La necesidad de vertebrar el Oeste por tren

En los últimos días la prensa se ha hecho eco de dos noticias aparentemente inconexas, relativas al Corredor Atlántico y la Vía de la Plata, que ciertamente estarían más que relacionadas sobre el trasfondo de la posición y el futuro logístico de Salamanca.

Y es que, por un lado el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, firmaba con los presidentes de Asturias y Galicia un protocolo para exigir un ramal Noroeste del Corredor Atlántico, de cara a conectar Asturias y Galicia al ramal principal de dicho corredor en la provincia de Valladolid a través de Zamora y León.

Asimismo, en paralelo, se publicaba la noticia que anunciaba la finalización de la vía verde entre Béjar y Plasencia, que lo hace merced al desmantelamiento de la antigua vía férrea de la Ruta de la Plata entre estas ciudades, que lleva años siendo desmantelada por tramos por parte de ADIF, exigiendo eso sí, un canon anual a los Ayuntamientos por la Vía Verde.

En todo caso, aunque pudiera parecer que no hay relación entre ambas noticias, lo cierto es que si nos fijamos en los detalles sí podría verse una relación directa entre ambas, y que iría en consonancia con la desvertebración del Oeste de España en materia ferroviaria y, especialmente, de la Región Leonesa, cuya columna vertebral es la Vía de la Plata.

En este aspecto, llama la atención que para la conexión desde Salamanca hacia Asturias y Galicia con el Corredor Atlántico y el ramal Noroeste planteado, las mercancías deban hacer sí o sí un rodeo por la provincia de Valladolid. Y otro tanto podemos decir para aquellas mercancías que desde Asturias, Galicia, León y Zamora quisiesen buscar los puertos de Sevilla o Cádiz, teniendo que desviar su itinerario por Valladolid y Madrid en ese caso.

Y es que el Oeste de España sigue desvertebrado en materia ferroviaria merced a la nula voluntad de gobiernos de uno y otro color en las tres últimas décadas para recuperar el Corredor ferroviario de la Vía de la Plata, vital para las regiones de León, Extremadura, Asturias y Galicia.

Es más, en los últimos años, en vez de impulsar un estudio para poder modernizar el recorrido de esta antigua vía buscando adaptarlo, de cara a una reapertura con trenes modernos corrigiendo y retrazando aquellas partes que lo precisasen, el Gobierno, ADIF y los Ayuntamientos han decidido que era preferible desmantelar esta vía por tramos. Porque, para qué poder tener un corredor ferroviario que vertebre el Oeste de España favoreciendo nuestra posición logística y permitiendo exportar más fácilmente los productos de Salamanca, Zamora, León o Cáceres, pudiendo tener un camino para ir en bicicleta.

Ciertamente, que en materia ferroviaria sigamos sin el Corredor del Oeste o Vía de la Plata supone un lastre enorme para Salamanca y su posición logística, que de este modo se mantiene sin conexión por tren a norte y sur, y con solo una vía que permite trenes de prestaciones modernas, aquella que rodea por la provincia de Valladolid para conectarnos hacia el este, ya sea hacia el País Vasco o hacia Madrid.

Es por ello que en el ramal Noroeste del Corredor Atlántico presentado hace unos días, Salamanca se queda sin posibilidad de conectarse directamente con Galicia y Asturias, porque mientras se pretende impulsar la logística del Noroeste, nuestra columna vertebral, la Vía de la Plata, sigue siendo desmantelada entre Astorga y Plasencia para convertir en chatarra sus viejas vías de cara a crear un camino, la Vía Verde, que para colmo tienen que pagar nuestros Ayuntamientos a ADIF.

Y es que, mientras ADIF paga trenes en otras zonas más enriquecidas del país con, entre otras cosas, lo que obtiene de la venta de convertir en chatarra las vías de la Ruta de la Plata, aquí tenemos que pagar a ADIF para no tener tren y poder ir en bicicleta, mientras de paso nos retrasan hasta 2027 la electrificación de la vía de Salamanca a Fuentes de Oñoro, o tenemos una vía hacia Madrid por Peñaranda que solo permite circular a trenes-burra. Seguimos siendo el olvidado Oeste.