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Los electores, es decir, usted y yo
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Los electores, es decir, usted y yo

Actualizado 23/05/2023 13:48
Félix López

Cada persona es un elector y usted hace muy bien en votar a quien considere oportuno, abstenerse o votar en blanco.

Yo critico siempre más a quienes gobiernan, porque son quienes tienen el poder. Y el poder (todo tipo de poder: ser adulto, ser padre o madre, profesor, jefe de alguien, gobernante, obispo o Papa etc.) siempre debe estar bajo sospecha, tanto el poder ajeno como el propio.

Somos una especie muy jerárquica, como otras muchas, y los excesos y abusos nuestros o ajenos son frecuentes. Los excesos y abusos del poder político son socialmente muy dañinos.

Aunque en la democracia hay varios poderes, unos y otros tienden a manipularse. Por ejemplo, es un escándalo que hablemos de jueces progresistas y conservadores, ellos que solo deberían juzgar desde la ley.

¿Qué podemos hacer los electores? Poco y mucho.

1º- Votar o no votar:

a. – Poco porque, una vez que votamos, los políticos administran nuestro voto durante varios años. Por eso, siempre hay electores satisfechos o insatisfechos con el poder.

b. -Mucho porque, con nuestro voto, podemos cambiar a quienes nos gobiernan o mantenerlos en el poder.

¿Cree que es mejor votar o desentenderse?

2.- Votar a favor de alguien porque le consideramos buen gobernante.

Es una suerte creer que uno está en buenas manos, confiables y eficaces. Claro que toda “fe” tiene dos caras: da seguridad y confianza, por un lado, pero podemos estar engañados, por otro.

3.- Votar porque se es una persona de “partido”, gobernante o no.

Unas veces, porque se piensa que es la mejor opción.

Otras veces se hace con la nariz tapada (como un mal menor).

Y en tercer lugar, porque, como hace años me decía un señor mayor: “yo soy comunista y me moriré comunista”.

4.- Votar contra alguien.

Hay votantes, por razones muy diferentes, que no votan a alguien, sino contra alguien o contra algún partido. Personas que no votan en positivo (quien supuestamente lo hará mejor) sino a aquel partido persona que considera peor, más peligroso o repudiable.

Creo que hay demasiado odio español contra unos u otros; odio que algunos alimentan recurriendo a la guerra civil, una y otra vez.

Un ejemplo, de este odio social, explica la dificultad que tiene Ciudadanos para resistir y encontrar un sitio. Son los demócratas liberales, más centrados y abiertos. Pero tengo impresión que la mitad de ellos odiaban al PP y la otra mitad al PSOE. Ellos que seguramente son los que menos odian, por ubicase en el centro.

5.- Sentirse huérfano políticamente (lo llegó a decir un expresidente español, el señor González), porque ninguno de los partidos le resulta valioso o acorde con sus ideas y valores.

El descrédito de los políticos que señalan las encuestas está muy extendido y tiene un efecto muy desalentador.

Muchos españoles no están satisfechos con los dos partidos que pueden gobernar, pero consideran que hay que votar a uno de los dos, para que no se pierda el voto.

Otros lo que desearían es que, al menos, hubiera un partido minoritario, aunque no pudiera alcanzar el poder, que tuviera una voz crítica positiva en el parlamento y en la sociedad.

Puede que usted no se vea reflejado en esta discutible clasificación. Me parece muy bien, si discrepa.

En todo caso reflexionar sobre la democracia, los partidos y los votantes puede ayudarnos a mejorar a los políticos y a los electores.

El odio es un síntoma muy destructivo y peligroso, lo dominamos durante la transición a la democracia, pero hoy se fomenta y usa para captar electores. Una pena.

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