No todo es de color de rosas para la pareja
El pasado 18 de agosto Sergio Rico empezaba su nueva vida. Después de 82 días ingresado con pronóstico muy grave en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla tras sufrir un accidente a caballo en El Rocío, el portero del París Saint Germain recibía el alta hospitalaria y, feliz y muy emocionado, regresaba a su domicilio para continuar con su recuperación.
A su lado en todo momento su mujer, Alba Silva, inseparable del futbolista durante su hospitalización y ahora, cuando casi tres meses después por fin han podido regresar a su hogar. Siempre cercana con sus seguidores, la influencer se ha sincerado en una ronda de preguntas y respuestas en Instagram y ha confirmado que por el momento -y hasta que Sergio esté completamente recuperado- sus planes pasan por quedarse en Sevilla y no regresar a París, donde viven desde que el portero fichó por el conjunto francés.
"El amor todo LO-CURA'" aseguraba hace unos días en Instagram con unas románticas imágenes disfrutando de un baño en la piscina junto al portero, con el que poco a poco recupera su vida y su rutina. Sin embargo, y a pesar de la imagen de felicidad y complicidad que ha querido compartir con sus seguidores -a los que ha agradecido el cariño que le transmiten a diario- no todo es de color de rosas para Alba, que todavía arrastra secuelas psicológicas de la pesadilla que supuso ver al amor de su vida luchando por salir adelante: "Sigo teniendo ganas de llorar todo el tiempo".
Aunque asegura que se encuentra "bien", reconoce que está "bastante sensible" y siente que todavía tiene que "recuperarse mucho mentalmente" de los durísimos momentos que vivió a raíz del accidente de Sergio. "Estoy en terapia y me ayuda bastante. Pero necesito tiempo para asimilar todo lo que ha pasado estos últimos meses" ha explicado, admitiendo que "aún sabiendo que está todo más o menos controlado, sigo teniendo muchas ganas de llorar todo el tiempo".
Y es que como confiesa, y a pesar de no perder nunca la esperanza de que su marido se iba a recuperar, fueron momentos muy duros en los que no dudó en sobreponerse a su desolación para poder ayudar al futbolista: "Pensar que todo iba a salir bien me ayudaba también a mí para afrontar cada día, aunque había días que no tenía fuerzas para levantarme, solo pensaba en él, que me necesitaba y no me permitía caer" ha recordado emocionada.
Casi tres meses en los que apenas se separó del lado de Sergio y en los que perdió bastante peso que, como asegura feliz, está recuperando poco a poco. "Mi estómago desde que estoy en casa ha revivido por completo", ha asegurado, reconociendo que ahora come "con ansiedad" pero que espera "recuperar el equilibrio" poco a poco cuando su vida vuelva a la completa normalidad.