Llevamos 15 años mejorando escuelas en Marruecos. En el 2019 construimos los 36 metros cuadrados de dignidad para Hadiya, Abderragin y Josín. La semana del 6 de marzo de 2023 hemos bajado a firmar el convenio del verano y a bajar a Dani. Bajamos chicos y chicas que en España están atrapados en las drogas y la desesperación y con la misma cuota de los padres, Alexei se ha reinventado.Con dos meses en Marruecos nos cuenta como se mueve antes de dormirse por la soledad del orfanato en Rusia. Quiere quedarse un mes más para llevar al colegio a los niños que no están yendo, hacerles la comida y protegerlos por posibles riesgos con el tío con el que bajan la mirada y le tienen miedo.
Se enfada y no entiende que nadie se haga cargo de su situación. En España no cuidaba su higiene y ahora se responsabiliza de sus nuevos hermanos marroquís.
Impresiona su claridad, su entrega, el sentido que le ha dado a su vida.
Todos los veranos hemos experimentado temporalmente el poder curativo de la pobreza anunciado en tantas religiones y denostado.
Gana el amor y el sentido de familia a la ciencia de la psiquiatría.
Aisa la madre es una mujer mentalmente enferma, no sabemos la parte genética o la adquirida por los abusos y la impotencia desbordada. Con síndrome de Diógenes ha vuelto a acumular, en la cueva de ratas donde vivían antes de la casa nueva, todo lo que la caridad de la conciencia de la comunidad musulmana le da de las sobras.
Los encontramos sin comida, sin ropa limpia, sucios y cerrando la puerta a la chica que pagamos para que vaya a limpiar dos días por semana.
Abderragín y Josín llevaban veinte días sin ir al colegio y mendigando por un pueblo cercano. Con el maestro vimos los brillantes cuadernos cuando van clase. Hadiya empezó peor pero va todos los días y ya saca ochos.
Alexei si fuera un niño normal de su escuela estaría como buen ruso pegando tiros en Ucrania.
Volvemos a hablar con los de la tienda para que le lleven la lista de comida que hace la chica, les volvemos a comprar ropa y el bonito pelo de Hadiya queda con menos enredos. Ya lo había peinado con aceite Alexei y les había hecho unas lentejas.
La madre desaparece durante el día, pero en la noche se acurruca entre ellos.
Ya de viaje de vuelta a España recibimos la foto de los niños limpios y bien vestidos acompañados por un radiante Alexei que los esperará seis horas. Es mayor de edad y no ha querido volver con compras en el zoco todavía. Ahora quiere estudiar para ser educador social De Santiago Uno.
Milagrosamente a la vuelta de la escuela Aisa había hecho la comida. El peluquero acercará la comida, el profesor nos mantendrá informados. Mohamed y Laarbi harán el seguimiento y habrá estanterías para ordenar la ropa y algún libro, también una mesita para estudiar.
Este programa para limpiar de drogas en pueblos abandonados de España costaría 100.000 euros al año con turnos de educadores. Aquí 6000 y se salvan ellos y la familia.
Emigran de España para encontrarse en los despoblados pueblos del desierto de la provincia de Sidi Ifni. Desarrollo sostenible de pueblos y personas con familias pobres en recursos materiales. Las palabras huecas de los altos estamentos del “primer mundo”, se ignoran en un volcán de olores, sabores, sentimientos, abrazos y sonrisas puras. Alexei no necesita nada para él. Si este plan falla están las hermanas Keltum, Habiba y Sabá para acoger a Hadiya, pero perderíamos a Abderragín y Josín. Nuestra banderita estudiará como Keltúm y salvará al mundo entero como dice el Corán. Sin protección a la infancia.
Todo esto sucedía el ocho de marzo con manifestaciones de mujeres por las calles.
JG
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