La campaña electoral de las municipales y autonómicas allí donde toca, ha llegado a su fin y muy pocas veces una campaña ha sido tan sucia y rastrera como la actual. Y lo realmente grave es que muchos de los que han mentido, manipulado interesadamente la información, intoxicado y generado odio contra el adversario político, son los que en los próximos cuatro años presidirán alcaldías y gobiernos regionales y representarán Diputaciones Provinciales y Asambleas legislativas de Comunidades Autónomas. Y en la inmensa mayoría de los casos, se presentan a su respectivo electorado sin informarle de qué gestiones, mejoras y políticas públicas van a acometer. Parece que en política todo vale, y no debería ser así.
En estos turbios acontecimientos todos los partidos políticos tienen una cuota de participación, como es lógico. Ahora bien, quienes han controlado y dirigido el juego sucio han sido los partidos nacionales conservadores. Ayuso, Feijóo, Gamarra -que odian visceralmente a Sánchez- por el PP y Abascal fundamentalmente, por Vox -al no tener argumentos sólidos para poder presentarse a los ciudadanos como garantía para implementar las políticas públicas en mejores condiciones que el gobierno de la izquierda presidido por Pedro Sánchez- se han dedicado –como malos jugadores de fútbol- a golpear en la espinilla del contrario cuando éste controlaba la pelota, distribuía juego y creaba ocasiones de peligro y con la complicidad del árbitro y del VAR.
El gobierno se ha dedicado a explicar -con limpieza, decencia y honestidad- los logros conseguidos durante la difícil legislatura 2019-2023: aprobación de una reforma laboral que ha incrementado el empleo hasta límites nunca conocidos (es más, en los últimos tiempos el censo poblacional en España ha crecido, somos más atractivos para los extranjeros porque ofrecemos mucho más empleo, estable y de calidad), subida del salario mínimo interprofesional, crecimiento fuerte y sostenido del PIB (mientras países como Alemania están en recesión), incremento muy decente de las pensiones, contención de la inflación provocada fundamentalmente por la guerra de Ucrania, en la que tuvo mucho que ver la denominada “excepción ibérica” en el precio del gas y la electricidad y a la que se opuso frontalmente Feijóo, ayudas al transporte y a sectores más vulnerables, incremento de las becas, incremento considerable de plazas en las diferentes Ofertas de Empleo Público: funcionarios, policías, guardias civiles, plazas de Médicos Internos Residentes (MIR), fuertes subidas de salarios a sectores que la derecha había dejado abandonados completamente -¿por qué han iniciado huelgas varios operadores de la justicia como jueces, fiscales, letrados y resto de funcionarios judiciales?, muy fácil, porque saben que este gobierno es sensible a estos problemas y atenderán sus peticiones-. En cambio, en comunidades gobernadas por el PP, como Madrid o Castilla y León, la sanidad y la educación públicas se han deteriorado hasta límites jamás conocidos. Los últimos datos sobre inversión pública en enseñanza no universitaria nos demuestran que Madrid, Galicia y Castilla y León, gobernadas por el PP, se mantienen en el furgón de cola de inversión en educación por habitante: 938, 955 y 958 euros/habitante, respectivamente; mientras que a la cabeza están País Vasco y Navarra, con 1.489 y 1.294 euros respectivamente. Como sabemos, estas dos comunidades no están gobernadas por la derecha cavernaria de PP y Vox. Mientras los gobiernos de izquierdas apuestan claramente por las políticas sociales públicas, las del PP apuestan por la privatización de los servicios públicos básicos, lo que perjudica claramente a los sectores más vulnerables de la sociedad, a la mayoría de la clase media y trabajadora española. La derecha desprecia las políticas públicas y actúa negando evidencias claras, como el cambio climático, porque lo único que les interesa es el poder económico, al que pretenden acceder siempre a través del poder político. El ejemplo más significativo es el proyecto de legalizar pozos de regadío en Doñana, a pesar de la prohibición de la Unión Europea.
Por tal motivo y a sabiendas de que la derecha política no puede competir con la izquierda donde gobierna, se ha dedicado a embarrar el terreno de juego en esta campaña electoral, primero con ETA y Bildu y después tratando de generalizar vergonzosos casos que se han denunciado de presuntas compras de votos en pequeños municipios de toda la geografía nacional y en el que hay candidatos de varios partidos –también de PP y PSOE- y son situaciones que, históricamente y por desgracia, siempre se producen, siempre habrá candidatos y familiares de éstos, en pequeños municipios, que acompañan a ancianos de residencias para depositar el voto, que entran en casas de vecinos y les dejan preparadas las papeletas o incluso se las cambian sin saberlo los interesados. En esto Feijóo no debería extrañarse ni mofarse de denunciados ajenos a su partido. Tenemos que recordarle que, en su tierra, tiene a peculiares personajes que controlan política y socialmente todo, como “los Baltar” en Orense, que conocen bien las artes de esa política clientelar tan arraigada en las entrañas de la sociedad rural española.
Que Feijóo embarre la campaña hasta límites tan barriobajeros e infames dice mucho de él y de las pretensiones de su partido. Creo que el presidente del gobierno, por el contrario, ha sido elegante al plantear una campaña electoral limpia basada en su gestión que, en líneas generales, ha sido positiva durante estos 5 años que lleva gobernando. Está bien que Pedro Sánchez no haya caído en la trampa y en el sucio barro al que ha querido llevarle Feijóo, no sólo durante la campaña, sino desde que es el presidente del PP. El presidente del gobierno ha seguido la máxima de Ludwing van Beethoven, es decir “hacer todo el bien posible, amar la libertad sobre todas las cosas y, aún cuando fuera por un trono, nunca traicionar la verdad”. Por su parte, ¡qué rezón tenía!, el escritor norteamericano Mark Twain que, en una de sus frases más célebres, manifestó: “nunca discutas con un imbécil. Te hará descender a su nivel y allí te ganará por experiencia”.
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