No es un banco, solo gestiona sus 'activos tóxicos'
Sareb trabaja con activos de la banca, pero no es un banco. Es el acrónimo de Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria, S.A. Nació en 2012, en plena crisis inmobiliaria, fruto del acuerdo entre las autoridades españolas y europeas para crear una sociedad que se encargara de vender y gestionar los préstamos e inmuebles de las entidades financieras rescatadas. Cuando se creó, su cartera estaba formada por préstamos al promotor (77,7%) e inmuebles (22,3%) que compramos a esas entidades por un importe de 50.781 millones de euros.
Por lo tanto, es una empresa que forma parte del esquema para recapitalizar los bancos y las cajas de ahorros más afectadas por la crisis financiera. El objetivo es generar los máximos ingresos con la venta de sus activos para cancelar el mayor importe posible de su deuda, que se encuentra avalada por el Estado, y, de ese modo, reducir el impacto en los contribuyentes.
En 2012 y 2013 la sociedad recibió casi 200.000 activos procedentes de 9 entidades financieras (BFA-Bankia, Catalunya Banc, Banco de Valencia, Novagalicia Banco, Banco Gallego, BMN, Liberbank, Caja3 y CEISS) valorados en 50.781 millones de euros. 39.438 millones, el 77,7%, eran activos financieros (créditos y préstamos al promotor); la otra parte, 11.343 millones, el 22,3%, eran activos inmobiliarios (viviendas, terrenos, edificios, oficinas, locales comerciales, etc.).
Los activos bancarios que Sareb incorporó a su cartera tenía un valor neto de uno 107.000 millones de euros; los compraron a las entidades rescatadas por un precio fijado por el Banco de España en 50.781 millones de euros, tras aplicar un descuento aproximado del 50% de su valor.
“En otros países también existen sociedades de liquidación de activos problemáticos de la banca, a las que se les conoce con el nombre de ‘bad bank’. De ahí viene el término que se aplica a Sareb, pues sigue el modelo de otras organizaciones internacionales que gestionan los llamados 'activos tóxicos'. Aunque nos llamen así, no somos un banco, sino una sociedad que gestiona activos procedentes de las entidades financieras”, explican desde la empresa.
“No tenemos ficha bancaria, no concedemos hipotecas, ni hacemos ninguna tarea propia de un banco. Lo que nos relaciona con la banca es que en 2012 y 2013 compramos a las entidades financieras que tenían problemas de liquidez sus activos más complicados, como parte de una estrategia conjunta del Estado Español y las instituciones europeas. Nuestro cometido es vender esos activos en un plazo limitado”, añaden.
La cartera de Sareb se compone de activos de diferente tipología. Por un lado, la compañía posee préstamos impagados de promotores y, por otro, es propietaria de inmuebles de diferentes clases: viviendas, garajes, trasteros, suelos, oficinas, locales comerciales, activos industriales y logísticos, hoteles…
La gestión de un volumen tan importante de activos (más de 28.000 millones de euros en la actualidad), su dispersión geográfica y su diferente tipología hacen la gestión profesional de los mismos sólo pueda llevarse a cabo a través de operadores especializados. Por eso, la compañía trabaja con proveedores especialistas desde su creación.
Desde Sareb se afirma que ni se ha entregado ni se han venido las viviendas a los llamados 'fondos buitre'. Las viviendas no se han vendido o entregado a ninguna empresa, sino que siguen siendo propiedad de la compañía. "Sareb ha adjudicado en 2022 un contrato de prestación de servicios a operadores especializados mediante un proceso competitivo que ha sido auditado por un tercero independiente y que ha seguido los principios de transparencia, independencia y libre concurrencia”.
La compañía comercializa la práctica totalidad de sus viviendas en el mercado minorista, es decir, a particulares. Todas las personas interesadas en comprar una vivienda de Sareb pueden consultar las páginas web de los comercializadores con los que trabaja actualmente la compañía (Aliseda-Anticipa, Hipoges, Domo y Aelca). Una vez seleccionada la vivienda, el cliente puede contactar con el comercializador para planificar una visita.
Las viviendas de la compañía se venden, por tanto, a personas interesadas en adquirir un inmueble y no a fondos de inversión u operadores de mercados institucionales. Lo mismo ocurre con otro tipo de inmuebles residenciales, como son los garajes y los trasteros.
Con otro tipo de activos como suelos, obras sin terminar, locales o naves, la sociedad prioriza su venta a través de canales minoristas a empresas, operadores especializados o promotores, en muchos casos locales, interesados en adquirir lugares donde desarrollar sus negocios o inmuebles que les permitan desarrollar sus proyectos inmobiliarios.