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Cuperal apuesta por la ceba en integración como futuro de la ganadería
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Cuperal apuesta por la ceba en integración como futuro de la ganadería

Actualizado 12/12/2022 10:19
Redacción

La producción de alimentos debe servirnos para mantener la población garantizando la reposición de la población

La zona oeste de Salamanca se encuentra en esa parte de la península ibérica que alberga un ecosistema extraordinario que es la dehesa. Un bosque domesticado que el hombre ha ido haciendo junto con la naturaleza a lo largo de miles de años y supone un equilibrio perfecto entre la conservación de biodiversidad y el aprovechamiento de recursos. Animales domesticados y salvajes conviven en armonía entre encinas y alcornoques. La ganadería en extensivo nos distingue. Y nunca ponderamos suficiente el papel que representa nuestro territorio en esa historia de éxito.

Tampoco podemos olvidar que la función última de nuestros profesionales es producir alimentos en un mundo en que crece la población mundial (más de 8.000 millones hoy) y estamos al límite de la superficie útil cultivable. Además en un momento en que empieza a escasear el agua. La respuesta a esta cuestión es uno de los debates más interesantes del momento. Unos responden con control de la natalidad y otros con aumentar el rendimiento productivo.

No parece que estemos en una zona con necesidad de control de natalidad porque la natalidad en nuestra comarca es un acontecimiento celebrado, por su escasez. Y por otro lado, tenemos aún mucho recorrido para aumentar el rendimiento en la producción. La productividad garantiza la cadena alimentaria, últimamente amenazada por la pandemia y por la guerra de Ucrania. En el futuro no podemos dar por supuesto que todo va a estar garantizado de por vida.

Estamos en una comarca productora de alimentos. Y además necesitada de desarrollo económico. Tenemos más fácil partir de lo que ya tenemos, que es mucho. La producción de alimentos debe servirnos para mantener la población garantizando la reposición de la población.

Tenemos todo para ensayar diversas formas de cebo de animales, nuestra asignatura pendiente. Hemos empujado los límites del conocimiento a sistemas en los que cada uno se dedica de manera especializada a hacer lo que mejor sabe. El ganadero a cuidar de su ganado, el propietario de los animales a buscar el mercado que mejor paga su producto y la planta de piensos a perfeccionar las fórmulas del pienso. Es lo que se llama la producción integrada y llevar a un paso más la rentabilidad de los recursos para garantizar la comida en un mundo que la necesita. Hemos de empujar también las decisiones que faciliten ese camino de desarrollo. Porque aquí el desarrollo empieza a ser sinónimo de supervivencia.