Ánimo decaído, cambio brusco en el rendimiento escolar, repudiar o estar demasiado pendiente de las redes sociales…
En muchas ocasiones cuando una familia o un amigo descubre que una persona de su entorno más cercano es víctima de acoso escolar ya es demasiado tarde. Es importante detectar estos casos a tiempo para ayudar a la víctima y así conseguir terminar con esta situación lo más rápido posible.
Por ello, Carmen Guillén, presidenta de la Asociación Salmantina Contra el bullying y el Ciberbuylling (ASCBYC), explica una serie de características que pueden dar lugar a señales de alarma. “Los primeros síntomas que podemos detectar como padres es un ánimo decaído, tristeza, llorar sin causa aparente, objetos personales que vuelven a casa rotos o que han desaparecido y no hay justificación, el aislamiento…”.
Sin embargo, es fundamental las alteraciones en la comida o el sueño. “No hay que olvidar que muchos niños que sufren acoso escolar están ahora mismo en unidades de trastornos alimentarios, acaban de llegar porque desarrollan anorexia, bulimia, dolores de cabeza o de tripa sin justificación aparente en la víspera de ir al colegio, o a las 8 de la mañana cuando va al colegio.... Al niño realmente le duele, pero a la hora de la verdad los médicos no encuentran nada”, explica.
Un descenso brusco en el rendimiento escolar o en algunos casos al revés, que suben de golpe, porque el niño se refugia en ello. Golpes, arañazos… “eso pueden ser señales referidas a que se está sufriendo lo que se conoce como acoso escolar esencial”.
Por otro lado, si hablamos de ciberbuylling, “podemos notar más o menos los mismos síntomas y podemos añadir el cambio o repudiar las redes sociales o el estar constantemente pendiente de ellas, el cambiar de modo de vestir”.
Por ello, si ves estas situaciones en un menor de tu entorno presta especial atención, ya que puede ser una víctima de acoso escolar.