Lo que la sociedad experimenta de violencia de género, nuestras niñas y niños de protección lo sufren más acentuado desde pequeños.
Han visto el trato a su madre desde pequeñas. Este verano cuando subíamos de Marruecos uno de nuestros niños recibió la noticia que la pareja actual había matado a su madre. Otras decían que a su madre ensangrentada la habían salvado varias veces los vecinos.
En sus relaciones comienzan también calvarios motivados por los celos que se mezclan con adicciones y violencia.
Este año todos los lunes tenemos un espacio para intervenir dentro del modelo constructivista sistémico y centrado en soluciones.
Llevan ya un año. Pero la policía los ha parado varias veces. Él diecisiete años, ella quince. Cuando externalizamos los celos los ve como un tigre que crece. Es capaz de reconocer momentos y situaciones donde los domina. A veces se pone en la situación de su madre y no quiere llegar a permitir lo que ella permite y cómo ella ha acabado.
Cuando se enfadan se echan en cara todas las desgracias familiares de maltratos y abandonos. Consiguen redefinir la situación para sentirse fuertes de hacer tantas cosas bien en estas circunstancias. Consiguen estudiar separados, ir uno a circo y otro no. Permitir una relación de amistad con su exnovia. Tiene mérito conseguir estos pasos que en su cultura se pueden considerar verdaderos hitos.
Hace tiempo que pienso que jóvenes que han sufrido abandono tienen más probabilidades de salvarse juntos que por separado.
Hay muchas parejas aparentemente imposibles que están permitiendo crear familias con un grado de felicidad y dignidad entrañable.
Son especialistas en su vida y especialistas en querer. Hay todo un arsenal de dinámicas para intentar empoderar poco a poco a estas niñas para que aprendan a quererse y poder tener una soledad elegida temporalmente. Analizando la canción de Miley Cyrus nos podemos regalar flores a nosotros mismos.
Hablamos de recuperar la ternura y curar rencores en niñas y niños a los que les han robado la niñez.
Niñas nuestras ahora son madres y algunas de sus hijas comienzan con vivencias inadecuadas que ellas también sufrieron. Nuestra historia nos hace optimistas pero no ciegos. Desde luego las soluciones no se están facilitando desde leyes de acomodadas.
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