Otro año más nuestras chicas y chicos de protección han estado los dos meses de verano en Marruecos. Son ya quince años por lo que hemos tenido perseverancia.
Creemos protegerlos mejor en condiciones adversas de calor y comodidades físicas, donde se esfuerzan por otros niños en situación de pobreza. Se liberan de los errores de sus adultos y de una sociedad española que los rechaza. Allí muestran sus sentimientos con menos miedos y disfrutan con sus educadores con menos distracciones.
Hemos vuelto a hacer la cancha deportiva, hemos puesto techo a una casa de la familia más necesitada, hemos mantenido abierto el dispensario médico y la escuela como centro de animación sociocultural para jugar con los muchos niños y niñas durante todo el verano.
La novedad han sido los dos ingenieros de energías sin fronteras que han estado midiendo la viabilidad de varios pozos para poner bombas con placas solares. El resultado parece indicar que da para supervivencia de algunas familias, no para desarrollo agrícola o ganadero.
Buscaremos recursos para mejorar la protección a la infancia y el acceso a la energía solar y al agua.
Ya en los primeros años apoyamos a una familia sin recursos con tres hermanas de las que una trabaja con nosotros, otra ha acabado magisterio y la otra estudia derecho.
Hace tres años hicimos una casa para una madre con problemas de salud mental con tres hijos: Abderragin, Hadiya y Josín. Vivían en situación de extrema pobreza. Actualmente pagamos a una chica para que vaya dos días a la semana para garantizar alimentación, higiene y escuela. Es nuestra primera casa escuela, quizá fuera posible hacer más con apadrinamientos de sostenibilidad comprobable para los benefactores.
Parece que la casa de Hadiya gracias a alguna familia de Canarias puede que tenga placas solares para la luz. Quizá alguno de los hijos pueda ser técnico de placas solares porque lo formen los ingenieros de energías sin fronteras.
Por lo pronto Hadiya es capaz de soñar con ser maestra. En otras familias entrevistadas las niñas no se atreven a pensar un futuro y la mayoría de los chicos planean encontrar una patera. Aún así cuando en una asamblea en la casa pregunté por el imaginario futuro de Hadiya o una de nuestras niñas de protección españolas, nuestros chicos apostaban por el de Hadiya. Algunos barrios y algunas familias multiproblemáticas en España ahogan el futuro de sus hijas y los servicios sociales y los colegios no somos capaces de remediarlo. En nuestra vuelta a España uno de nuestros niños recibió la noticia del asesinato de su madre por su pareja actual. Vienen más fuertes. JG.
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