Llevan un par de años ejerciendo como voluntarios en la Asamblea Comarcal de Cruz Roja
Amalia Ramajo y Joaquín Aguado son un matrimonio de mirobrigenses que, tras finalizar hace algo más de un lustro su vida laboral como profesores del IES Fray Diego Tadeo de Ciudad Rodrigo, han decidido continuar contribuyendo a la sociedad como voluntarios de Cruz Roja, queriendo compartir su experiencia públicamente para animar a otras personas a hacer lo mismo en aquello que sepan o puedan hacer, sea mucho o poco.
Según explica el matrimonio, hace unos dos años vieron en Ciudad Rodrigo Al Día un llamamiento de Cruz Roja en busca de nuevos voluntarios (a raíz de las sesiones de vacunación contra el coronavirus), y decidieron acercarse a la entidad, después de haberles rondado ya la idea por la cabeza previamente (conocían en cierta medida el funcionamiento de la entidad producto de un compañero de trabajo que ya era voluntario).
En este sentido, Amalia Ramajo explica que tenían la “inquietud de participar en una organización que trabaje por mejorar las condiciones de vida, de salud, y vimos la oportunidad” con Cruz Roja, que está “a la puerta de casa”, todo ello teniendo en cuenta que se habían jubilado, con lo cual “disponíamos de más tiempo libre”, y que “vimos necesidades sociales en Ciudad Rodrigo” que no cubren las administraciones.
Una vez en la entidad, donde fueron recibidos con los brazos abiertos, están prestando ayuda en aquello que les piden y pueden: “es variable, en función de las necesidades y la disponibilidad”, de tal modo que cada persona adapta su experiencia de voluntariado a su propia flexibilidad personal, desde colaboraciones esporádicas (por ejemplo expertos en distintas materias ya jubilados que ofrecen charlas de vez en cuando) a otras más continuas.
Sus contribuciones
En el caso de Amalia Ramajo y Joaquín Aguado, entre las acciones que han llevado a cabo está la impartición, tras proponérselo desde la entidad, de un curso de economía doméstica, para ayudar a personas con menos recursos a organizar mejor sus ingresos y gastos en función de la situación de cada uno (desde personas que se han quedado en paro a personas inmigrantes que llegan a una realidad diferente, con una multiplicación de marcas en los supermercados que complica saber qué es exactamente lo que buscan).
Para poder impartir este curso, el matrimonio recibió una formación de la mano de técnicos de Cruz Roja, a partir de la cual ya han trabajado con varios grupos de 4-6 personas cada uno, que están siendo “muy agradecidos, te cuentan sus vivencias y te sientes muy útil”, ya que además adquieren “autonomía”. Con este curso, se consigue trabajar además en uno de los objetivos de Cruz Roja, apostar por una “educación sostenible y saludable”, en este caso favoreciendo que mantengan una alimentación sana pese a tener que ahorrar en este concepto.
Otras de las acciones de Cruz Roja en las que colaboran Amalia Ramajo y Joaquín Aguado (como ellos señalan, es un voluntariado “variado”) son la preparación de los alimentos que reparte la entidad en el marco del Fondo Europeo de Garantía Alimentaria, o el transporte de personas mayores a las actividades programadas para este colectivo bajo el epígrafe de Enrédate (paseos saludables, charlas, actividades de ejercicio físico y mental, etc.).
Asimismo, están disponibles para contribuir al Equipo de Respuesta Básica en Emergencias (ERBE) de Cruz Roja, que se activa cuando hay necesidades especiales como las vacunaciones contra el coronavirus, el alojamiento en Ciudad Rodrigo de los evacuados por el incendio de Monsagro, o la cobertura logística de los involucrados en el dispositivo sanitario que presta la entidad con motivo del Carnaval del Toro.
Aunque no participan en el mismo, Joaquín Aguado y Amalia Ramajo recuerdan que Cruz Roja también cuenta, desde su área de Juventud, con un programa de Promoción del Éxito Escolar, que presta apoyo a niños con problemas educativos, pertenecientes a familias en riesgo de exclusión, inmigrantes con dificultades debido al idioma, o que no pueden costear clases de apoyo. Esta acción, además de en Ciudad Rodrigo, se lleva a cabo los miércoles en Fuentes de Oñoro.
Invitación a otras personas
Joaquín Aguado reflexiona que “qué mejor que echar una mano, da mucho sentido a la vida, te reconforta y es muy agradecido”, apuntando que es “una experiencia muy positiva porque te sientes útil: te eleva la autoestima”. En este sentido, el voluntariado “tiene ventajas”, en palabras de Amalia Ramajo: “te haces más sensible a los problemas de la gente, te sientes más empático, tienes más salud mental y física, haces amistades,...”, en definitiva, “le das mucho sentido a la vida, recibes más de lo que tú das”.
Así, ellos mismos animan a cualquier otra persona que quiera a “que se haga voluntario y venga por aquí; es gratificante, y vale cualquier tipo de gente”, resaltando que cuantos más voluntarios haya en Cruz Roja, “más abarcamos”. Desde la propia entidad recuerdan que hay acciones de voluntariado “súpersencillas”, como llevar en vehículos a personas mayores a las actividades (es decir, ejercer de conductores), ayudarles al llegar a la sede a coger el ascensor o a quitarse la cazadora, etc.
En conclusión, todo voluntario “viene bien”, porque en caso de que falte, “hay cosas que no pueden salir, y cuando más voluntariado haya, más programas se pueden hacer”. Los interesados en ejercer como voluntarios, o al menos preguntar en qué podrían echar una mano, pueden pasarse por la sede de la entidad en Ciudad Rodrigo, ubicada en la calle Gigantes.