El pregón fue pronunciado a última hora de la tarde del sábado en el Teatro Nuevo Fernando Arrabal
I PARTE
Para aquellos que no me conozcáis, o solo sepáis que soy el vasco que cría toros en una finca al lado de Águeda,
Mi nombre es Rafael Iribarren Basagueren Ajuriaguerra Gorostiza…….y como veis, mis apellidos me delatan.
De Sevilla, del barrio de Triana.
Aunque en El Mundo del toro se me conoce como Rafa Cruz en honor a mi padre,
Nací en Bilbao hace ya unos cuantos años y llegué a Cabezal Viejo de su mano hace 32 a cumplir un sueño, que era el suyo, pero que él tuvo la inmensa generosidad de compartirlo y regalármelo.
Yo lo hice mío y lo que se inició como un sueño, ahora es mi manera de vivir que también es a mi manera.
Estas semanas desde que recibí una llamada en la que me invitabais a ser vuestro pregonero, He repasado mi vida y sobre todo mis recuerdos,
He revivido instantes que parecía tener olvidados.
Y en este ejercicio de contar algo de mí, de ir más allá del ganadero he buscado en ese baúl en el que he ido guardando, aquello que me ha ido haciendo la persona que soy.
Muchas veces no somos conscientes de que pertenecemos a un lugar,
Que ese lugar ha estado en tu vida desde niño,
que viene a tu memoria en esos días en que necesitas cerrar los ojos, respirar hondo y sentir que todo va ir bien.
Hoy frente a vosotros feliz, emocionado y agradecido, Cierro los ojos por un instante.
Viene a mi memoria ese niño inquieto y ansioso, que esperaba el mes de julio para viajar desde su pueblo de Vizcaya a un pueblo salmantino, donde le esperaba esa sensación de plena libertad, que sólo es de verdad cuando uno todavía no es consciente, de que la responsabilidad de la edad nos corta esas alas.
En esa niñez familiar vizcaína, para criar a los cinco hermanos que somos, mi madre contaba con la ayuda de una salmantina nacida en Martin de Yeltes de nombre Santiaga, una más de la familia. Mujer recia, de fuerte carácter, seria. Pero a la vez cariñosa y cercana como buena castellana.
Con ella me venía a estas tierras, salía del azul del mar y del verde de los prados y llegaba al dorado de los campos, a ese mar ocre del encinar.
De algún modo sentía que también pertenecía a este lugar, el cual mi padre anduvo por estas tierras cuando apenas dejó de ser niño.
Que el camino que recorría, sería el que años después uniría mis dos hogares.
Ahí es cuando me doy cuenta que mis pasos me han llevado a donde una parte de mí siempre perteneció.
II PARTE
Aquí empieza mi historia, la de mi vida, la de mi padre, la de mi amor, la de mis sueños…
El toro siempre ha estado en mi vida. Mis primeros recuerdos son muy tempranos.
Quizá no tendría más de 5 o 6 años cuando llegaba el otoño y en mi casa aparecían unos chavales Persiguiendo la gloria,
A mí, me parecía que venían de tierras muy lejanas, Sevilla me parecía que era el otro extremo del mundo y ya cuando llegaban de Colombia, México o de allende los mares, Ni me podía imaginar dónde estarían esas tierras. No conocía aún la inmensidad del mundo.
Desde mi curiosidad siempre les preguntaba lo mismo. Pero qué hacéis aquí?.
Quizá esperando otras respuestas. Ellos de igual modo su contestación era también siempre la misma.
Quiero ser figura del toreo.
Llegaban ligeros de equipaje, con una vieja maleta y un hatillo, Donde como un tesoro guardaban sus trastos de torear, Muletas y capotes remendados mil veces, Casi siempre prestados o regalados por alguna figura del torero después de pasar largas horas de espera en las puertas de hoteles, con la idea en el horizonte de sacar a sus familias de la necesidades en las que Vivian.
