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Paco Ibáñez
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A MENOS

Paco Ibáñez

Actualizado 18/05/2023 07:54
Ángel González Quesada

“Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan

decir que somos quien somos,

nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.

Estamos tocando el fondo”.

GABRIEL CELAYA, La poesía es un arma cargada de futuro.

Aunque él, fiel a sus principios, rechazaría cualquier galardón, medalla, nombramiento u homenaje oficial, este país debe a Paco Ibáñez un reconocimiento que proclame y honre tanto su obra como su persona, que valore sus enormes aportaciones a la Cultura y explique la importancia de una trayectoria, la suya, construida desde la coherencia y el compromiso con los materiales de la honestidad y el talento.

En el panorama artístico y cultural actual en España, convertido en mercado de influencias, factoría de manipulación de gustos y baratura artística, la figura de Paco Ibáñez, aún en activo a sus ochenta y ocho años, sigue alzándose como excepción, referente de la historia española, no solo cultural, del último medio siglo, sin que haya decaído por el paso del tiempo un ápice la grandeza de su música ni la de su figura como paradigma ético, político, artístico y de lucha durante varias generaciones.

Paco Ibáñez, que sigue hoy iluminando los escenarios con sus conciertos “¡nos queda la palabra!”, además de gran referente de la lucha antifranquista por la democracia, es el máximo hacedor en la enseñanza de la poesía española para varias generaciones, que en un tiempo asfixiado por las consignas, las rutas imperiales y las enciclopedias franquistas que imponían una historia de la lengua y la literatura españolas manipulada, demediada y falaz, los españoles encontramos en las canciones de Paco Ibáñez algo parecido a un resplandor que daba luz a nuestra propia cultura.

Federico García Lorca, Rafael Alberti, Miguel Hernández, José Agustín Goytisolo, León Felipe, Blas de Otero o Gabriel Celaya, son solo algunos de los nombres que Paco Ibáñez descubrió para generaciones enteras a través de canciones convertidas con el tiempo en verdaderos himnos. A partir de clásicos como Góngora, Quevedo, el Arcipreste o el Romancero, el cantante compuso canciones que están inscritas en la historia de la música española como auténticas joyas indelebles del conocimiento y la memoria sentimental de millones de personas. Teatrero, divulgador cultural y devoto del escenario (como Lorca, como Camus...), algunos de sus conciertos (en el teatro Olympia de París, por ejemplo) siguen siendo recordados y escuchados (“...qué perfume de flor de cuchillo...”), como emocionantes eventos no solo musicales sino escénicos, poéticos, de pura comunicación vital y emocionante belleza (“...déjame en paz, amor tirano...”), además de auténticos hitos en la larga lucha antifranquista.

Andaluces de Jaén, A galopar o Palabras para Julia son canciones que saben de memoria millones de mujeres y hombres de varias generaciones de postguerra, y que hoy día, frente a la intragable papilla cibernética de ruidos inundados de luz que copan los espacios 'musicales', significan en la historia de este país rasgos de dignidad, talento y coherencia de que siempre podremos sentirnos orgullosos.

Artista que se expresa en varias lenguas, entre las que se incluyen las cuatro oficiales de España, luchador demócrata, anarquista, exiliado y prohibido por la dictadura franquista, relacionado con personajes punteros de la historia y participante en grandes movimientos culturales en todo el mundo, Paco Ibáñez sigue siendo referente cultural y ético de millones de personas. Rechazó en dos ocasiones, por pura coherencia, la Orden de las Artes y las Letras que quiso otorgarle el gobierno francés, así como otras distinciones oficiales en España y en el extranjero, argumentando que el único reconocimiento que valora es el del público que acude a sus conciertos.

Ese reconocimiento, aún escaso entre los más jóvenes, debería ser propiciado por profesores, educadores y programas de enseñanza hacia las nuevas generaciones, como un valor cultural de primer orden, además de como homenaje, abrazo y tributo a uno de los más grandes artistas que ha dado este país, también como el arma cargada de futuro que Paco Ibáñez sigue siendo, para abrir puertas y ventanas al pensamiento, dar aire y caminos al compromiso y propiciar la reflexión en tantos jóvenes, y no tanto, hoy intoxicados por la bruma del reaccionarismo, engañados por la nadería o perdidos en la indiferencia.

(Asistir hoy a un concierto de Paco Ibáñez, es una opción que no deberían desdeñar los organizadores de esas excursiones escolares tan numerosas y tan llenas, a veces, de puro vacío).

Ángel González Quesada

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