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La raza y amor propio de Jarocho
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Novillada con picadores / Crónica de Paco Cañamero

La raza y amor propio de Jarocho

Actualizado 21/02/2023 12:56
Redacción

La novillada se desarrolló con muchas cosas interesantes, como el encierro que mandó Montalvo, de irreprochable presentación y que, excepto el cuarto, fue una delicia para los toreros, en la medida que pudieron, por la clase que atesoraban

Sigue con toda la alegría el Carnaval del Toro, aunque ya normalizada en cuanto al ambiente, el apropiado y tradicional que debe presidir esta magnífica Fiesta. Y en las antípodas del vivido el fin de semana con miles de jóvenes llegados de diferentes lugares del país para hacer un ‘botellón’ por los abarrotados parques y zonas verdes de extramuros de la muralla, sin siquiera asomarse a la ciudad. Aquí, para las nuevas ediciones, la Corporación Municipal debe hacer algo para evitar esta masificación, que desde luego no beneficia al esplendor y solera que debe identificar a unas de las mejores fiestas de España y sin duda las mejores, con diferencia, de Castilla y León.

Llegamos a Miróbriga y la gente seguía hablando de la faena que protagonizó El Mene la tarde anterior. De sus naturales, lentos y parsimoniosos, lo mejor que ha protagonizado un alumno finalista del Bolsín en muchos años. Así como suena, en muchos años. Además de haber sido su gran tarjeta de presentación, al Mene, no se le puede perder la pista, porque tiene duende y mueve las telas de manera primorosa y ojalá esos naturales del domingo abran la puerta a un torero grande. Estuvo sensacional y fue de esos trasteos de los que gusta hablar a los aficionados.

Comenzó el festejo, que se desarrolló con muchas cosas interesantes, como el encierro que mandó Montalvo, de irreprochable presentación y que, excepto el cuarto, fue una delicia para los toreros, en la medida que pudieron, por la clase que atesoraban.

Abrió el cartel Víctor Hernández, ya curtido en el escalafón de novillero, a cuyas manos fue un noble y repetidor Montalvo, al que caja una faena larga y con inteligencia, toda ella bajo el patrón de la calidad e incluso con aroma de torero caro. Rubrica con manoletinas y un desplate, antes de matar de estocada y pasear las dos orejas, tan justas como merecidas.

De la inagotable cantera toledana llegó Jorge Molina, a cuyas manos fue otro Montalvo de clase, también más exigente que en anterior. Molina brilló con él, gracias a un toreo asentado y firme, donde brilló al natural. En su larga faena supo tocar las teclas del reposo, para dar sitio y distancia, aunque faltó emoción. Mata de estacada y tres golpes de verduguillo.

Volvía Valentín Hoyos, el novillero albercano que el pasado año dejó tan buenas vibraciones en esa plaza, correspondiéndole un novillo más alto y cuajado que los precedentes. Brindó a Manuel Diosleguarde, que seguía el festejo en un tablado y pronto canta el novillo que tiene mucho que torear y al que, el serrano, trata de imprimir su sello, aunque no siempre lo lograr al quedar desacoplado entre muletazo y muletazo. Lo mejor la estocada, que le sirve para pasear dos orejas.

Al finalizar y tras realizar la vuelta al ruedo se presentó en la enfermería con una herida sobre sano 1/3 medio cara interna del muslo derecho con trayecto hacia adentro de 12 centímetros que llega a cara iterna del fémur con arrancamiento de colateral directa vena femoral con pronóstico grave.

Jarocho llegó con toda la ilusión y le tocó bailar con la más fea, con el novillo de menos condiciones y el único que vendió cara su vida. No obstante ahí estuvo Jarocho, en novillero, como decían los antiguos, dejándose matar y hasta fue capaz de levantar a la gente de los asientos en el tercio de banderillas. Brindó a su abuelo, un gran aficionado natural del pueblo de Boadilla (en la comarca de Ciudad Rodrigo) que ha sido quien irradio tanta torería a su familia. Comenzó con unos doblones por abajo, quedándose corto enseguida por ambos pitones, algo que no asustó al debutante que expone hasta recibir otra voltereta en el garbanzo negro del encierro que mandó Montalvo. Mata de estocada defectuosa y descabello ara cortar dos orejas gracias a su entrega. Y a estar en novillero, que es como debe estar un chico que aspira a ser toreo.

Y con el Carnaval del Toro, ya encaminado a su recta final abandonamos Ciudad Rodrigo, donde el recuerdo de los naturales del Mene siguen latiendo con fuerza en el corazón de los aficionados.

FICHA DEL FESTEJO

  • Ganadería: Se lidiaron utreros del Montalvo, los dos primeros de gran juego. Más complicado el tercero y el peor, el cuarto.
  • Víctor Hernández: Dos orejas.
  • Jorge Molina: Oreja tras aviso.
  • Valentín Hoyos: Dos orejas.
  • Roberto Martín ‘Jarocho’ (que debutaba con picadores): Dos orejas

Lleno en el coso taurino, en tarde nublada y de buena temperatura.