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Conrado cumple 96 años
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Eterno maletilla

Conrado cumple 96 años

Actualizado 28/10/2022 18:16
Adrián Martín

Sus amigos más cercanos quisieron celebrar junto al eterno maletilla este día especial

Un 28 de octubre de 1926 nació en la localidad leonesa de Castrocontrigo un niño al que sus padres le pusieron como nombre Conrado.

A muy temprana edad se traslada a Molezuelas de la Carballeda, un pueblo de la vecina provincia zamorana.

Ya en sus años mozos, con 16 años y en contra de su familia, comenzó su vida bohemia deteniéndose por tierras salmantinas, afincándose en Ciudad Rodrigo, donde soñó con ser torero hasta que sus fuerzas le abandonaron.

Por tierras de Extremadura y la raya portuguesa, consumía su tiempo de festejo en festejo taurino, donde se convirtió en un ser muy querido y conocido por todo el mundo. No faltaba la estampa de Conrado “El Maletilla” en ninguna de las capeas que se celebraban en cualquier rincón del oeste peninsular. Nunca logró ser figura del toreo, pero se ganó el respeto de todo aquel que le conocía.

Una vida solitaria y bohemia, con solo a su espalda un petate con la muleta y algún cartón de tabaco de contrabando, que servía de sustento al aspirante a torero; era la estampa que muchos pudieron ver por las carreteras de la comarca mirobrigense.

EL día 28 de octubre, el eterno Maletilla, cumplió 96 años, estuvo acompañado de sus mejores amigos, Geño y Eva, gerentes del Hotel La Bodega y la finca Las Carboneras, que quisieron acompañar a Conrado en este día tan especial para él y, que agradeció de todo corazón tanto a sus amigos como a todo aquel cliente de la Bodega que se acercaba a darle la enhorabuena.

Conrado, pasa esta última etapa de su vida en la Residencia Mixta de Ciudad Rodrigo “con mucha resignación por la falta de aquella libertad que yo tenía”, apunta nuestro protagonista; al tener que estar sujeto a horarios y normas del Centro Residencial.

Es consciente de que la vida va por etapas y, ahora le toca vivir esta, porque la vida le ha regalado tiempo y buena salud, sin contar los pequeños achaques de la edad.

Actualmente tiene que moverse con un andador para trayectos cortos y ayudarse de una silla de ruedas para el paseo de calle o trayectos más largos.

Conrado puede mantener una conversación normal, pues la cabeza no le falla, tan solo hay que levantar un poco la voz para que escuche bien lo que se le pregunta, no pierde la sonrisa, y reconoce perfectamente a todo aquel conocido que se dirige a él.

Ahora desde la barrera, y sentado en su silla, sigue soñando como siempre en ser torero… aunque él por dentro lo es y lo será. Quien sabe….