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Un viaje para aprender y madurar
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VITIGUDINO / IES RAMOS DEL MANZANO 

Un viaje para aprender y madurar

Actualizado 02/03/2023 12:20
Redacción

Veintinueve alumnos se embarcan en una aventura de una semana con destino a Irlanda para mejorar su nivel de inglés y aprender a desenvolverse por sí mismos

Con muchos nervios e ilusión, veintinueve alumnos de 3º y 4º de la ESO- de entre 14 y 16 años- dijeron el 29 de enero adiós a sus familias hasta el 4 de febrero. ¿La finalidad? Vivir una de sus primeras experiencias alejados del abrazo de sus padres: un viaje a Bray (Irlanda). “Me desperté y aterricé en la realidad de que me iba una semana fuera de casa y a otro país. Estaba un poco nerviosa pero las ganas de vivir esa experiencia sobrepasaban los nervios, miedos…”, afirma Carla Rodríguez.

Una vez superada la primera etapa, el viaje en autobús desde Vitigudino hasta el aeropuerto Adolfo Suarez Madrid - Barajas, llegó lo que para la mayoría era su primer viaje en avión: “Una de las cosas que más me sorprendió fue el aeropuerto de Madrid, era enorme. Cinco minutos antes de subirme al avión sentía cosquillas en el estomago ya que era la primera vez que volaba, pero al despegar enseguida me tranquilicé” cuenta Ruth Santiago de Vitigudino.

Ya en Bray, los alumnos junto a sus dos profesoras acompañantes, se alojaron por parejas en familias de acogida, algo que también les resultaba novedoso y, por qué no decirlo, motivo de nerviosismo y preocupación, pero, finalmente, todos quedaron maravillados y agradecidos por el buen trato recibido: “Mi madre de acogida era muy maja y su perro también. Les cogimos mucho cariño ya que nos trataban muy bien”, relata Nuria del Dedo. Olga Estévez comenta: “Estaba contenta pero expectante hasta conocer a mi nueva familia. Además, era el momento en el que tenía que empezar a comunicarme en inglés”. Carlos Quesada lo califica así: “El primer día fue el más duro, era el momento de conocer a las familias, por suerte, eran muy majos. Pensábamos que las comidas iban a ser muy diferentes pero no eran tan dispares de las de España”.

Instalados en sus nuevos hogares, por las mañanas, durante tres horas, tenían que asistir a clases en una academia. Los repartieron en diferentes aulas de acuerdo a su nivel de inglés. Allí compartieron experiencia con un grupo de estudiantes extremeños de los cuales se hicieron inseparables. “Nos lo pasábamos genial, música, juegos y muchas risas”, explica Carla Rodríguez, “las clases eran divertidas. Aprendimos mucho inglés”, comentan Miguel Sánchez y Paula Marcos , “las tres horas pasaban volando” dice Daniela Pérez.

Por las tardes, ya finalizadas las clases, para ellos llegaba lo que califican como “lo mejor del viaje”, cada tarde hacían recorridos turísticos por Dublín, Bray y pueblos cercanos, contando además con algo de tiempo libre. “Cuando mejor me lo pasaba era en las actividades de las tardes, estaba con todas mis amigas y me reía un montón”, recuerda Violeta Mellado, “todas las actividades fueron muy interesantes.”

Y ya finalizado el día y tras la cena con sus respectivas familias, nuestros chicos volvían a vivir experiencias nuevas, únicas y para todos los gustos. Cada noche disfrutaban de una actividad diferente: bolera, bailes irlandeses, cine e incluso paseos por la playa o el “laser tag”, juego que José Manuel Sánchez califica como “muy divertido y entretenido”.

Y así, casi en lo que dura un abrir y cerrar de ojos los alumnos de Vitigudino y comarca se vieron de nuevo viajando a España para rencontrarse y abrazar de nuevo a sus familias, retomar las clases habituales en el instituto… eso sí, ya no serán los mismos puesto que todos catalogan su viaje como “la mejor experiencia vivida”: “Ha sido el viaje de mi vida, experiencia única y divertidísima, me quedaría sin hojas si escribiese todas las risas y buenos momentos”, reflexiona Spas Veselov; “me ha encantado la experiencia” resume Rocío Sevillano; “fue un gran viaje, tanto por la gente que formó parte de él, como por las actividades que hicimos”, indica Carla Rouces.

De vuelta a casa, más independientes, sabiendo más inglés y recuperando su no tan ansiada rutina, preguntados sobre si recomendarían la experiencia, afirman: “Experiencia para repetir, lo recomendaría totalmente” afirman Javier Almendra y Silvia Iglesias, o Victoria Sevillano y Ángela Iglesias que resumen todo el viaje como “una experiencia recomendable que repetiríamos, sin duda. Tener que hablar en otro idioma, enfrentarte a nuevos retos, vivir de una manera diferente, distintos horarios… ha sido muy divertido.”

La mayoría de estos alumnos tiene claro que viajar y vivir en un país extranjero es parte fundamental del bagaje personal de cada uno y es algo que, sin duda, hay que vivir al menos una vez en la vida.

Texto y fotos: alumnos del I.E.S. Ramos del Manzano -Programa de inmersión lingüística.