Una ruta de archivos sonoros que aúna historia, tradición y cultura en municipios como Rollán y Juzbado
Los mapas sonoros se han convertido en una nueva herramienta para preservar la memoria de los pueblos y, al mismo tiempo, una invitación para los visitantes a conocer su historia con la voz de los vecinos.
Rollán y Juzbado son dos de los municipios de la comarca ledesmina que ya cuentan con un mapa de rutas sonoras, archivos sonoros accesibles con el móvil a través de un código QR ubicados en distintos emplazamientos de los municipios. Mapas sonoros que a través de las nuevas tecnologías brindan la oportunidad de poner en valor el patrimonio inmaterial de los pueblos.
El mapa sonoro de Rollán, una iniciativa del Ayuntamiento en colaboración con el Colectivo Khora, permite conocer la historia de rincones como la Ermita del Cristo del Humilladero, ubicada en la calle que lleva su nombre; el Pozo Artesiano, que abasteció de agua al municipio; la Iglesia de Rollán o las canciones tradicionales del municipio.
Por su parte, Juzbado Sonoro es un compendio de historias y anecdotarios del municipio grabadas por los vecinos durante el invierno de 2018. Tras aquellas sesiones de trabajo en las que se recogieron, seleccionaron y grabaron numerosos testimonios del pueblo con la ayuda de jóvenes universitarios, se elaboró un entorno WEB a través del cual abrir al mundo su legado y memoria colectiva. Desde la celebración del Día de los Abuelos de 2022, el pasado mes de julio, se pueden consultar todas esas historias a pie de calle gracias a unas placas que los propios protagonistas han colocado por los rincones más emblemáticos de Juzbado.
Se trata de un ejercicio de memoria que recupera lugares en los que ocurrieron hechos y sucesos relevantes en el pasado. Ha sido posible gracias a la colaboración de la Asociación de Mayores.
Algunos ejemplos se pueden encontrar en las concejiles, el corral de concejo, los cancioneros, la Guerra Civil o la llegada de la penicilina a Juzbado. Cada placa contiene el título de la historia ligada a cada espacio público y, también, un código QR para escuchar la historia con la voz de los vecinos que participaron en este proyecto.