en el verso de la luz. Días que pasan en el almanaque que recuerda, muro nuestro, la sucesión de las estaciones.