A nuestra casa llegaban nerviosos, con unos pantalones casi siempre cortos unos zapatos grandes y camisas de manga larga desgastadas. Así era como yo les veía, cuando me detenía a observar esas figuras espigadas.
Tan humildes, despojados de lo material. Pero vestidos de dignidad, de esa que solo viste las pieles curtidas por las cornadas que da el hambre y el frío.
Era todo normal pero distinto a todo, me sorprendía del arrojo de esos chicos aun niños al presentarse ante mi aita. Hombre de carácter arrollador. Que de primeras imponía y que de impulsivo había veces que uno no sabía si te iba a caer la bronca o te iba a dar un abrazo.
Sentía que había algo distinto en ellos, que los diferenciaba del resto de chavales con los que yo me relacionaba.
El respeto que había en sus formas y manera de hablar, Cómo pedían permiso para todo y tenían temor hasta acercarse a la mesa.
Yo con mis ojos de niño les veía inmensos y me preguntaba cómo podrían enfrentarse a la muerte. Apenas con una capa, igual que los héroes que yo leía en los tebeos.
Más tarde comprendí, que esa capa la hacía grande las necesidades, El querer alcanzar un sueño y el esfuerzo que hay detrás de esa búsqueda.
Me quedaba en la mesa embobado escuchando sus relatos, historias de los que dejaban atrás y de lo que ansiaban encontrar.
De volteretas y decepciones penurias, apenas hablaban, Aunque seguro era lo que más vivían.
Sus relatos estaban llenos de trenes carreteras y caminatas eternas para llegar a las fincas. No sentían sus pies porque iban dibujando los trazos de la faena perfecta a ese toro imaginario que algún día soñaban con torear en Las Ventas.
En esas largas tardes de otoño, que se confundían con la noche, todos perdíamos la noción de las horas…..
Mi aita ya con algún whisky, le brotaban los recuerdos, volvía por un momento a ser joven, casi un niño y nos hablaba de cuando dejó atrás su aldea en los montes de Vizcaya. Persiguiendo ese anhelo que ahora veía en sus caras extasiadas.
Y comenzaba su historia, tantas veces contada y escuchada por mí.
Entonces mi aita se convertía en ese héroe con capa y yo me sentía el niño más afortunado del mundo.
ENTRA VIDEO - NIÑO QUE TOREÓ A LA LUNA.
Este cortometraje que acabamos de ver, fue creado como un homenaje a los maletillas, como lo fue mi padre.
La intención fue la de escribir un trocito de historia de aquellos que no pudieron llegar.
Mi padre fue de los que llegaron, no como torero. Llegó a novillero con caballos, pero fue tan inteligente que se quitó después de un cornalón.
Su vida transcurrió por otros caminos empresariales. Un hombre muy inteligente, arriesgado e impulsivo.
Siempre estuvo vinculado a este mundo. Contaros que fue empresario de la Plaza de Bilbao, fuera de feria, cuando llevar aficionados a la plaza era a base de ilusión esfuerzo y pasión. Llego a dar hasta 15 novilladas en una sola temporada en tiempo de Capea, Robles, Galloso, Manzanares, Ortega Cano, lo que fueron luego grandes figuras del toreo……
Pero lo curioso es que donde le ganaba dinero eran las tardes cuando actuaba el bombero torero, llenos los tendidos de niños en compañía de padres y abuelos, así una temporada tras otra.
El patio de la plaza de toros de Bilbao, Vista Alegre…. Fue durante mi niñez el patio de mi recreo.
En el año 1991 adquirió la finca Cabezal Viejo. Eligió este lugar por su agua, por el encinar por estar cercano a un núcleo urbano, Ciudad Rodrigo.
Las piedras que cubrían la tierra, con los años se convertirían en los cercados que la rodean.
Llegó a ser grande y a hacer cosas grandes, pero nunca olvidó aquel niño que toreo a la luna.
Ahí están mis raíces que siempre están presentes en esta casa.
