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“No creo que sea acertada la paternidad atribuida a Alejandra, tengo que decir que este libro ha resultado muy incómodo para mí”
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Ana de Rojas tras leer King Corp

“No creo que sea acertada la paternidad atribuida a Alejandra, tengo que decir que este libro ha resultado muy incómodo para mí”

Actualizado 03/06/2023 21:14
Adrián Martín

La trayectoria de José María Olmo ha sido fundamentalmente la investigación económica y así lo avalan diferentes trabajos publicados. En este caso la intención ha sido la de dar datos económicos del Rey Juan Carlos I más que la social, aunque si querer el libro haya saltado a la fama por este derrotero

Hasta este momento Ciudad Rodrigo Al día se ha mantenido en silencio, sin faltar presiones por parte de la cúpula empresarial provincial que alberga y cobija a este medio de comunicación local ante una “noticia” en la cual una vecina de la comarca de Ciudad Rodrigo es protagonista en las revistas del corazón y periódicos nacionales e internacionales, sobre todo los especializados en la prensa del corazón.

No es de extrañar que un diario digital provincial como el cual usted está leyendo se interese por esta "noticia" actual o de resonancia efímera que en ese momento esté en otros periódicos de la competencia y no en este que habitualmente usted lee y no saque nada de la supuesta hija de rey emérito.

¡Por supuesto que estábamos enterados! ¡Y de primera mano!, puesto que da la casualidad que una de las protagonistas colaterales es compañera en alguna afición radiofónica y amiga personal de este humilde informador, además de conocernos ya anteriormente por los coqueteos políticos de nuestra entrevistada; al margen de haber tenido el honor y la suerte de quien les escribe hacerle una entrevista al padre y otro protagonista de esta cuestión. Don Eduardo de Rojas, (D.E.P.) en su palacio de Ciudad Rodrigo, allá por los primeros años de la década de los 2000 cuando era dueño y señor del Palacio de Montarco.

Con esto quiero hacerles entender que la relación y el respeto hacia el Conde de Montarco y su familia viene de muchos años atrás, que por unas cosas u otras, el trabajo de este informador pone bien al padre o bien a su hija en el candelero de la información local y en la que puedo permitirme darle altavoz con el mismo respeto y educación con la que yo fui tratado por Eduardo de Rojas Ordoñez y en la actualidad por su hija Ana de Rojas; sin el doña, porque a nadie verán por la calle dirigirse a la hija del conde por doña, cosa que ella agradece, sobre todo si la tuteas.

De ahí ese respeto a la persona y hemos dejado a los medios nacionales y prensa rosa que hagan su trabajo hasta el día de hoy sin nosotros publicar nada.

Estoy seguro que no hará falta que les haga una introducción a modo resumen de la “noticia” que según escriben los prestigiosos periodistas de investigación José María Olmo y David Fernández en un libro recién impreso de 367 páginas sobre la economía del que fuera Rey de España y en uno de sus capítulos afirman que Alejandra de Rojas, la hija pequeña de nuestro paisano el Conde de Montarco, es fruto de una aventura amorosa de la segunda esposa de este con “Juanito”, para nosotros D. Juan Carlos de Borbón.

Ríos de tinta y horas televisas ha dado este capítulo del libro que comienza en la página 274, en la que se desvela presuntamente el gran secreto de la monarquía, donde entra en juego la duda de la paternidad de nuestro paisano el Conde sobre la segunda hija con su segunda mujer; Alejandra de Rojas, protagonista de esta historia.

Una vez que King Corp salió a luz y cayó en las manos de Ana de Rojas con dedicatoria cariñosa a puño y letra de uno de sus autores, creí que fuera el momento de Ana, nuestra compañera, vecina y amiga de los mirobrigenses diera en exclusiva su opinión a sus paisanos.

P. Ana, ¿Qué impresión merece para ti el libro de José Mª Olmo y David Fernández?

R- La trayectoria de José María Olmo ha sido fundamentalmente la investigación económica y así lo avalan diferentes trabajos publicados.

En este caso la intención ha sido la de dar datos económicos del Rey Juan Carlos I más que la social, puesto que no veo yo a José María en temas de sociedad, aunque si querer el libro haya saltado a la fama por este derrotero.

Es evidente que el autor está convencido de que los datos que él tiene nosotros no los tenemos, porque no es un hombre que se meta en un charco alegremente.

No obstante, no creo que sea acertada la paternidad atribuida a Alejandra, tengo que decir que este libro ha resultado muy incómodo para mí.

José María ha tenido una aptitud conmigo muy amable y afectuosa, es un trabajo serio.

P. ¿Qué es sabido en la familia Montarco sobre la paternidad de Alejandra de Rojas?

R. Era 'vox pópuli' en la familia que esa niña no era de nuestro padre, era un tema que hablábamos entre los hermanos y nunca con nuestro padre.

Charo (segunda mujer del conde y madre de Alejandra), nunca escondió la relación con Juan Carlos, la propia Rosario Palacios lo decía, que habían tenido una relación cuando eran adolescentes en Estoril, tenía una amistad con el rey, se llamaban y salían, era normal en la familia porque había habido una amistad de infancia o de adolescencia.

Pero siempre hubo un portugués llamado Rui muy amigo de Charo, guapo y con un buen porte que aparecía y desaparecía…. cuando Alejandra fue creciendo, nos recordaba mucho a él. Por lo tanto, creo que esa sería la suposición más certera.

Alejandra nunca ha reivindicado que fuera hija de mi padre, tampoco dice que es el rey emérito, por lo tanto, hay una tercera persona.

