Disfrutar de un verano diferentes, alejados de su realidad, ayuda a estos pequeños
La Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui ha abierto el plazo para que las familias interesadas en acoger a menores durante este verano ya puedan inscribirse. A través de diferentes canales, han lanzado un mensaje para que los interesados se pongan en contacto con ellos.
Las familias que acogen a estos pequeños durante los dos meses de verano han disminuido con el paso de los años, concretamente desde la crisis de 2008 “nos está costando encontrar familias”, explica Ángeles Giménez, presidenta de la Asociación.
La llamada a las familias es fundamental porque, sin saber el número de hogares que hay, no pueden concretar los niños que van a venir. “Traemos a repetidores, que llevan viniendo varios años y lo hacen siempre a la misma familia. Y traemos a niños nuevos en base a las familias que tengamos”, detalla Giménez.
En este sentido, desde la asociación tienen clara una cosa. “No ponemos un tope. Cuántas más familias tengamos mejor, porque más niños pueden venir”, explica.
Estas ‘Vacaciones en Paz’ suponen un respiro de aire fresco para estos pequeños, alejados de los campamentos donde viven todo el año y en los que se pueden alcanzar los más de 50 grados durante estos meses. "Al llegar aquí pasan una revisión médica, disfrutan de todo lo que pueden con sus familias de acogida: de la piscina, hacen amigos y disfrutan de nuevas vivencias”.
Unas vivencias que también son increíbles para las familias de acogida, por eso muchas de ellas repiten años tras años, reencontrándose así con los pequeños.
Para las familias también es importante. Las familias que repiten lo hacen con el mismo niño, y también hay familias que hace años tenían niños y que por circunstancias dejaron de traer y ahora han vuelto. “Para esos niños y familias se crea un vínculo muy especial”, explica la presidenta de AMPUSASA. “Allí tienen a sus familias que los quieren mucho, pero aquí se crea un vínculo muy muy especial”.
Ella ha acogido en su casa a varios pequeños. “La primera vez que traje a un niño fue en el año 1996, y ahora sigo teniendo relación y contacto con él. Después vino otra niña durante 6 años, y también la mantengo. La veo varias veces al año porque viajo hasta los campamentos y conozco a su familia, estoy en su casa… Además, hablo con ella varias veces a la semana”. Por eso, para Ángeles son su “otra familia”.
Por todo ello lanza un mensaje a las familias salmantinas para que se animen. “La experiencia es muy buena en casi todos los casos, no suele haber problemas. Es muy gratificante, nos dan más de lo que les damos nosotros a ellos. Son muy cariñosos, pero la experiencia es muy enriquecedora”, concluye.