Por ello para mi es igual el que empieza como el que está en lo alto del escalafón, todos aprendemos de todos,
Enseñar para aprender. Ganaderos y toreros, pero también de aquellos que piden permiso al final de una faena. Para robar los últimos minutos de la becerra en un tentadero.
III PARTE
Estos días, mientras intentaba darle forma a este pregón.
Buscaba las palabras adecuadas. A través de las cuales, pudiese de algún modo, llevaros con mi voz hasta el que es mi paraíso.
Hacer que cada uno de vosotros se llevase un poquito de las emociones que cada día siento cuando voy acercándome a ese lugar mágico.
Una mañana como si alguien me las dictase al oído, se fueron hilvanando las frases adecuadas.
De mi mano…….., esta noche. Os abro las puertas de mi casa.
Esta noche sois mis invitados especiales. Espero ser buen anfitrión.
(INICIA VÍDEO)
Es una mañana de febrero, hace frío, Todo parece dormido.
Paso por la calle principal de Águeda. Curiosamente este pueblo de colonización se inauguró el año que nací yo, otra señal que me indicaba el destino.
Sencilla y recia la puerta de madera que me recibe, Encinas, testigos mudos del tiempo que se detiene y parece anclado en épocas pasadas.
Los animales despiertan de un largo sueño. Majestuoso el toro, orgullosa la vaca madre, juguetona e inconsciente de su futuro la becerra portadora de un mañana.
Las paredes de piedra que la cercan, de cantos rodados, altos y bien cuidados, Emblema de esta finca que la hace distinta y única.
Parece un cuadro pintado a plumilla, lleno de un verde intenso, todo en orden como si fuese un inmenso salón esperando a un invitado especial.
Así me siento cada mañana cuando tímido aparece el sol y lo llena todo de luz.
El lugar que siempre soñé para crear un mundo propio donde el toro bravo fuese el protagonista.
Viene la imagen de mi de mi padre……. y se me escapa traviesa una lágrima y pienso en voz alta.
“Seguro que siempre está vigilante y me cuida en mis decisiones desde donde esté,
quiero creer que se quedó aquí y que esos pasos que escucho cuando para el viento, son sus pies que caminan junto a los míos”
Un lugar por sí mismo no es distinto, la diferencia está en quien lo habita,
Quien lo llena de risas, de olés cuando una vaca embiste por derecho, tardes de tentadero donde el tiempo se detiene entre los vuelos de la muleta, En la mirada ilusionada de los chavales que empiezan, y te veo a ti cuando esperabas en la tapia una oportunidad.
En la cara de admiración de las gentes anónimas que nos visitan y que luego se convierten en amigos.
En quien trabaja y cuida de Cabezal Viejo, que con el paso del tiempo se han convertido en Familia, porque el desveló es el mismo, son muchas las decepciones y alegrías compartidas.
Ahora soy yo el que da ese apretón de manos después de elegir una novillada.
Apartarla. Poner el nombre de destino al cercado y empezar otra vez a soñar.
Imaginar la plaza llena, los nervios de los que empiezan y de los que sin ser nuevos parecemos estrenarnos cada tarde.
Siento que formo parte de este pequeño rincón, este lugar que es como mi prolongación en la naturaleza. Como un lienzo inacabado donde siempre le puedes añadir pinceladas, seguir creando, embelleciendo y soñando.
Rincón que un amigo bautizo hace ya muchos años, como “La Casa de los Sueños” y cuyo nombre es Cabezal Viejo.
IV PARTE
Hay un refrán que dice, uno no solo es de donde nace…sino también de donde pace.
Bueno, yo lo he adaptado un poco a mi vida, Y aunque soy Vasco de nacimiento, me siento Charro de adopción.
Lo que en principio fue un ir y venir entre mis dos hogares, Leioa y Ciudad Rodrigo, con el tiempo Miróbriga se ha convertido en mi lugar de residencia.
Puedo decir con orgullo y sobre todo con infinita gratitud, que desde el principio me he sentido querido y respetado por sus gentes.
