Pobreza y derechos humanos: ¿mutuamente excluyentes?

Michelle Calderón Rojas

Defensora de los derechos humanos

El presente escrito busca ser reflexión y sensibilización sobre las situaciones asociadas a la condición de pobreza o vulnerabilidad en que se encuentran muchas personas en el mundo, y cómo esta condición es un impedimento importante para la realización adecuada de los Derechos Humanos Universales.

La situación de pobreza o vulnerabilidad no es algo natural, no debe asumirse como algo normal, en otras palabras y parafraseando a Sabina Alkire, Directora del Oxford Poverty and Human DevelopmentInitiative -OPHI- de la Universidad de Oxford, no debemos acostumbrarnos a la calamidad de la pobreza. Alkire resalta que para el 2022 en el mundo había 1.200 millones de personas en pobreza, lo que representa un desafío que nos reta a actuar.

Pero ¿qué entendemos por pobreza? Existen múltiples abordajes que han ido cambiando acorde al momento histórico y a la orilla conceptual en la que nos posicionemos. Para este caso se podría entender la misma desde una perspectiva más de capacidades y de privación en el acceso a bienes y servicios que permitan a las personas vivir en estándares dignos y socialmente aceptables, esto es, carencias o faltas en términos de educación, salud, alimentación, saneamiento básico y vivienda, entre otras.

Estas situaciones de pobreza se deben contemplar a través de una lupa que vea más allá del ingreso monetario, es decir, la medición que indica que se está en pobreza si el ingreso monetario diario es menor de USD 2,15, de acuerdo con estimaciones del Banco Mundial que, si bien nos da parámetros comparativos importantes y necesarios, no dotan de elementos conceptuales suficientes para construir mecanismos que ataquen las causas raíz de las situaciones de carencia.

Dada la necesidad de analizar el espectro amplio de la pobreza, los criterios que se han establecido en la Metodología liderada por Sabina Alkirey James Foster, investigador asociado a la misma iniciativa citada -OPHI, abren la discusión sobre las formas en las cuales se pueden abordar las problemáticas asociadas a la pobreza, yendo más allá de las mediciones que centraban la atención en la pobreza monetaria y planteando en el centro de la discusión el análisis sobre las privaciones en diferentes dimensiones. Las dimensiones establecidas en este índice se basan en diez indicadores que responden a ámbitos de salud, educación, y estándares de vivienda, como nutrición y mortalidad infantil, años de escolarización, asistencia a la escuela, acceso a medios sanitarios -agua potable y saneamiento básico-, acceso a electricidad y otros similares. A partir de ahí se plantean tres grados de pobreza, que de menor a mayor son: vulnerabilidad, pobreza multidimensional y pobreza severa. De acuerdo con información presentada en este Índice, para el año 2022, las mayores tasas se observan en África Subsahariana, Asia del sur, Estados Árabes, Latinoamérica y el Caribe.

Ahora bien, estas tres dimensiones cuentan con los siguientes indicadores, ámbitos de salud: nutrición infantil, mortalidad infantil; educación: años de escolarización, asistencia a la escuela; y estándares de vida: tipo de combustible para cocinar, acceso a medios sanitarios -agua potable y saneamiento básico-, acceso a electricidad, condiciones inadecuadas en el hogar, esto es, pisos o paredes y techos de materiales naturales o rudimentarios, que no ofrecen un resguardo lo suficientemente seguro, acceso a por lo menos dos de los siguientes activos: radio, televisión, teléfono, computador, bicicleta, motocicleta, refrigerador, carro o camión.

El enfoque de derechos humanos para abordar la pobreza es vital, dado que la capacidad de atender las privaciones atraviesa la realización de los derechos para el acceso a una vida digna, y esto no es un asunto relacionado con el agenciamiento individual de las personas, es un problema de acceso a recursos para generar condiciones que permitan atender las carencias concatenadas -acceso a salud, educación, trabajo, entre otros.

La lucha contra las rupturas sociales entre las partes de la sociedad con acceso a todo y las personas que padecen de pobreza extrema es una realidad que azota a un gran número de personas del mundo.

¿Cuán libres pueden ser las personas, si no pueden garantizarse una ingesta de las calorías suficientes diarias o el acceso a una vivienda que ofrezca seguridad? Todos tenemos una incidencia en el tipo de sociedad que construimos a través del ejercicio democrático, y deberíamos ser conscientes de las condiciones que perpetúan la pobreza.

Amnistía Internacional plantea la eliminación de la pobreza como una necesidad fundamental para el ejercicio pleno de los derechos humanos; siendo esta situación algo que va mucho más allá de los estados, como garantes de derechos sociales, pues involucra a una amplia gama de actores societarios y planetarios. Sin embargo, por supuesto los gobiernos nacionales juegan un rol fundamental, para influir en la adecuada repartición de ingresos y riquezas y la efectiva garantía para losderechos económicos, sociales y culturales.