Un joven se libró por centímetros de ser corneado tras hacer una de las mayores estupideces que se recuerdan
El cierre taurino del Lunes de Carnaval (ya en tramo horario del Martes), con la habitual segunda capea nocturna, volvió a seguir el guión del resto del día, dejando por un lado buenas noticias, pero al mismo tiempo algunas cuestiones negativas de relevancia. Con los tablaos prácticamente llenos pese a ser Lunes, la capea estuvo protagonizada por dos astados de la ganadería de los Hermanos Sánchez Herrero, que inicialmente causaron una grata impresión, midiéndose principalmente a ellos los recortadores.
Los dos toros salieron con bastante fuerza de los toriles, estando prácticamente todo el rato moviéndose. En el caso del primero, no paró quieto ni un momento, enfrentándose a él continuamente recortadores. Ya con la estancia del astado avanzada, se metieron a dar unos pases un par de maletillas, generándose un poco de polémica con los recortadores, que empezaron a quejarse; pudiéndose escuchar también algunos abucheos en los tablaos (esto ya es casi ‘tradición’ en las capeas nocturnas).
El segundo toro, de nuevo con una buena presencia, fue asimismo muy movido, salvo en su parte final. De igual modo, fueron los recortadores los que le sacaron más provecho (incluso con un salto), metiéndose apenas un par de maletillas. Como era ‘pronto’, llegó el momento de las repeticiones, saliendo el primero de los astados, al que únicamente se midieron recortadores en el tiempo que estuvo en la arena.
La velada iba bastante bien (además hacía buena temperatura y no había rastro de la lluvia que marcaban las previsiones), siendo previsible que también se repitiese el segundo toro, pero esto no llegó a ocurrir, porque ese primer astado de repetición no quiso ni en solitario ni con los cabestros encaminarse a los toriles. Tras haberlo intentado con otros métodos, acabó por ser necesario recurrir a la soga para meterlo para dentro, algo que también fue complicado porque el toro se había ‘clavado’ en la parte superior del ágora, en un punto como si tuviera un muro delante.
Ante el retraso, parte de los tablaos se fueron paulatinamente vaciando, pero aquellos que aguantaron presenciaron un final totalmente estrambótico. Por ejemplo, los que se fueron no vieron el momento Peaky Blinders que pudo acabar en tragedia. Tras alrededor de media hora intentando meter al toro, un joven ataviado al estilo de esa serie bajó de un tablao de la parte sur de la Plaza y se acercó a la mitad, empezando a citar el toro con su gabardina para alucine de todos (especialmente de aquellos que estaban trabajando para meterlo en toriles).
El problema fue que el toro, muy descansado tras llevar tanto tiempo parado, se arrancó con fuerza a por él, esquivando la cornada en la pierna por centímetros (se puede ver en las imágenes). Tras ello, el joven se fue hacia la parte superior del coso parece que con la intención de seguir armando, pero uno de los pastores del Carnaval, Pipe Martín, le sacó enseguida. El 'show' no concluyo ahí, ya que el joven se fue a uno de los burladeros de la parte media para volver a salir, argumentando que iba a cruzar la arena, pero personal del Ayuntamiento le obligó a meterse para dentro.
En ese instante, se subió al tablao anexo, procediendo a tirarse de nuevo a la arena (entre ¡aplausos! de algunos espectadores), momento en el que de nuevo Pipe Martín fue a por él para echarle de la arena, intentando ahora ‘dejarle más claro’ la estupidez que estaba haciendo.
Finalmente, se logró introducir al toro en el callejón a las 1.34 horas de la madrugada, momento en que se pudo oír en la parte norte de la Plaza críticas en voz alta por la tardanza en meter al astado. Oídas abajo por parte de quienes habían estado trabajando insistentemente en ello, fueron replicadas con algo así como ‘haber bajado tú’ y un eso ‘me lo dices aquí abajo’, a lo que ni cortas ni perezosas dos personas se tiraron prácticamente tablao abajo (arrollando incluso a varias personas) para llegar a la arena. Vistas las intenciones, enseguida varias personas evitaron que topasen los protagonistas del encontronazo para que la noche no acabase todavía peor.
En ese momento, como decíamos, el astado había entrado en el callejón, pero no en los toriles, con lo cual seguía existiendo un riesgo de que volviese a salir a la Plaza, en caso de romper la puerta (que no es precisamente acorazada), pese a lo cual parte de los espectadores que quedaban en los tablaos se empezaron a mover por el coso. Finalmente, no hubo sustos adicionales, y el animal fue introducido en los toriles a la 1.43 horas de la madrugada, cerrando un largo lunes taurino.