El miércoles, en la audiencia habitual, el Papa nos invitaba a rezar por el éxito de su viaje misionero a Mongolia, a donde contaba con salir ayer jueves.
Es curioso, y supone un gran contraste, que el Papa Francisco peregrine al país con menos católicos del mundo, en concreto 1.400, después de haberse sumergido al inicio de este mismo mes en la gran oleada del millón y medio de jóvenes en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Lisboa.
Si siempre hemos de estar atentos a las peticiones de oración del Papa, especialmente con motivo de cualquiera de sus viajes a cualquiera de los puntos del mundo, en este caso nosotros, los salmantinos, nos vemos especialmente concernidos, ya que tenemos en Mongolia un sacerdote de nuestra diócesis, que nos acerca a aquella realidad misionera cada vez que viene a Salamanca, y ha sido con bastante frecuencia por tener aquí a sus padres mayores y enfermos.
El Papa se acerca a una iglesia que cuenta con menos de 2.000 fieles. Es un territorio eclesiástico, cuyo joven obispo ha sido creado cardenal últimamente, quizá en atención a esta prevista visita del Papa Francisco, que procura acercarse con frecuencia a aquellas realidades humanas que reclaman atención por su pequeñez y su necesidad de especial cuidado.
El sacerdote español, y concretamente salmantino, Francisco Javier Olivera lleva 30 años como misionero en Asia y nueve de ellos en Mongolia, a donde este viernes, 1 de septiembre, llegará el Papa Francisco para visitar a los cerca de 1.400 católicos del país.
Mientras ultima los preparativos para la llegada del Papa en un viaje que nunca antes había hecho un pontífice y que ha sorprendido a muchos porque la comunidad católica es muy pequeña: representa el 0,04 % de la población.
"El Papa está animando las misiones de las periferias. La misión de Mongolia está apenas empezando, es una Iglesia muy joven y pienso que él quiere animar a los mongoles, a los misioneros... Nadie habla de Mongolia normalmente y ahora está en boca de todos", asegura.
Javier Olivera dice que "la Iglesia católica en este país es muy joven, poco más de 30 años, pero es una Iglesia viva, con muchas ganas de trabajar por la sociedad mongola y por transmitir el Evangelio en esta nación".
Destaca Olivera que en este país de 3,3 millones de habitantes y uno de los más grandes y despoblados del mundo están presentes 13 congregaciones masculinas y femeninas, además del Camino Neocatecumenal, y entre sacerdotes, monjas y misioneros laicos hay unos 80, y su obispo ha sido nombrado recientemente cardenal: es el prefecto de Ulán Bator, Giorgio Marengo, hecho obispo de esta tierra por el mismo Papa Francisco.
"Actualmente hay 8 parroquias, 5 de ellas en la capital y el resto en otras provincias, que trabajan en diversas áreas como educación, atención a los más pobres, residencia para niños abandonados, ancianos pobres y solos...", explica el sacerdote sobre un país donde la tasa de pobreza es del 27,4%.
Ante la que será la primera visita de un pontífice a esta tierra, Olivera asegura que "los católicos están muy contentos, pues siendo una realidad tan pequeña, que venga el Papa a verlos a ellos, es algo impresionante". "Para ellos es un gesto de amor enorme, sobre todo teniendo en cuenta que hay iglesias mucho más grandes e históricas y aún no han sido visitadas por Francisco, y además Mongolia está lejos, viene por ellos y para ellos, no viene de camino hacia otro lado, viene por ellos y están muy agradecidos".
El resto de la población, donde el 53 % practica el budismo, espera la visita del pontífice romano "con curiosidad", tanto que "alguno llamó al obispado pidiendo ser bautizado por el Papa, sin ser catecúmeno siquiera".
¿Qué Mongolia verá el Papa Francisco? "La ciudad se está modernizando muy rápidamente, muchísimos coches en las carreteras, mucha contaminación y mucho frio... La vida no es fácil aquí, sobre todo fuera de la capital. Pero incluso en la capital es difícil para buena parte de la población, sin agua corriente..." siquiera, señala.
Apunta que "por otro lado, la juventud es curiosa y tiene ganas de conocer cosas nuevas y en este sentido aceptan bien a los extranjeros y no tienen miedo de acercarse a las iglesias. Los nómadas son muy acogedores y muy religiosos en general, pero el anuncio del evangelio va lento...". "El frío o la contaminación se soportan, pero la lengua es una barrera, aunque también en esto el Señor da una mano...", explica el sacerdote salmantino.
Durante esta visita, el Papa quiere establecer y reforzar también los puentes con la religión local, el budismo: "Sé que el cardenal Marengo tiene buenas relaciones con los budistas. Él acompañó a un grupo de monjes en su visita al Papa en el Vaticano y su congregación abrió una casa, un centro para el diálogo con el budismo en Karakhorum, la antigua capital del imperio mongol".
Durante la visita del Papa también "habrá una presencia china importante". "Aquí viven católicos chinos y muchos más tienen intención de venir desde China, esperemos que les permitan salir del país para entrar en Mongolia y ver al Papa".
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