En los años 50 proliferaron los microcoches que puedes ver en el Museo de Historia de la Automoción
El Museo de Historia de la Automoción presenta como pieza del mes los microcoches: un Isetta de 1958 y dos Biscuter-Voisin 200 de 1954 y 1958, econocidos universalmente por su diseño especial y funcional. Vehículos con unas características más propias de una motocicleta que de un automóvil, verdaderos ingenios que contribuyeron a la motorización de España y que se caracterizan por la utilización de motores sencillos y con precio asequible.
El primero de ellos es un Isetta, conocido, también, como el ‘Coche Huevo’. Se trata de un original y simpático vehículo fuera de la concepción habitual de un automóvil, ofreciendo más comodidad que una moto.
El concepto de este ingenio fue realizado en Italia por Renzo Rivolta, quien encargó a un ingeniero lejos del mundo del automóvil, iniciar un concepto nuevo de vehículo, con total libertad, olvidando las concepciones adquiridas durante décadas por el ámbito automovilístico. Nace así, un automóvil con una única puerta delantera, amplias superficies trasparentes que dotan de gran visibilidad a los pasajeros y una gran estabilidad, lejos de los triciclos. Estos vehículos fueron exportados, mayoritariamente, a EEUU, Inglaterra y Austria, con pequeñas restructuraciones y comercializados por BMW (Alemania), Romi (Brasil) y Velam (Francia).
En España fue fabricado bajo licencia por Iso Motor Italia S.A., en la fábrica de Carabanchel (Madrid), con muy pocas modificaciones con respecto al original italiano. Tan solo presentaba unos retoques estéticos, con la integración de sus faros delanteros en las aletas y la parte trasera de la carrocería, una funda en la banqueta, amperímetro desconectador de la batería, retrovisor y embellecedores. Un automóvil de 330 kg, muy ágil, capaz de alcanzar una velocidad máxima: 80 km/h, con una aceleración de 0 a 80 km/h. de sólo 40 segundos.
Los siguientes vehículos que componen la pieza del mes del MHAS son dos Biscuter, que se convirtieron en los más populares entre los microcoches fabricados en los años 50, alcanzando su producción los 12.500 ejemplares. La sencillez de la motorización empleada, un Villiers de un cilindro y dos tiempos, y su bajo precio, contribuyeron a su éxito. En 1959, ante la aparición del SEAT 600, Autonacional S.A. cesó la fabricación de estos característicos vehículos. En 1955 Autonacional S.A., la firma productora del Biscuter, comenzó a estudiar la posibilidad de ampliar su gama con un derivado de su 200 A, que permitiera transportar a cuatro o cinco personas, en un espacio que pudiera, a su vez, ser empleado para carga.
De este proyecto nació, en 1957, el Biscuter 200 Comercial, carrozado en ‘rubia’ y del que a su vez existieron dos versiones: una con ventanas traseras paneladas en madera (es decir, vehículo comercial puro) y otra con cuatro ventanas que fue conocida popularmente como ‘familiar’. Este modelo contaba con el mismo bastidor y motor que el 200 A. El modelo que se presenta es una de las versiones comerciales más raras realizadas por Autonacional S.A., que aprovechaba, de este modo, la base de su microauto para realizar un vehículo comercial que solucionara las carencias del transporte de mercancías de pequeños comerciantes. El otro modelo que se presenta, curiosamente, pasó su vida empleado como vehículo todoterreno en la finca de los hermanos Muriel, ganaderos salmantinos.
Una representación de los vehículos populares que surgieron después de la Guerra Civil Española, y que fueron uno de los objetivos principales de los ingenieros españoles, en la búsqueda de un medio de trasporte económico, robusto y ágil, que no fuera muy complicado de manejar.