Se puede rizar el rizo del engaño el quedarse embarazada, decirle a Juan Carlos que es suyo y que este se lo crea, porque no entiendo entonces el comunicado del emérito sacando un comunicado oficial desmintiendo esta paternidad cuando le han sacado varios hijos y nunca dijo nada.

P. Para que estas cosas pasen en una familia y, nuestros lectores puedan entender un poco ¿cómo era la relación de Eduardo de Rojas y Rosario Palacios?

R. La relación de mi padre con Charo fue como ellos quisieron y siempre respetamos la decisión de que mi padre le pusiera sus apellidos. Al igual que otras decisiones que tomaba, esta paternidad fue un engaño desde el principio y mi padre se ha llevado con él a la tumba la pregunta de el por qué entró en este juego. Nunca lo sabremos. Mientras hemos vivido mis hermanos y yo esta situación, fue una pesadilla.

La mujer de mi padre nos trató siempre de forma virulenta, conmigo menos porque no se atrevía al estar muy cerca de mi padre trabajando, pero no me faltaron los ataques e intentos de destruirnos, afanándose con actitudes de desprestigio, tanto a mí como a mis hermanos.

La idea era de apartarnos de mi padre, cosa que casi consigue. Aquellos años fueron terribles, pero ahora me producen indignación. Ha sido una tomadura de pelo desde el principio. La modelo no se casó con mi padre con la intención de ser fiel y ocupar un lugar en la familia. A ella la familia le importó un rábano siempre, se metió en nuestro hogar de manera fría y calculadora para destrozarlo. Y me indina ahora, a toro pasado.

Nosotros fuimos conciliadores, amables y aguantamos, digo aguantamos con mayúscula porque hubo algunas situaciones para saltar, no lo hicimos por consideración a mi padre.

Si le añadimos a esta relación que es cierto que esa niña sabía que mi padre no era su padre, ya que se lo dijo su madre cuando tenía diez años, ¿Qué tomadura de pelo es esta para la familia?

Papito para arriba papito para abajo, y encima con aires de superioridad, ¿qué clase de persona es también Alejandra?

Para mi modo de ver un gesto de elegancia podía haber sido, tú me has dado los apellidos, pero yo no quiero saber nada de la herencia, pero no, ahí estaba ella la primera, su madre y ella.

Cuando mis hermanos pedían dinero a mi padre para sus cosas, Charo siempre estaba en contra y le decía que vivían a costa de él ¿y ella de qué vivía?

Recuerdo en un cumpleaños de mi padre, que nos juntamos toda la familia y cuando salimos, Charo iba alegre, le había echado el brazo por el hombro a mi hermano Fernando y le dijo en voz alta: hemos estado esta mañana vuestro padre y yo en el notario y os hemos dejado así… haciendo un gesto con los dedos índice y medio en medio de su nariz.

Blanca temblaba, era muy tímida, ¿no te parece esto rastrero y calculador?

P. Entiendo entonces que relación buena no existe, ¿se ha puesto en contacto Alejandra contigo?

No, no creo que se atreva y yo no lo consentiré, no tengo nada que ver con esa señora, que además ni es hermana ni es hermanastra; me ponen mala esos titulares de hermana o hermanastra. Mi padre le puso sus apellidos, educación y todos los caprichos. Es una señora que nació dentro de la familia desgraciadamente. Una mentira que mi padre aceptó tras nueve años de matrimonio con Charo y que como ya he dicho antes, mi padre aceptó, y nunca sabremos el por qué.

Al igual que no entiendo todos los gestos de infidelidad y ambición económica por parte de su pareja, ¿a cambio de qué? ¿de un poco de compañía? Es una cosa que nunca entenderé.

Mi padre nunca fue tonto, era un hombre de grandes secretos, bueno, tenía solo dos, el origen de su madre, que no toleraba que fuera hija de una mestiza indoespañola y el secreto de la hija de su mujer.

P. ¿Te has puesto en contacto con la Familia Real o con el rey emérito?

R: No, jamás, por respeto, lo que no entiendo es el porqué del desmentido, por eso te dije antes que exista la posibilidad de que el implicado se lo creyera en su momento.

P: ¿Crees que ha habido algo pactado entre la Casa Real y la familia Montarco?

R. No, en absoluto, mi padre tenía demasiado orgullo y a su modo un código de honor para aceptar este tipo de pactos, aunque la prensa rosa en su momento ya decía también algo parecido de Julio, el otro hijo que tuvo mi padre con Charo Palacios, por el alardeo público de esta sobre la amistad con Juan Carlos.

La prensa rosa dijo que mi padre les había dado los apellidos en contraprestación de “cosas” de la monarquía, pero todo eso fueron falacias, pues mi padre nunca hubiera aceptado eso por orgullo. Sólo aceptó lo de Alejandra, pero en un pacto matrimonial.

La vida de Ana de Rojas es muy tranquila en la pequeña localidad salmantina de Morasverdes, alejada de la nobleza y los lujos, rodeada de naturaleza y sus queridos animales, sin desear más de lo que necesita. Una mujer feliz que ha pasado la tormenta mediática y la tormenta familiar.

Se queda con el recuerdo de los buenos momentos de trabajo con su padre, en lo político y lo social, donde conoció gente importante. “al morir mi madre, yo volví de París con 19 años y mi él tiró de mí para que le acompañara en eventos de trabajo y vida social”.

Una etapa en la que tuvo su sitio dentro de la nobleza acompañada de Eduardo de Rojas, Conde de Montarco, hasta que llegó su nueva pareja, con la que cambió todo.

Lo demás, ya lo saben ustedes.