España no puede entenderse sin la perspectiva de los derrotados. De ahí la necesidad de la memoria, de esa memoria histórica y democrática de la que los vencedores quieren desentenderse y que ponen en solfa tantas veces.
Ilustrados, afrancesados, romántico heterodoxos, republicanos…, tantos y tantos españoles, que vivieron un sueño de otra España mejor, de otro mundo mejor. Y que hay que rescatar para la memoria de todos, para dignificar lo que somos, para construir el país del entendimiento, lejos del ruido y la furia que en el presente parecen querer imponerse, fuera de cualquier razón.
Estos días (como ya ocurriera este pasado verano), las oleadas de la memoria nos traen la figura del maestro catalán Antoni Benaiges (Mont-roig del Camp, Tarragona, 1903, fusilado en 1936 y cuyos restos aún no han aparecido), que diera clase en la escuela burgalesa de Bañuelos de Bureba, a través de la hermosa, intensa y emotiva película titulada El maestro que prometió el mar, estrenada en la última edición de la vallisoletana SEMINCI, dirigida por Patricia Font y protagonizada por Enric Auquer y Laia Costa.
Antoni Benaiges fue uno de los maestros adelantados que introdujeran en España los modernos métodos pedagógicos del francés Celestin Freinet, tan provechosos para los niños y que, a través de la llamada imprenta escolar, expresaban sus mundos y sus concepciones del mundo, a través de unas hermosas revistas, todo un paradigma –por los ejemplos que de ellas nos quedan en Las Hurdes, en la Bureba burgalesa y en otras áreas españolas– de creatividad y de visión encantada del mundo.
La figura del maestro Antoni Benaiges –por el interés que está despertando desde hace años– se está convirtiendo en paradigma, en emblema de todos los maestros republicanos represaliados y fusilados.
La bibliografía sobre él –y sobre esa entrañable historia, con un fin trágico, de su enseñanza en la escuela rural burgalesa durante los dos cursos que van de 1934 a 1936– es ya copiosa, a través del reportaje histórico, de la novela, del teatro y, ahora, de la cinematografía.
La obra teatral de Alberto Conejero y Xavier Bobés, El mar: visión de unos niños que no lo han visto nunca (cuya representación fue cancelada el pasado verano, en un triste ejemplo de censura, por el ayuntamiento burgalés de Briviesca), es un ejemplo de tal documentación sobre la vida y tarea del maestro catalán.
La película está basada en la obra de Francesc Escribano, de título homónimo, que ya, en 2013, se publicaría en catalán con el título de Desenterrant el silenci. Antoni Benaiges, el mestre que va prometre el mar (‘Desenterrando el silencio. Antoni Benaiges, el maestro que prometió el mar’), obra del indicado Francesc Escribano, Sergi Bernal y Francisco Fe.
Pero tampoco hemos de olvidar la hermosa y documentada novela del escultor y narrador burgalés José Antonio Abella, que ejerciera también de médico en la indicada localidad burgalesa, sobre Antoni Benaiges, titulada Aquel mar que nunca vimos (Valnera Literaria, Santander, 2020).
Antoni Benaiges un maestro que pertenece a esa perspectiva de los derrotados, sin la cual no se puede entender nuestro país. Un ejemplo de actitud humana, de entrega a la docencia de los niños, desde perspectivas modernas y humanizadoras, que se está convirtiendo en emblema de tantos y tantos maestros y docentes represaliados y fusilados por los vencedores, por ser republicano y por tener una visión transformadora del mundo.
Un maestro que se está convirtiendo en emblema de todos esos maestros y docentes que no pueden quedar en las cunetas de la historia, y cuya memoria hemos de rescatar, para que siga viva la dignidad de todos.
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