Es una enfermedad rara, pero grave, causada por una toxina que ataca los nervios del cuerpo
El Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) ha alertado este lunes de un brote de al menos 14 casos de botulismo (12 en Alemania, uno en Austria y otro en Suiza) en ciudadanos europeos que viajaron a Estambul (Turquía) entre el 22 y 25 de febrero para recibir inyecciones gástricas de neurotoxina botulínica, que se administran para ayudar a perder peso.
La inyección de toxina botulínica intragástrica en animales y humanos se emplea en ocasiones como tratamiento para la obesidad. Su efecto incluiría el retraso del vaciamiento gástrico y la inducción de saciedad temprana, con la consiguiente disminución de la ingesta y la pérdida de peso. Sin embargo, presenta más riesgos que otras operaciones para la pérdida de peso.
Según el boletín de enfermedades transmisibles del ECDC, todos los casos son adultos de mediana edad y diez de ellos (8 de Alemania y los afectados en Austria y Suiza) recibieron el tratamiento en la misma clínica.
El botulismo es una enfermedad rara, pero grave, causada por una toxina que ataca los nervios del cuerpo. Puede causar dificultad para respirar, parálisis muscular y hasta la muerte. Con mayor frecuencia la toxina es producida por la bacteria Clostridium botulinum. Los alimentos en conserva envasados, preservados o fermentados en casa de manera inadecuada pueden crear las condiciones necesarias para que las bacterias produzcan la toxina.
No se puede ver, oler ni percibir el sabor de la toxina, pero probar incluso una pequeña cantidad de alimentos con esta toxina puede ser mortal.
Los síntomas del botulismo introgénico son debilidad y dificultad para tragar. Los posteriores a un tratamiento cosmético pueden ser oftalmológicos y orofaríngeos (visión borrosa, párpado caído y sequedad de boca), mientras que las toxicidades posteriores a los tratamientos terapéuticos están relacionadas con la dificultad para la respiración y debilidad.