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San Andrés viaja 9 siglos atrás celebrando una misa según el rito hispano-mozárabe
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CIUDAD RODRIGO | RELIGIÓN

San Andrés viaja 9 siglos atrás celebrando una misa según el rito hispano-mozárabe

Actualizado 29/11/2023 23:56
David Rodriguez

Para poder llevar a cabo esta concurrida celebración, la Parroquia ha contado con el permiso del Arzobispo de Toledo y Primado de España

La Parroquia de San Andrés de Ciudad Rodrigo abrió en la tarde del miércoles los actos que ha preparado para festejar al Santo que le da nombre (aparece en el calendario este jueves) con una cita histórica: una misa según el rito hispano-mozárabe, que un Papa de Roma prohibió en el siglo XII para intentar unificar mediante el rito romano la liturgia de la Iglesia Católica (a partir de entonces sólo la pudieron celebrar los cristianos que vivían en tierras musulmanas), según explicó el párroco, Tomás Muñoz Porras.

Para poder llevar a cabo esta misa tan especial, la Parroquia de San Andrés ha tenido que pedir permiso al Arzobispo de Toledo, Francisco Cerro Chaves, al ser el Superior Responsable del Rito Hispano-Mozárabe. En este sentido, el Canciller-Secretario General de la Diócesis de Ciudad Rodrigo, Prudencio Manchado, fue el encargado de remitir el escrito, apuntándose en la contestación que se concede el permiso para la celebración -únicamente para la fecha indicada- “siguiendo la traducción oficial del Ordinario de la Misa y los textos correspondientes del Misal Hispano-Mozárabe editado por la Conferencia Episcopal Española y el Arzobispo de Toledo, así como la traducción autorizada”.

La cita era tan histórica que la Iglesia de San Andrés se llenó por completo (en las primeras filas estuvieron miembros del Equipo de Gobierno del Ayuntamiento), abriéndose la tarde con unas nociones por parte del párroco, Tomás Muñoz Porras, a modo de complemento de la guía que recibió cada una de las personas que se acercó al templo, donde para empezar se encontraron con que no había ambones en el altar, y que la mesa de ese altar estaba llena de velas, un crucifijo y otros elementos.

Tomás Muñoz Porras estuvo acompañado por los también sacerdotes Víctor Sevillano, Ángel Olivera, Rafael Caño y Juan Carlos Bernardos, el lector y acólito Daniel Mielgo, y tres monaguillos, que entraron en procesión desde la parte trasera del templo. En la primera parte de la misa, de Ritos iniciales, el Coro de San Andrés (que había estado preparando con mucho mimo la celebración) cantó himnos de alabanzas, mientras Tomás Muñoz rociaba con incienso el altar, algo que hizo posteriormente uno de los monaguillos por el templo.

A continuación, Daniel Mielgo entró desde esa parte de atrás con la Palabra de Dios para llevar a cabo la Liturgia de la Palabra, que fue la parte más parecida a una misa según el rito romano, con dos lecturas (con un Salmo entre medias) a las que siguieron la lectura del Evangelio por parte de Víctor Sevillano, y la homilía de la mano de Tomás Muñoz Porras. Durante la misma, el párroco quiso explicar por qué estaban llevando a cabo esta celebración, remarcando que “no es un capricho de Tomás ni un espectáculo pintoresco”.

Por un lado, expuso que con esta misa quería “reivindicar nuestras raíces religiosas y culturales” frente a las “corrientes globalistas de gentes ignorantes y malvadas que nos quieren despojar de nuestra historia”, añadiendo que suponía “dar la mano a los cristianos de hace más de 1.000 años desde la vieja Ermita de San Antón”. Por otro lado, el objetivo era “reivindicar la excelencia de la liturgia en la construcción de nuestra fe”, remarcando que “la celebración de los misterios es el corazón cristiano”.

Como tercera razón, expuso precisamente la unión de las raíces con la liturgia. A partir de ahí, y a modo de ‘ensoñación’ (dijo “quiero pensar”), relató que posiblemente a finales del siglo XII se celebró la misa según el rito hispano-mozárabe en la primigenia ermita románica de San Antón por parte de las gentes llegadas “de muchos sitios a estos arrabales: cientos de obreros, judíos que venían del sur...”. Por último, Tomás Muñoz Porras subrayó que con este acto “reivindicamos que somos cristianos antiguos orgullos de serlo”.

Tras la homilía, se inició la tercera parte, la de la Liturgia Eucarística, que contuvo buena parte de los momentos habituales en una misa según el rito romano, pero en otro orden y llevados a cabo de una forma diferente. Esta parte se inició con un canto por parte del Coro a modo de Laudes y la ofrenda de los fieles. Entre los objetos llevados al altar estuvo un velo con la cruz mozárabe que han tejido las hermanas Carmelitas, que sirvió para velar las ofrendas (cubriéndolas).

El siguiente momento destacado fue el de las Peticiones, “más abundantes” que en las misas romanas, que corrió a cargo de Víctor Sevillano; y el rito de la Paz, consistente en una oración leída por Tomás Muñoz antes de darse la paz como es costumbre. A continuación, tuvo lugar la Plegaria eucarística con la participación del párroco y los fieles, iniciándose lo que se conoce habitualmente como la Consagración, que Tomás Muñoz y Víctor Sevillano llevaron a cabo de espaldas a los fieles, como buena parte de lo que quedaba de celebración.

Tras el rezo del denominado Credo miceno (ya dentro del rito de la Comunión), Tomás Muñoz Porras procedió a fraccionar el Pan en 9 partes, asignándose a cada una de las cuales un misterio (Encarnación, Nacimiento, Circuncisión, Aparición, Pasión, Muerte, Resurrección, Gloria y Reino). La misa continuó con el rezo del Padrenuestro, de una forma totalmente diferente a lo habitual, ya que el párroco se encargó de dar lectura a cada ‘frase’, respondiendo los fieles a cada una de ellas con ‘Amén’.

Acto seguido, Tomás Muñoz Porras ‘presentó’ a los fieles el pan y el vino (en la parte denominada ‘Lo santo para los santos’), antes de procederse a la Comunión en sí, en la cual se repartieron el pan y el vino a todos los presentes. Siguiendo el rito estrictamente, todo el mundo debería haber bebido el vino directamente del cáliz, pero en este caso sólo lo hicieron los sacerdotes, el lector y los monaguillos.

Tras un cántico a la Virgen de la Peña encabezado por el Coro, la misa se cerró con la salida en procesión de los sacerdotes y monaguillos mientras el Coro seguía cantando, finalizando el acto (que duró 1h.10’) con un aplauso generalizado. Este jueves, la Iglesia de San Andrés tendrá a las 12.00 horas una misa solemne en honor al Santo que le da nombre que incluirá un ofertorio popular.