La lucha feminista no ha terminado y no se detendrá hasta conseguir la igualdad porque «no somos víctimas ni pasivas, sino mujeres luchadoras» y nos queremos vivas y libres.
María Laura Violato
Defensora de Derechos Humanos
El 8 de marzo se celebra el Día Internacional de los Derechos de la Mujer. No es un día de fiesta sino de conmemoración: en este día recordamos las luchas y los logros en materia de derechos económicos, sociales, civiles y políticos de las mujeres, pero también la violencia de la que siguen siendo víctimas hoy en día. Este día pretende hacer reflexionar a todos acerca de la desigualdad de género.
La iniciativa de proclamar un día dedicado a los derechos de la mujer tiene su origen en la propuesta que Clara Zatkin presentó en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas de Copenhague (1912), donde se decidió instaurar un día de conmemoración y lucha por los derechos de la mujer. En los años siguientes, otros estados introdujeron tal conmemoración y la gente salió a la calle en esta ocasión para exigir el derecho al voto, el derecho al trabajo, la educación y la igualdad para las mujeres. No hay una única razón por la que se haya establecido el 8 de marzo como fecha para conmemorar los derechos de la mujer: las razones son múltiples y en principio las fechas en cada estado eran diferentes.
En 1975, la ONU reconoció oficialmente el 8 de marzo como día en el que celebrar los derechos de la mujer, y ese mismo año se convirtió también en el Año Internacional de la Mujer, dedicado precisamente a la promoción de la igualdad entre hombres y mujeres, la plena integración de la mujer en todos los contextos de la vida de un ser humano y la importancia de la contribución de las mujeres al fortalecimiento de la paz mundial. El Día Internacional de la Mujer tiene así como objetivo celebrar los avances en las esferas económica, política y cultural logrados por las mujeres de todo el mundo.
No se celebra en todas partes de la misma manera: cada país ha hecho suyo este día enriqueciéndolo con símbolos y tradiciones. En China se adornan las calles con banderolas rojas de buenos deseos para las mujeres, en Filipinas se organiza el lanzamiento de farolillos luminosos al cielo, en Perú las mujeres se reúnen para cocinar polladas y vender lo recaudado para financiar actividades en favor de la mujer... En definitiva, el Día de los Derechos de la Mujer une a todos los países por el significado para el que fue creado, pero además se declina de diferentes y coloridas formas, que enriquecen la jornada con una carga emocional y cultural: es un momento en el que la cultura y las tradiciones y los derechos humanos encuentran un terreno común.
La ONU, que es el organismo que se ocupa de la promoción de los derechos humanos y la paz, en la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer de 1993, en el Art. 18, declara que los derechos de las mujeres y las niñas son parte inalienable, integrante e indivisible de los derechos humanos universales, y también se declara la no discriminación de los sexos. El compromiso con las mujeres se concretó cuando, en 2010, con la resolución de la Asamblea General ONU, nació ONU Mujeres, que comenzó a operar en 2011. ONU Mujeres es la agencia de Naciones Unidas para el empoderamiento de la mujer que promociona la igualdad de género; este 2023 lanza el tema para el 8 de Marzo: «Por un mundo digital inclusivo: Innovación y tecnología para la igualdad de género».
En este día se quiere rendir homenaje a la lucha de las mujeres centrándose en la tecnología y la educación digital para la consecución de la igualdad. Las herramientas tecnológicas pueden ser una fuente de soluciones creativas para dar voz a las mujeres, promover la igualdad de género y alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 de la ONU, especialmente en los puntos 4 (Educación) y 5 (Igualdad de género). Además, la educación digital puede ayudar a concienciar a las mujeres sobre sus derechos. Pues se ha puesto de manifiesto que el acceso a la tecnología presenta diferencias de género dejando atrás a las mujeres; de hecho, el 37% de las mujeres de todo el mundo no tienen acceso a internet. En lo que se refiere a la educación, el porcentaje de mujeres que se acercan a las materias científicas es significativamente menor que el de los hombres y esto también se debe a las desigualdades y discriminaciones que frenan el potencial de las mujeres. Se estima que en el futuro el 75% de los empleos estarán relacionados con áreas científicas y tecnológicas (área STEM) y si las mujeres no tienen acceso a estas materias y a Internet, consecuentemente quedarán rezagadas en el ámbito laboral, por esto hay que luchar para que las mujeres también puedan acceder a Internet y a la educación en la tecnología.
Los éxitos conseguidos en todo el mundo por las luchas feministas para lograr la igualdad son muchos, y cada vez son más los países que por fin permiten a las mujeres acceder a sus derechos antes negados. Pero, por desgracia, la discriminación sigue estando muy presente en todo el mundo. Los ejemplos más reveladores y recientes están relacionados con: el apartheid de género implantado por los talibanes en Afganistán, donde a las mujeres se les niega el acceso al crecimiento cultural y a la emancipación; y la República Islámica de Irán, donde la sharia (la ley islámica) sitúa a las mujeres en una posición inferior y donde son perseguidas. Irán fue también el teatro de unas protestas muy importantes tras la muerte de Mahsa Amini, asesinada porque supuestamente llevaba el velo de forma incorrecta. Las protestas que tuvieron lugar resonaron en todo el mundo, y por esto muchos grupos de activistas, defensores de los derechos humanos, feministas, han mostrado su solidaridad con las mujeres que salen a la calle cada día arriesgando sus vidas. ¡La solidaridad entre países y entre mujeres puede ser un instrumento muy potente que puede ayudar a la lucha! Estos que acabamos de mencionar son dos casos extremos, pero en todo el mundo la discriminación continúa. Incluso en países considerados democráticos las desigualdades son evidentes en el mundo laboral y en todos los contextos públicos. Además, con demasiada frecuencia siguen llegándonos noticias de nuevos feminicidios.
La lucha feminista no ha terminado y no se detendrá hasta conseguir la igualdad de género porque «no somos víctimas ni pasivas, sino mujeres combativas» y nos queremos vivas y libres.
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