Me sigue haciendo mucha ilusión, cuando me paran por la calle y preguntan, “Ganadero que tal van los toros de este año?”
De un modo tan llano, tan cariñoso, tan cercano que siento que estoy en casa.
Aquí encontré el amor, mi gran amor, el que rompe murallas, el que Cuando aparece ya no lo puedes dejar escapar. El que Cuando ya has recorrido parte de la vida, sabes que el camino que te queda por andar lo quieres hacer junto a ella.
Como muchos sabéis es Olga. Mirobrigense como lo es su familia, que siempre han estado a nuestro lado, desde que decidimos unir nuestros destinos.
Juntos formamos un equipo, juntos estamos en las volteretas y en las vueltas al ruedo.
El destino me llevo a compartir mi vida con esta mujer fuerte, y a la vez cercana y cariñosa que me recuerda tanto a la Santiaga de mi niñez. Otro guiño de mi destino que siempre estuve vinculado a estas tierras, porque de aquí son una parte de las personas que han marcado mi existencia.
V PARTE
Me gustaría hablaros de mi presente más cercano en el qué hay una fecha que nadie olvidaremos, porque de un modo brusco y sin avisar hizo que cambiase la historia, La del mundo entero, porque todo se detuvo de pronto, todo se paró Y a partir de esos días nada sería igual.
Marzo del 2020, 14 de marzo, No hace tanto tiempo, aunque parezca mucho.
En aquellos primeros días de desconcierto, solo pensaba en esos animales que se quedarían sin salir a las plazas.
Las ferias que no se celebrarían, Los pueblos sin fiestas patronales y Sin oportunidad para los corredores de calle, los que recortan embestidas, las portátiles de los pueblos pequeños, los oles de los tendidos.
Desde el salón de la Casa Azul, la que fue durante esos meses mi atalaya donde observaba el fin del mundo pero siempre con la esperanza que volviera a empezar. Inventamos la locura, nuestros Tiempos de Espera.
Y para aquellos que estéis pensando de que estoy hablando. Os contaré, que en un arrebato buscando la voz al toro, Nos metimos a productores de documentales.
Aquello que surgió de la barriga, y no tanto de la cabeza. Se convirtió en una etapa increíble.
Con mucha ayuda, ilusión y ganas. Fuimos capaces de regalar un poquito de campo. Nos acompañaron casi todos los que creyeron en nuestra insensatez. Y en cada programa que íbamos emitiendo en abierto por YouTube, encontrábamos argumentos para seguir.
Tiempos de Espera fue nuestro desahogo, y a la vez la forma de darle vida a nuestra creatividad.
Todo fue una colaboración desinteresada, emocionante, en la que era descolgar un teléfono y todos estar dispuestos para lo que hiciese falta.
Y se convirtió en nuestro homenaje al toro, a sus gentes, al campo, a la dehesa, en definitiva a esta nuestra tierra, y siempre persiguiendo esa frase que hicimos nuestra.
“Si puedes soñar, podrás hacer”.
Fuimos capaces de que San Fermín cabalgase a hombros por Cabezal Viejo y su capote arropase a esos hombres que corrieron por todos los que no pudieron hacerlo por la Estafeta.
Porque ese año si hubo encierro. Y fue aquí en Miróbriga, en plena pandemia.
Llegaron los míticos de Pamplona con otros muchos soñadores, Por un día se nos olvidó que el mundo como lo conocíamos se había vuelto al revés.
Hubo chupinazo y cantamos con los periódicos en alto. Carreras y sustos. Bebimos Y comimos y sobre todos nos dimos abrazos inconscientes.
Celebrando que todo había salido bien.
Para muchos el día más feliz de aquel año.
ENTRA VÍDEO DE SAN FERMÍN
La tauromaquia necesita la libertad para existir. Para transformarse en cultura y ser fuente creativa donde expresar emociones. La tauromaquia es arte y esa manifestación artística es irrepetible y única. Porque cada animal es único. Cada embestida, cada carrera, cada faena delante de un toro es diferente a cualquier otra.
