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Los ganaderos de El Abadengo se sobreponen a la inundación de sus campos
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Los ganaderos de El Abadengo se sobreponen a la inundación de sus campos

Actualizado 10/02/2023 10:45
Ester Corredera

Caminos y fincas fueron anegados por las avenidas de agua que provocaron las precipitaciones durante el mes de diciembre y especialmente los días 7 y 8 de enero

Las riadas por el desbordamiento de ríos, arroyos y riveras en los pueblos de El Abadengo han dejado numerosas huellas en las infraestructuras rurales. Las intensas lluvias caídas durante el mes de diciembre y los días 7 y 8 de enero superaron la capacidad del suelo de absorber el agua, un suelo que arrastraba una pertinaz sequía. “Hemos pasado de la gran seca a la gran mojá” fue el dicho más repetido por los vecinos de la comarca.

La ‘gran mojá’ tuvo su clímax el domingo 8 de enero. En Lumbrales se desbordó el arroyo Froya, tanto a su paso por el casco urbano -normalmente sin agua por estar canalizado- como por el campo. El agua corrió por las calles y entró en algunas viviendas, y causó daños en los huertos colindantes: paredes caídas y sembrados anegados. Los desperfectos también fueron considerables en su discurrir hacia Hinojosa de Duero y en su término municipal.

Otros ríos y arroyos -el Morgáez en Sobradillo, el arroyo de la Rodavila en San Felices, la rivera de La Redonda…,- también se desbordaron, afectando a carreteras y caminos y al campo. El hecho de que los cauces de arroyos y riveras no estuvieran adecuadamente limpios provocó que la maleza arrastrada por el agua formara en algunos puntos presas de contención que agudizaron la fuerza de la corriente.

El Camaces nunca había ido tan alto”, afirman los que llevan toda la vida viviendo en el campo y del campo. Desde su nacimiento en la laguna de la Cervera, en su tránsito por las fincas ganaderas de Fuenteliante, Olmedo, Lumbrales, Bermellar..., las aguas inundaron terrenos, se llevaron paredes y árboles y destrozaron caminos y veredas.

En Lumbrales la fuerza del río fue tal que arrastró piedras y arbustos en más de un kilómetro entorno a su cauce, en la zona del puente de San Pedro. El paisaje es desolador y su reposición va a ser larga y costosa.

Destrozos en caminos y fincas

Los destrozos en los caminos rurales son impresionantes: caminos recién arreglados quedaron intransitables. Se han echado escombros y piedras para facilitar el acceso a las fincas, a la espera de un arreglo adecuado.

En algunas fincas los primeros días era imposible entrar con vehículos para atender al ganado; algunas vacas estuvieron sin comer varios días. La riada también se llevó por delante las paredes de piedra y los cercados de alambre que cierran las fincas ganaderas, algunos de reciente construcción. Las piedras quedaron desperdigadas por las fincas. “Hay mucho trabajo que hacer para levantar las paredes y hay que hacerlo porque corremos el riesgo de que las vacas se escapen. Si no se han salido es porque no han querido”, afirman varios ganaderos. El trabajo será muy costoso tanto laboralmente como económicamente. Ganaderos y ganado también padecieron otras consecuencias de las inundaciones, como retrasos en el saneamiento o vacunaciones, así como en la salida de animales para el matadero, por la imposibilidad de acceder a fincas y embarcaderos.

En una finca inundada por el Camaces, días después un camión cargado con ganado quedó atascado en el barro. El arroyo que discurre por Bogajo se llevó una vaca y un ternero que, afortunadamente, se recuperaron con vida aguas abajo.

Ganaderos y ayuntamientos están ahora a la espera de las posibles ayudas de las administraciones competentes, en principio el Gobierno y la Confederación Hidrográfica del Duero, pero también de la Junta y la Diputación. A través de los ayuntamientos de la Mancomunidad Comarca de El Abadengo se han recogido fotografías y datos sobre los desperfectos que se han reenviado a la Subdelegación del Gobierno en Salamanca.

LA FICHA

  • Localidades afectadas: los 12 pueblos de El Abadengo.
  • Daños: destrozos en fincas y caminos rurales.
  • Cuantía estimada: pendiente de evaluar.
  • Consecuencias: paredes derruidas, dificultad para acceder a las fincas, retrasos en la atención al ganado.