La segunda ola de calor del presente verano parece que nos da un respiro, después de haber alcanzado altas temperaturas y condiciones climáticas tan extremas que han generado preocupación en las autoridades y en la población. Junto a la alta insolación propia de la época, la ola de calor se ha disparado debido a una masa de aire muy cálida y seca, de origen sahariano, acompañada de polvo en suspensión, que ha llegado a buena parte del centro y sur de la península Ibérica.
Tras una primavera calurosa que alcanzó los 40 grados de temperatura, el pasado martes 11 fue el día más crítico por las altas temperatura, próximas a los 50 grados en algunos puntos de la península y convirtiéndose así en el lugar más caloroso del mundo en aquellos momentos. De ahí que las autoridades recomendaran extremar las precauciones y tomar medidas para protegerse del calor intenso que configuraba el ambiente. El cierto refrescamiento de los últimos días no significa que todo haya pasado ya, porque se espera que el ambiente siga siendo muy cálido, la naturaleza está enfadada con nosotros.
La furia el sol nos obliga a tomar medidas para protegernos del calor. Además de tratar de mantener la casa lo más fresca posible, conviene no salir de ella y, si hubiera que hacerlo, buscar lugares frescos como centros comerciales o el sombreado de los parques con arboledas, además de otras recomendaciones ya divulgadas reiteradamente. Es fundamental conocer las actualizaciones de la Agencia Española de Meteorología (AEMET) y seguir sus recomendaciones sobre el clima y la oportuna protección.
Una investigación del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y el Instituto Nacional de Investigación en Salud y Medicina de Francia (Inserm) cuyos resultados se han publicado en Nature Medicine, pone de manifiesto las terribles consecuencias que tuvieron las altas temperaturas el año pasado, cifrando en más de 61.000 los fallecidos en Europa por esas causas. De ellos, más de 11.000 tuvieron lugar en España, resultando ser el segundo país más afectado tras Italia, si bien, y según el Instituto de Salud Carlos III, en España murieron 1.047 personas por golpe de calor hasta el mes de julio. Los datos registrados establecen un récord de altas temperaturas en el 2022 y, también, una triste e inquietante conclusión: que no estamos siendo capaces de controlar el cambio climático ni de adaptarnos a él.
Además del alto número de fallecidos por los extremos climáticos, ya hay 95 millones de personas desplazadas por la crisis climática. Y, las personas afectadas por las olas de calor pueden sufrir un choque, deshidratarse, desarrollar enfermedades graves, o empeorar por enfermedades cardiovasculares y respiratorias crónicas. Algo parecido les pasa a las plantas, el caos climático altera su reloj biológico, provocando crisis en las flores y cambios significativos en los frutales.
En ese contexto de sucesivas olas de calor, sequías, inundaciones por lluvias torrenciales, e incendios forestales catastróficos, se enmarcan, a escala global, la gran ola de calor nunca vista por su severidad y prolongación, dada en México; o los aterradores fuegos de Canadá, por citar alguno de los fenómenos dados. La frecuencia e intensidad de las olas de calor que se vienen dando en los últimos años, y que se espera que sean más frecuentes y más graves en el futuro, han llevado a los científicos a señalar el cambio climático como uno de los factores que contribuyen a ello.
Las predicciones del tiempo que hace la AEMET para los próximos meses indican que llegarán a España las lluvias de manera más abundantes que las habituales para esta época del año, pero que también se dará el fenómeno de El Niño con efectos en todo el planeta, generando sequías en el sureste asiático, Asia y el norte de Sudamérica; a la vez que se esperan lluvias en zonas del sureste de América y en el este de África. Por lo que a Europa se refiere, Copernicus, el Programa de Observación de la Tierra de la Unión Europea, pronostica para el próximo trimestre un escenario de lluvias por encima de lo normal en el sur del continente, con un 40% a un 50% de probabilidad, junto con las también probabilidades de que las temperaturas sean superiores a la media en los próximos tres meses.
Con una perspectiva a medio plazo, La Organización de Naciones Unidas (ONU) alerta de que el periodo 2023-2027 será probablemente el más caluroso jamás registrado. "Hay un 98% de probabilidades de que al menos uno de los próximos cinco años, y el quinquenio en su conjunto, sea el más caluroso jamás registrado", ha señalado la Organización Meteorológica Mundial (OMM) debido al impacto de los gases de efecto invernadero y el fenómeno meteorológico El Niño, que están provocando un aumento de las temperaturas a nivel general.
Una consecuencia de todo ello es la presencia de noches tórridas y tropicales como la nueva normalidad climática nocturna de algunas zonas del litoral y del interior peninsular. La prolongación de temperaturas hasta la madrugada por encima de los 20ºC - 25 ºC ha dejado de ser un hecho puntual de uno o varios días calurosos, para convertirse en una situación que se va prolongando durante el verano.
Algunos expertos piensan que la furia del Sol, lo que se conoce como “máximo solar”, podría desatarse en los próximos meses, provocando tormentas solares más intensas que las conocidas, que pongan en jaque los satélites y los sistemas de comunicación de la Tierra, alguna parte de la población en peligro y enormes pérdidas económicas. Los humanos poco podemos hacer para evitar una tormenta solar de grandes dimensiones, pero si podemos prepararnos mentalmente para soportar mejor esa eventualidad, hacer pronósticos solares más precisos para concretar su llegada, tomar medidas políticas apropiadas y disponer recursos tecnológicos que palíen los efectos adversos.
Los científicos urgen a invertir más en atajar la crisis climática, porque saldrá más barato que afrontar sus consecuencias. Es necesario tomar medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y adaptarse a los cambios climáticos inevitables. Necesitamos estar preparados porque, según los expertos, la que se avecina en relación con la climatología tendrá repercusiones importantes sobre nuestra salud, la seguridad alimentaria, el control y la gestión del agua que será escasa y el medio ambiente en su conjunto.
Todo parece indicar que, por desgracia, el futuro climatológico no será mejor. Tengamos en cuenta que la información es la primera y mejor herramienta contra el cambio climático, estemos informados y actuemos, positivamente, dialogando con la naturaleza.
Escuchemos a La Oreja de Van Gogh en La Playa:
https://www.youtube.com/watch?v=cx5qVmtfayA
© Francisco Aguadero Fernández, 14 de julio de 2023
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