La llegada del encierro se hizo de rogar, ya que se afrontó el primer tramo -en el que no puede entrar el público- con mucha calma.
Gran ambiente peñista a lo largo del recorrido y en el campo haciendo acopio de viandas y buen vino para hecer más amena la espera
Este año sí: el esperadísimo encierro a caballo del Domingo de Carnaval de Ciudad Rodrigo ha salido a la perfección, entrando completo y casi compacto, para disfrute de las miles y miles de personas repartidas por todos los puntos posibles tanto del tramo de campo como del urbano que, eso sí, tuvieron que esperar un buen rato a que astados y caballos hicieran acto de presencia, ya que el tramo inicial lo afrontaron con mucha calma.
Precisamente, quizá la clave de este éxito haya sido esa tranquilidad inicial, siendo manejados a la perfección los astados de la ganadería madrileña de Villanueva por los caballistas liderados por el Centro Ecuestre Casasola. En la zona de la Ermita de la Peña de Francia, el grupo cogió un poco de ritmo, en dirección a la Calleja de Valhondo, donde se acabó por producir una clara fragmentación en tres grupos con escasa separación entre ambos (los dos primeros con toros y el tercero con un buey rezagado).
De este modo, la entrada de los astados al tramo urbano –cuya superficie estaba ligeramente húmeda tras la lluvia de la noche- por la Puentecilla (que se produjo a las 11.41 horas) no tuvo mayor complicación, avanzando a muy buen ritmo hacia el centro histórico. Una vez ya en el entorno amurallado, algún que otro astado dio un poco de guerra (obviamente los caballistas se fueron apartando por motivos de seguridad).
La Plaza Mayor la alcanzaron en primer lugar tres toros negros, llegando a continuación uno marrón, que al abrirle la puerta para que entrase permitió la ‘fuga’ de los tres negros, que regresaron al ágora apenas tres minutos después (a las 11.54 horas). Posteriormente, subió otro astado más, que en la Plaza dio un susto a un mozo contra las tablas, cerrando el encierro un último jabonero.
Finalmente, el Campanazo que decretaba el final del encierro a caballo sonó a las 12.08 horas (es decir, estos astados estuvieron en el tramo urbano, pese a ser más largo, menos tiempo que alguno de los protagonistas del encierro sabatino). En ese momento, se pudieron escuchar hasta aplausos en la Avenida Conde de Foxá por parte de la espectacular marea humana que poco a poco iba deshaciendo el camino.
El encierro a caballo dejó al menos dos heridos de relevancia: un hombre que sufrió una cornada, siendo llevado a la enfermería, y otra persona con una posible fractura de tibia y peroné.
En cuanto al ambiente peñista y grupos de amigos que tienen ya como tradición sacar las viandas y el buen vino desde primera hora de la mañana a lo largo del recorrido va en aumento.
Este año la buena temperatura y día soleado forjaba una amena la estancia en el campo, que con buen vino y el mejor embutido de la zona, la media hora de espera por el retraso del encierro se hizo mucho más amena.
Cabe destacar que algunas peñas tienen ya solera en esta tradición dominical, este año como protagonista fue la Peña el Viernes, con sede en el barrio de las Canteras, concretamente en la calle Campo de Agadones, que celebró su 25 aniversario haciéndole los simpatizantes un homenaje a su promotor, Lorenzo Sánchez “Loren”.
Esta peña reparte cerca de 50 kilogramos de patatas ‘meneás’ y 30 docenas de huevos fritos que comparten entre conocidos y amigos. Convirtiéndose el pequeño local en un foco de amistades y conocidos que cada año va a más.