Las cofradías de la Oración del Huerto y Nuestra Señora de las Angustias acompañaron a la de Jesús Nazareno
Ciudad Rodrigo vivió en el tramo final de la mañana del Domingo de Resurrección la 12ª y última procesión de su Semana Santa 2023, que se ha podido desarrollar de forma totalmente íntegra, sin sufrir ninguna inclemencia meteorológica, siendo precisamente el protagonismo en todos los desfiles que han tenido lugar en horario diurno (como este último) para un calor bastante intenso, que justamente está previsto que amaine a partir de este lunes.
La última procesión de este año tenía como aliciente el histórico tránsito del paso de Jesús Resucitado por el adarve de la muralla mirobrigense, como una forma de celebrar que la pandemia del coronavirus ha quedado atrás. De este modo, el Resucitado, tras salir de la Capilla del Seminario Diocesano San Cayetano hacia la Plazuela de Herrasti, cogió la gran rampa que da acceso al adarve de la muralla, para recorrerlo hasta la Plazuela del Castillo, brindando así espectaculares imágenes con la Catedral a un lado y el Parador al otro.
El Resucitado estuvo escoltado en su tránsito por los romanos, acompañándole asimismo unas cuantas banderas, niños y algunos cofrades más (todos ellos ya sin capuchón) de la Cofradía de Jesús Nazareno, organizadora de la procesión, que contó con la compañía de otras dos cofradías mirobrigenses: La Oración del Huerto y Nuestra Señora de las Angustias.
La primera de estas cofradías aportó un amplio número de banderas que también recorrieron la muralla (junto a su presidente, Míchel Hernández), mientras que Nuestra Señora de las Angustias sacó sus banderas con La Dolorosa como es tradición (al ser una cofradía de mujeres), yendo en la comitiva del Resucitado una representante junto al presidente de La Oración, y la presidenta del Nazareno, Marian Cruz, mientras que su propia presidenta, Laura Magdalena, acompañó a las tres niñas participantes de la Cofradía.
Todos los niños fueron caminando (al igual que el resto de participantes) por el paseo de losetas de granito del adarve, y no brincando de cañonera en cañonera como parecía que creían que iba a ocurrir alguna de las cofradías ausentes, vistas las excusas puestas para no formar parte de este histórico tránsito del Resucitado, que fue animado por los tres músicos de percusión que han acompañado este año a la Cofradía de Jesús Nazareno.
Tras 35 minutos por el adarve (durante los cuales se estuvo repartiendo agua a todos aquellos que lo requirieron), el Resucitado desembocó en la Plazuela del Castillo (donde dejó más estampas novedosas junto al verraco y al Parador de Enrique II de Trastámara), prosiguiendo a continuación por Juan Arias y General Pando para coger La Colada en dirección a la Plaza Mayor. Al entrar en el ágora el Resucitado por esa vía, La Dolorosa tuvo que buscarse ‘otra ruta’ diferente a la habitual para llegar al ágora. Así, mientras el Resucitado estaba por el adarve, salió de la Catedral para procesionar por la Avenida de Yurramendi, Cáceres, Plaza del Conde, Madrid, Campofrío, Muralla y Rúa del Sol.
Como era esperable al ser este trayecto más largo que el habitual, la llegada de La Dolorosa a la Plaza (cuyos acompañantes llevaban todavía capuchón) se demoró un poco más que otros años, aunque en 45 minutos estaba a las puertas de la misma, ralentizando un poco la entrada para coordinarla con la del Resucitado. Finalmente, a las 14.15 horas, se acabó produciendo el encuentro de ambas imágenes en el centro de la Plaza (donde previamente se había mareado una mujer producto del calor que hacía, siendo altamente demandada la zona de sombra).
Como es costumbre, los dos pasos fueron depositados en el suelo, para quitarle a La Dolorosa el manto negro, y de forma novedosa, como símbolo de alegría, también el puñal que lleva en el pecho. Al mismo tiempo empezaron a soltarse palomas y a sonar el Reloj Suelto en lo alto de la Casa Consistorial, faltando respecto a años anteriores la habitual música del Aleluya por la megafonía.
En este sentido, hay que apuntar que esta última procesión no tuvo ‘narración’ desde la balconada de la Casa Consistorial (este año algunas han tenido y otras no). Precisamente, al estar cerrada la puerta del edificio, el Obispo José Luis Retana (que debutaba en el Domingo de Resurrección mirobrigense, ya que el año pasado le tocó en Salamanca), no pudo subir a dirigirse a los presentes como parecía que tenía intención. Junto al Obispo procesionaron entre otros el Vicario General de la Diócesis, José María Rodríguez-Veleiro.
A partir de ahí, ambos pasos, junto con todos los participantes en la procesión, cogieron la calle Sánchez Arjona, para ir a través de Velayos y Colegios hasta la Iglesia de San Agustín, donde entraron a las 14.40 horas para poner el final definitivo a la Semana Santa Mirobrigense 2023.