Cada ganadero tiene en su cabeza el toro soñado y por ello aunque iguales en encastes, en morfología, ninguna ganadería será igual a otra, porque en ella está la impronta y la personalidad del que selecciona, el que cuida y el que protege cada animal. Haciendo que su comportamiento sea identificador del hierro que representa.
Cada hombre que se viste de luces entiende su toreo de un modo que por mucho que se intente copiar, será siempre inimitable.
Aquí no valen las repeticiones, ni las tomas falsas como sucede en el cine. No se puede parar y volver a empezar para mejorar el enfoque o la luz o la interpretación del actor principal. No hay extras que hagan las escenas de riesgo, Ni la sangre es agua coloreada, Ni las heridas son fingidas. Es un mundo de Verdad, de valores como el esfuerzo, el sacrificio, la lucha, las decepciones y también…aunque sea para pocos, el triunfo.
Cada tarde tendrá unas emociones nuevas las que nos embarguen ante una faena. Porque nuestros sentidos se verán guiados por nuestro estado de ánimo. Por ello lo que se siente en ese instante ya no volverá de igual modo a sentirse.
Y cuando esa alquimia funciona y se produce ese vínculo mágico en el que animal y hombre se transforman en una sola fuerza, Justo en ese instante renacen todos los motivos para seguir enamorado de este mundo.
Por ello de valientes es su defensa, que cada día solo puede hacerse a base de conocimiento, de enseñanza de grandeza, De transmitir lo aprendido de otras generaciones, como portadores de un legado.
Creo firmemente que esto no acabará en estos tiempos tan revueltos, en que se confunden y equivocan muchos términos. Y para ello apuesto por la juventud, que se enganchen al poder de las miradas, que se han perdido en pos de las pantallas. Vivir de forma real el juego a muerte entre un hombre y un animal. Sentir que la realidad supera a la ficción por muy bueno que sea el videojuego.
Porque en ellos está el germen que mantendrá vivo el toro y todo lo que le rodea. Que se olvida que es una manera de vivir y de sentir para muchos, entre ellos…. la mía.
Y no hay mayor exponente, que la fiesta entendida como popular, está más viva que nunca estos días, EN este Carnaval…..”El Carnaval del toro”.
VI PARTE
Ya estamos al final de esta historia.
Cuando firme el contrato para la encerrona de esta noche, Tengo que confesaros que está siendo como si estuviese lidiando en la Maestranza.…….iba de hablar del Carnaval….que es el motivo por el que esta noche estamos todos aquí.
Así que como se dice en el argot taurino no hay quinto malo.
Por ello voy a remitirme a lo que viví y sobre todo sentí a través del recorrido que hicimos en la grabación del último capítulo de Tiempos de Espera.
Como un deber, en gratitud a las gentes de Miróbriga, Recreamos un Carnaval el año que no se pudo celebrar, porque un virus nos había robado los besos y los abrazos.
Volvió a sonar la campana gorda. Los caballos subieron por el registro, y unos toros imaginarios corrieron detrás de unos locos soñadores.
Fue entonces, cuando entendí toda la dimensión de estos días, que muchos esperan el resto del año. Que se empiezan a organizar meses antes y a vivir de forma real salidos de la Navidad.
Que las calles se van transformando y se estrechan con las agujas. Que los niños juegan más a los toros.
Que con la excusa perfecta, os reunís para organizar pero entre charlas y vino hay que volver a quedar porque no se ha quedado en nada.
Las tientas del Bolsín que es la madre de todos los demás que se organizan en el orbe taurino, Que realmente, se hacen llamar familia bolsinista, Y donde los triunfadores tienen una oportunidad para torear durante el carnaval.
A la conclusión que llegué fue que el carnaval no es sólo una fiesta, Es sobre todo un Espíritu.
El conjunto de un pueblo que ofrece su tiempo, su esfuerzo, formando todos parte imprescindible para que todo funcione y que estos días se llenen de luz y color, De vida, de risas, de baile y de amistad.
