Román era un hombre peculiar, pero eso sí, siempre de buen humor yo diría que cáustico
Sin duda la muerte de un amigo es siempre una triste y dolorosa noticia. Eso ha sucedido con la de Román Durán de la que me enteró tardíamente por Facebook.
Ausente de Ciudad Rodrigo, no hubiera podido asistir a la ceremonia en su parroquia San Andrés, en la que me dicen hubo ausencias, naturalmente la mía.
Román era un hombre peculiar, pero eso sí, siempre de buen humor yo diría que cáustico pues se reía hasta de su sombra y además siempre también ingenioso y agudo. Recuerdo que cuando lo saludaba siempre o casi siempre me contaba algún chiste de su creación.
De mi etapa del Ayuntamiento recuerdo igualmente el haberle nombrado por unanimidad, Coordinador Municipal de Deportes y su incansable tarea en poner orden en nuestras actividades deportivas de las que daba cumplida cuenta en las reuniones del Consejo Municipal de Deportes que periódicamente celebrábamos, pues en el trabajo era muy serio y riguroso.
Nunca olvidaré, tampoco, las reuniones -cenas en el que llamábamos "El Hogar del Soldado" en los bajos de la casa de Taravilla, hoy Hotel Conde Rodrigo, en las que hacía alarde, con el profesor Bejarano, el propio Enrique Taravilla, Javier Alonso, Chago Aparicio y el que esto escribe, de sus habilidades con la grabadora portátil que llevaba, para tomarnos el pelo, como siempre hizo también en otros ámbitos, como experto futbolista o jugador de ping pong.
No obstante, siempre le vi solitario, no sé si siguiendo el sabio verso de Machado "de mis soledades vengo a mis soledades voy".
No obstante Román Durán fue un hombre genial y creativo, como demostró en sus artículos en La Voz de Miróbriga. Su testimonio y su recuerdo para muchos de los que le conocimos y tratamos será imperecedero. D. E. P.