El perfil del turista de la comunidad es un viajero con capacidad adquisitiva, que ve en Castilla y León un espacio para el placer y que dejó más de 2.191 millones de euros en el año 2022
Si viajas y buscas lugares diferentes, Castilla y León es tu destino este Otoño-Invierno. En familia, en pareja, con amigos, de negocios… en esta comunidad cada visitante puede encontrar naturaleza, salud y bienestar, arte y patrimonio y la mejor gastronomía.
Así, Castilla y León se ha convertido en un referente nacional lleno de atractivos, cuyo paisaje y patrimonio se ha desprendido en los últimos años de los harapos machadianos para desplegar un potencial cultural, natural, patrimonial y turístico de primer orden, alternativo a la España de sol, playa y sangría.
Una Castilla y León que descubren cada año más personas, atraídas por el patrimonio y la naturaleza, pero también por las acciones que la propia ciudadanía ha ido impulsando para ampliar el espectro económico de sus pueblos. En 1995 –primer año registrado-, 2.272.559 personas visitaron la Comunidad. La cifra que se duplicó apenas cinco años después, en 2000, para continuar una pronunciada tendencia solo interrumpida por la pandemia.
Casi 9 millones de personas recorrieron nuestras calles, bosques y senderos en 2019, una cifra que aún no se ha recuperado el pasado ejercicio, pero que podría rebasarse este 2023 a tenor de los datos del primer trimestre: 1,3 millones de visitantes hasta marzo, sin contar una Semana Santa que ha batido todos los récords, con un impacto de más de 83 millones de euros, un 35% más que la campaña anterior y un 23% más que en 2019.
El sector todavía no es capaz de compensar los problemas estructurales que tiene la región, como el abandono del mundo rural y la despoblación. Pero existen ejemplos esperanzadores que marcan un camino. “Desde la década de los noventa comenzó a replantearse la idea del campo como un espacio orientado exclusivamente a la producción de alimentos destinados al consumo de la población. Se empezó a plantear la posibilidad de llevar a cabo nuevas actividades económicas, culturales, sociales y ecológicas para diversificar su economía”, describe el doctor en Geografía y profesor de la UNED Julio Fernández Portela. En su investigación Las rutas del vino como motores de dinamización socio-territorial: el caso de Castilla y León ha analizado los datos e informes de los visitantes de bodegas y museos dedicados al mundo del vino, que crecieron un 167 % en la década entre 2008 y 2017, hasta los 3,2 millones, y la tendencia continúa, con más rutas y bodegas visitables. Un ejemplo que puede extrapolarse a la naturaleza, el patrimonio o la gastronomía.
La proximidad de Madrid es una aliada. En marzo de 2023, tres de cada diez visitantes eran madrileños. La cara contraria de la gentrificación es la paz de nuestros pueblos y capitales, donde buscan experiencias, paseo y comida. Y es ahí donde está la clave.
¿Cuál es, pues, la clave para subirse a esta tendencia? Para averiguarlo hay que comprender mejor quiénes son esos 9 millones de turistas. Más de la mitad superan los 45 años de edad (el 55,8 %, según los datos de 2022 del Observatorio Turístico de Castilla y León). Y otro dato importante es que el 56 % tiene estudios universitarios y un 33,8 % tiene al menos el bachillerato o formación profesional. Un perfil de viajero hedonista, con capacidad adquisitiva, que ve en Castilla y León un espacio para el placer y que dejó más de 2.191 millones de euros en el año 2022.
Coincide en ello el investigador soriano Joaquín Latorre, que ha profundizado en el sector del micoturismo en su tesis doctoral para la Universidad de Valladolid. Observa que los turistas interesados por el mundo micológico muestran tres dimensiones motivacionales: crecimiento personal, desconexión y nostalgia. Y los clasifica entre “buscadores de emociones”, con un nivel de estudios alto y un propósito de disfrute; y los “buscadores de ocio”, más centrados en estancias cortas y excursiones de un día.
Además, repiten: siete de cada diez visitantes habían estado ya anteriormente en Castilla y León, según el Plan Estratégico Turístico de la Junta. Y en eso juega un papel importante la calidad del alojamiento, donde invierten el 23 % de su presupuesto de viaje. La oferta hotelera tradicional se ha diversificado con otros modelos, desde las casas rurales hasta las viviendas privadas de uso turístico, pasando por campings o incluso áreas de autocaravanas. De hecho, marzo de 2023 terminó con 10.538 establecimientos turísticos registrados en la Comunidad, –frente a los 1.460 de 1995-, con un récord de 191.916 plazas. Un elemento diferencial es la hospitalidad castellanoleonesa. Según el Plan Estratégico, las encuestas reflejan que la atención recibida es el elemento mejor valorado por la demanda en la región, según el Plan Estratégico.
Una vez superado el bache pandémico, toca definir hacia dónde queremos ver crecer nuestro turismo. Y aquí entra en juego la sostenibilidad, especialmente relevante si tenemos en cuenta la importancia de nuestros bosques: el 52 % de la superficie total de 9,4 millones de hectáreas es terreno forestal, con una biomasa de 190 millones de toneladas capaz de almacenar 95 millones de toneladas de CO2. Un potencial económico a menudo desconocido que, unido al ecoturismo, puede acercarnos más a ese futuro verde que merece Castilla y León.
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