Yo los había vivido como ganadero, mis conocimientos eran de una manera parcial, Después comprendí que el Carnaval es un todo, lleno de piezas que encajan perfectamente.
Cada tabla y cada cuña en su sitio, que dan forma a esa plaza cuadrada que crece a ritmo de martillo,
Niños que aprendieron de sus padres y hoy orgullosos desempolvan los tablaos para ser ellos los creadores, Mi recuerdo para Alberto, conocido por todos por el Riche. Siempre me reservó un buen sitio en su tablao. Este año serán sus hijos quien estarán en su lugar.
Magia que solo surge cuando se deja de ser uno para ser parte. Y no puede ser de otro modo.
Por unos días se olvidan los problemas, Se aparcan las dificultades y las diferencias, Las calles se convierten en ríos de gente, lugares de encuentro.
De reencuentros con aquellos que se fueron lejos. Brindar por la vida y por poder celebrarlo.
Llegar por primera vez con los amigos al campanazo, anudarse al cuello el pañuelo naranja. Y no volver sentirse forastero entre esa multitud que salta al ritmo de una Campana Gorda. Esperar esa tarde del viernes a los bueyes en su paseíllo de estreno, aprendiendo el recorrido que durante esos cinco días acompañarán a los que serán los verdaderos protagonistas…..Los Toros
Seguir el ritmo de las charangas, los disfraces callejeros, El caldo caliente y el vino que calienta por dentro, Las perronillas con aguardiente para empezar la mañana. Y huevos con farinato cuando llega el almuerzo.
Aprender rápido que cuando suena suelta la campana es que el toro está en la calle, Encierros, desencierros, el del antruejo y el del aguardiente, El toro detrás de los mozos, carreras llenas de emociones y sustos. Los abuelos con los nietos de la mano a coger sitio en las agujas, ocupando el mismo sitio en el recorrido año tras año.
El domingo despertar pronto, abrigarse y ser parte del río de gente que llega de todas partes. Toros y caballos, en perfecta armonía. Estar cada uno en su lugar. Llevar arropada a la manada en una larga carrera desde el prado de la ermita, por la estrechez de la calleja. Subir por el registro y llegar a la plaza. Lucir con orgullo la garrocha. Cumplir un año más con la tradición. Seguir soñando con el encierro perfecto…..
Los chavales que viven su primer carnaval, lejos de la vista de sus padres, Manejando difícilmente esas sensaciones nuevas. Primeros amores y primeras resacas.
Mi recuerdo para Puñalero. Toro de nuestra ganadería, que corrió las calles el martes de carnaval del 2020. Premiado como el más bravo.
Y cuya cabeza cuelga en un lugar privilegiado del choco taurino en Cabezal Viejo.
Capeas de mañana y capeas nocturnas, Donde siempre está presente la figura del eterno maletilla, Conrado.
Al que no quiero olvidar y cuya figura quedará por siempre en la arena de tantas plazas de pueblo. Pero sobre todo, imagen donde reflejarse por su sabiduría de vida.
Todo esto y mucho más es este Carnaval.
Y su nombre que lo hace distinto a todos es
CARNAVAL DEL TORO.
Porque en estos tiempos en que hay temas que son socialmente mal vistos. Este pueblo se manifiesta orgulloso y muestra la mejor versión de la Tauromaquia.
Así como yo la entiendo.
De todos y para todo, desde el que va a embarcar los toros, hasta el que arrea a los bueyes. Pasando por el que se viste de luces o aquel que arriesga a cuerpo limpio su vida en un recorte.
Todos somos imprescindibles y por tanto iguales.
Porque además hay algo que nos une…que es el amor al toro.
Creo que no puedo terminar de mejor modo lo que ha pretendido ser contar una historia.
La mía, pero también la de las personas que llenan mi vida….y que ahora todos vosotros, desde esta noche también seréis parte de ella.
(VÍDEO CARNAVAL)