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Descubriendo a Nebrija
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Descubriendo a Nebrija

Actualizado 13/07/2023 09:33

"Los mienmbros y pedazos de España, que estaban por muchas partes derramados, se redujeron y juntaron en un cuerpo y unidad de racimo. La forma y trabazón del cual así está ordenada que muchos siglos, injuria y tiempos no la podrán romper ni desatar" (Antonio de Nebrija)

No es de extrañar que se le rinda homenaje y reconocimiento a tan ilustre personaje. Elio Antonio Nebrija (1444- 1522): Lo cierto es que muchos pasamos de puntillas ante la biografía de eruditos personajes, sin dar valor o poner debida atención a su sabiduría, sus logros y sus valores. Servidor paso de una superficial lectura, sabiendo tan solo de gramática o traducción del latín al castellano. Pero de estas veces que uno se adentra en su historia, en su vida, en sus descubrimientos y recorridos en las investigaciones y estudios de este maestro, y es cuando se descubre su dedicación, su carácter, su esfuerzo, etcétera. Y cierto es, que me ha causado una muy grata impresión conocer los avatares y la aportación cultural de Nebrija, que dejo su huella en esta universidad salmantina. Aquí recojo una pincelada, de su amplia sabiduría.

“En su Sevilla natal, realizó sus primeros estudios “debajo de bachilleres y maestros de gramática y lógica”. Luego, pasó cinco años en la Universidad de Salamanca. A los diecinueve, se fue a estudiar a Italia, donde disfrutó una beca del Real Colegio de España o de San Clemente de los españoles, en la Universidad de Bolonia.

Allí estuvo diez años. Él mismo confiesa que su deseo era aprender nuevas cosas de los grandes maestros del Humanismo, cuya fuente era a la sazón Italia, y poder introducir nuevos métodos en las universidades españolas, sobre todo, en la enseñanza del latín, cuyos “autores estaban ya, muchos siglos había, desterrados de España”. Cuando regresó a España, lo llamó Alonso de Fonseca, arzobispo de Sevilla, para que fuese uno de los suyos, como el mismo Nebrija escribe. Allí pasó tres años estudiando, preparándose para enseñar la lengua latina, como si adivinara que con todos los “bárbaros” se le “aparejaba alguna grande contención”.

“Él mismo escribe: “nunca dexé de pensar alguna manera por donde pudiese desbaratar la barbarie por todas las partes de España tan ancha y luenga mente derramada”, y así Nebrija comenzó “por el estudio de Salamanca, el cual, como una fortaleza, tomado por combate, no dudaba que todos los otros pueblos de España vernían a se rendir.”

El 9 de enero de 1476, se opone a la cátedra de Prima de Gramática, que había quedado vacante; el 22 de enero toma posesión de ella. Cuando va a ejercer su ministerio, se da cuenta de que no puede proponer a sus estudiantes ningún manual porque ninguno se ajustaba a sus ideas ni a su método. Por eso, se dedica en aquellos años a escribir sus Introducciones latinae, que imprime en Salamanca en 1481. Era su primera publicación, de la que se imprimen mil ejemplares que pronto se agotaron. En los años y en los siglos siguientes se hicieron numerosas ediciones. El autor, mientras vivió, fue introduciendo constantes mejoras en esta importante obra.

Se propone demostrar que la ignorancia imperante entonces en todas las ciencias puede combatirse con el arma de la gramática. De este modo, se dispone Nebrija a “desarraigar la barbarie de los hombres de nuestra nación” denunciando “guerra a fuego y sangre” a cuantos se le opongan. Ya en la primera edición de las Introducciones latinae dice al cardenal Mendoza: “si con tu favor logro vencer a los enemigos de la lengua latina, a los cuales declaro la guerra con este libro, te ofreceré agradecido las décimas del botín”.

Por este tiempo —parece que antes de 1487— se casa con Isabel Montesino de Solís, de familia salmantina. Sigue enseñando en Salamanca. A sus clases acudían numerosos y selectos estudiantes. Se siente orgulloso de la labor emprendida y del fruto que va recogiendo. Así nos lo dice en la dedicatoria del Diccionario latino-español: “Por qué hablando sin soberbia fue aquella mi doctrina tan notable que aun por testimonio de los envidiosos y confesión de mis enemigos todo aquello se me otorga, que yo fue el primero que abrí tienda de la lengua latina, y osé poner pendón para nuevos preceptos. Se hace patente en estas palabras el éxito que iba obteniendo en su lucha contra la barbarie latinista, pero debió pensar que su labor en las aulas salmantinas no tenía un alcance demasiado amplio, y que su actividad podría dirigirla hacia otra vertiente, de tal modo que pudiese influir en un número más amplio de personas. Tropieza con el problema económico: vive sólo del sueldo de la universidad, que, por el momento, no puede dejar. En la universidad, el ambiente le es cada vez más hostil. Él había iniciado una intensa campaña contra los maestros ignorantes, poniendo de manifiesto sus carencias. Escribía en la dedicatoria de las Introducciones latinas a la reina Isabel: “A todos los maestros que tienen hábito y profesión de letras, los provoco y desafío, y desde agora les denuncio guerra a sangre y fuego, porque entre tanto se aperciban de razones y argumentos contra mí”.

Desde esta ciudad se trasladó a Sevilla, donde regentó aquel año la cátedra de San Miguel. Nebrija abandonó Salamanca con harto dolor y desengaño. En 1514, cuando contaba ya setenta años, se presenta al cardenal Cisneros, quien le concede la cátedra de Retórica de la nueva Universidad de Alcalá de Henares, con el privilegio de que “leyese lo que él quisiese, y si no quisiese leer, que no leyese; y que esto no lo mandaba dar porque trabajase, sino por pagarle lo que le debía España”.

La aparición de la Gramática castellana, en 1492, coincide con otros dos hechos de capital importancia: la toma de Granada y el descubrimiento de América… El prólogo que, encierra su programa contiene que: La lengua es compañera del Imperio. La lengua está al servicio de la unidad de la nación. Fijar el uso del español para que, evitando posteriores cambios, pueda servir a la unidad nacional. La lengua debe ser el vehículo fiel de transmisión a la posteridad de las hazañas y glorias culturales presentes”.

Fermín González, salamancartvaldia.es, blog taurinerías

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