El folklorista salmantino y nuestro mejor guitarrista flamenco han compartido el Día de la Música con los alumnos del instituto de Garrido.
Uno de los rasgos que caracterizan al IES Mateo Hernández es su multiculturalidad, diversidad y espíritu creativo. Y es su salón de actos, siempre pleno de ecos, el espacio donde suenan las grandes celebraciones. Y la del día de la Música no podía faltar de la mano de un Departamento muy concienciado con “ser felices haciendo música” como afirma la profesora Josefa Ruiz y toca con palmas el guitarrista flamenco y docente del centro Francisco Luis Molina. Su trabajo estos días para acercar la música nuestra y la flamenca a los alumnos ha tenido un colofón de lujo: la visita del tamborilero y folclorista charro José Ramón Cid Cebrián y la del guitarrista, toda una institución en Salamanca, Nano Serrano. Ambos, generosamente, han dejado a un lado sus obligaciones para subirse al escenario del IES Mateo Hernández y hablar y tocar música charra y gitana.
Porque también de unión de culturas saben mucho Nano y José Ramón. Con su grupo “Charros y Gitanos” casan ambas músicas y recorren la provincia con este lujo de conciertos que nos recuerdan los sones de toda la vida bien macerados con la influencia gitana de dos pueblos ancestrales unidos desde siempre. Y ante un público tan diverso como entregado, José Ramón ha dado una breve clase de música popular salmantina antes de que gaita, tamboril y guitarra se trencen para tocar piezas de su repertorio charro y gitano antes de emprender un “Burro de Villarino” muy especial. ¿Por qué? Porque si han sido tímidas las voces, las palmas no podían estar mejor llevadas, y nuestros alumnos, venidos de todas partes del mundo, siguieron el ritmo de la música popular salmantina recogida por el cancionero de Dámaso Ledesma con la guía de Francisco Molina y Josefa Ruiz. La última pieza de Nano Serrano y José Ramón Cid Cebrián ya no tuvo necesidad de ninguna indicación, el público siguió las palmas espontáneamente.
Nano Serrano y José Ramón Cid Cebrián son dos músicos bregados ante todos los públicos y múltiples escenarios, pero seguramente hacía mucho que no se encontraban con uno tan especial. Además, acompañaron generosamente la versiones flamencas preparadas por los alumnos con la guitarra de Francisco Molina, un profesor llegado de Córdoba, intérprete cuyo instrumento parecía haber ensayado toda la vida con nuestro Nano Serrano, quien recordó que hay toda una cátedra de guitarra flamenca en esa Córdoba de Manolo Sanlúcar de la que viene el profesor del Mateo Hernández que, junto a Josefa Ruiz ha conseguido llevar esta celebración de la música nuestra y suya a una maravillosa experiencia compartida. Resuenan las palmas de los alumnos de secundaria en la alegría de la música, resuenan las dos guitarras entre dos aguas, el eco del tamboril charro y el taconeo de una de nuestras chicas bailando flamenco vestida de rojo, así como los teclados y el violín que tantos ensayos han tenido durante sus clases y recreos. Es la magia del escenario.
Y el aplauso. Las ganas de más, y la reflexión atinada de Nano Serrano y de José Ramón Cid Cebrián que recuerdan los conciertos pedagógicos que enseñaban a los alumnos a disfrutar de la música. Música para que aprendan y aprecien lo suyo –esas panaderas que también han trabajado los alumnos de segundo de la ESO- así como la música que forma parte de nuestra cultura. Que no sea precisamente la música algo que deba aprenderse fuera, sino en el centro público, para todos, y más, vista la entrega de este público al que se le iban los pies y las manos entre risas. Una experiencia generosa que nos regalan dos músicos veteranos, entregados, dispuestos a la enseñanza, y un empeño de los docentes desde el rigor y la alegría. Alegría con aires charros, palmas al compás de la alegría. Hoy, día de Santa Cecilia, los alumnos del IES Mateo Hernández le han hecho coro a José Ramón Cid Cebrián y a Nano Serrano.