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Un niño y una niña acompañan al Santísimo por el Arrabal del Puente tras comulgar por 1ª vez
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CIUDAD RODRIGO | RELIGIÓN

Un niño y una niña acompañan al Santísimo por el Arrabal del Puente tras comulgar por 1ª vez

Actualizado 25/06/2023 17:55
David Rodriguez

El Santísimo hizo parada en dos amplios altares, y a la conclusión de su recorrido, hubo un convite

La Parroquia de Santa Marina de Ciudad Rodrigo se vistió por completo de fiesta en la mañana del domingo para vivir una combinación de celebraciones: para empezar, un niño y una niña recibieron la Primera Comunión, y posteriormente, el Santísimo salió a recorrer las calles del Arrabal del Puente en la habitual Sacramental, que se ha celebrado una semana más tarde de lo que suele ser habitual en las parroquias de fuera de murallas de Ciudad Rodrigo.

En lo que respecta a la celebración eucarística, fue presidida por el párroco de Santa Marina, Prudencio Manchado Vicente, ocupando un lugar destacado los dos pequeños mencionados, que estuvieron acompañados por un amplio número de familiares. En el tramo final de la misa, tras haber comulgado por primera vez, ellos mismos tomaron la palabra para dar las gracias a todos los que les han ayudado a llegar a este momento, en especial a sus catequistas.

Tras dirigirles unas palabras de nuevo Prudencio Manchado, se puso en marcha la procesión del Santísimo por las calles del Arrabal del Puente, que fue bastante amplia, recorriendo las calles Álamo Chico, Álamo Grande, Regato Cachón, calle del Carmen y calle Méndez para llegar a la Plaza del Toral, donde estaba montado el primero de los altares. Tras la preceptiva parada en el mismo, se continuó por la Plaza del Toral para regresar al templo parroquial, a cuyas puertas se encontraba el segundo de los altares, también bastante amplio.

En cada uno de esos dos altares, Prudencio Manchado depositó el Santísimo Sacramento (que venía procesionando bajo palio), al que arrojaron pétalos los niños de Primera Comunión mientras otros más pequeños se sentaban a los pies del mismo. Después de la segunda parada, la mayor parte de los presentes volvieron a entrar al templo, donde se impartió la bendición final. Toda la mañana contó con la animación musical de varios jóvenes.

Finalizada la parte litúrgica, llegó la hora de la celebración, repartiendo entre todos los presentes la Cofradía del Santísimo de la Parroquia de Santa Marina vino, refrescos, y especialmente dulces, entre ellos los ricos bollos maimones que había preparado una de las feligresas. De estos manjares se dio cuenta bien en la entrada del templo, o bien en alguna de las escasas sombras callejeras, ya que toda la mañana estuvo marcada por el fuerte calor reinante.