Ese es el lema de la campaña “Si yo no produzco, tú no comes” que acaban de lanzar las Cooperativas Agro-alimentarias de España. Una iniciativa de comunicación y relaciones públicas que pretende mejorar la reputación de los productores de alimentos y concienciar a los ciudadanos de la importancia del sector agroalimentario en su conjunto.
El pasado lunes 16 de octubre se celebró, como todos los años, el Día Mundial de la Alimentación, para conmemorar el aniversario de la fundación, en 1945, de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) Para la mayoría de los ciudadanos, la efemérides pasó sin pena ni gloria, a pesar de que la alimentación es un asunto transversal, de máxima importancia para todos y cada uno de nosotros.
El origen de la celebración del Día Mundial de la Alimentación tuvo lugar en 1979, emanado de un acuerdo en el seno de la FAO, fruto del consenso de 150 países, por lo que significa una de las fechas más importantes en el calendario anual de Naciones Unidas.
Aquel acuerdo tuvo como propósito disminuir el hambre en el mundo. Traído a nuestros días, se proyecta en uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que son una llamada a la acción de todos los países, gobiernos y ciudadanos, para erradicar la pobreza, proteger el Planeta, garantizar la paz y la prosperidad mundial. Algo que en estos días suena a cantos de sirena, dado las masacres humanas que se están cometiendo y que estamos viviendo, producidas por las incruentas guerras en activo.
El ODS número 2 pretende poner fin al hambre en el mundo. Se centra en asegurar el acceso de toda la población, especialmente de los más pobres y vulnerables, a una alimentación suficiente, sana y nutritiva, acabando con la malnutrición en todas sus formas y alcanzar una mejor calidad de vida, para todos.
En el Día Mundial de la Alimentación 2023 se ha puesto de manifiesto la lucha de 2.400 millones de personas que viven en zonas con estrés hídrico. El primero de octubre hemos iniciado un nuevo año hidrológico con una situación de sequía meteorológica, esto quiere decir: escasez persistente de precipitaciones, que es la causa de las sequías; escasez hidrológica, manifestada en la falta de agua suficiente acumulada en los embalses, en las zonas agrícolas, en la sequedad del suelo y en los humedales; repercusión negativa socioeconómica en la producción y sociosanitaria por la ausencia o escasez de agua para el consumo humano.
Lo que acabamos de decir podría resultar un tanto contradictorio con lo que estamos viendo llover estos días, máxime, cuando en Madrid hemos tenido el día más lluvioso de los últimos 100 años, con un registro de 90,2 litros por metro cuadrado. Pero la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) no espera que las lluvias de este otoño y del próximo invierno puedan revertir la situación generada por los efectos del cambio climático. Lamentablemente, sigue habiendo sequía, a pesar de las lluvias. No es de extrañar que la FAO propusiera para celebrar el Día Mundial de la Alimentación 2023 el lema de: "El agua es vida. El agua nutre. No dejar a nadie atrás".
Resulta evidente que el agua es un recurso necesario para la producción de alimentos y que la escasez de la misma, es decir, la sequía, influye directamente en la cantidad y en la calidad de los productos de la tierra que son la base de nuestra alimentación. En ese sentido, resulta de un realismo palmario la campaña “Si yo no produzco, tú no comes” que acaban de poner en marcha las Cooperativas Agro-alimentarias de España.
La campaña pretende explicar a la sociedad la importancia de la actividad de los agricultores, ganaderos, pescadores, de la industria transformadora, de la distribución y la restauración, es decir, de toda la cadena o sistema alimentario, para poder llevar y poner a disposición de todos y en todas partes los alimentos y bebidas producidos.
En el caso que nos ocupa y desde el punto de vista de la comunicación, campaña y eslogan (que, tanto monta, monta tanto) colocan en el centro a los productores de alimentos y al fruto de su trabajo, al objeto de poner en valor y concienciar a la ciudadanía sobre la importancia de su presencia y actividad para el abastecimiento de la población. En el fondo, los productores de alimentos no se siente lo suficientemente valorados o reconocidos, por una sociedad urbana que desconoce el medio rural y las dificultades para sacar adelante las cosechas que proporcionan los alimentos que nos llevamos a la boca para saciar el hambre.
Desde hace mucho, pero especialmente en los últimos tiempos, los productores del campo vienen atravesando graves dificultades y entre ellas las sequías, para ejercer su actividad. Y, como resultado de la misma, hacer posible el casi milagro de abastecer a la sociedad, cuya demanda se incrementa día a día. Además, lo hacen hasta en los momentos más difíciles por las condiciones meteorológica, en medio de pandemias o de catástrofes, con lo que se han ganado el derechos a ser declarados como esenciales para la sociedad.
Los héroes del campo luchan contra las tempestades y contra las dificultades a las que se enfrenta el sector primario, para cumplir su misión de alimentar a la población. La subida de los coste de producción es un capítulo de suma importancia ya que, en muchas ocasiones, no está en sus manos el poder repercutirlos en el fruto de su trabajo, los alimentos. Tampoco está en sus manos el control de los fenómenos climatológicos extremos como consecuencia de cambio climático, que inciden desde la floración de los árboles hasta que el fruto se queme en la tierra por la intensidad del calor o la incidencia de los rayos solares. Pero de eso, de conseguir nuevas variedades más resistentes a las nuevas condiciones climatológicas que sigan llenando la cesta de los consumidores, hablaremos en otro momento.
Escuchemos a Juan Luis Guerra en Ojala Que Llueva Café:
https://www.youtube.com/watch?v=dDEVFQnBTp0
© Francisco Aguadero Fernández, 20 de octubre de 2023
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