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Grandeza para la retirada, o morir de éxito
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Grandeza para la retirada, o morir de éxito

Actualizado 21/09/2022 08:22
Fermín González

"No temaís a la grandeza; algunos nacen grandes, algunos logran grandeza, a algunos les es impuesta y a otros la grandeza les queda grande" (Willian Shakespeare)

- Se ha dicho, y no sé con qué razón; que todo el mundo tiene sus quince minutos de gloria-. Mozart deslumbraba ya a los cinco años, mientras que Vicente van Gogh murió sin saborear las mieles del éxito de sus pinturas y menos aún de los millones que hoy se llegan a pagar por ellas. A John Lennon lo asesinaron, Michael Jackson y Presley desaparecieron por sobredosis de éxito y da Vinci sigue en boca de todos como maestro de la creatividad, solo resaltar algunos ejemplos de la inacabable lista.

Llegar a triunfar, tener un éxito reconocido por los demás, es tarea nada fácil, si dejamos atrás la legión de freakes que merodean y alimentan muchos programas televisivos. Se puede decir que llegar al éxito cuesta, aunque lo verdaderamente difícil es, mantenerse en él, aún más complejo sobrevivirlo. Los ejemplos citados nos dan cuenta al menos de dos condiciones para alcanzar la gloria eterna: un talento sin igual irrepetible, o morir justo en la cima; y si las dos variantes se dan a la vez, entonces se alcanza la categoría de mito. Por el contrario, la inevitable decadencia de lo que algún día se fue, permite contemplar la efímera y fugaz ilusión de convertirse en lluvia de estrellas, y arremete contra cualquier intento de pretender alzarse divinamente entre el resto de los mortales. -Algo así escribía servidor tiempo atrás-, haciendo referencia al tema taurino, sobre la (grandeza de la retirada).

¿Se han fijado en como lloran los que abandonan la práctica del deporte u otra especialidad, sea por edad, lesiones o sentir que ha llegado su hora? ¿Nos les apena ver artistas contando miserias para seguir teniendo un hueco en el aparador de la tele? ¿Y esos políticos que ya no lo son, provocando titulares para que se siga hablando de ellos? Una vez que se ha saboreado las mieles del poder, del éxito social o se ha gozado de cierto reconocimiento o afecto que produce ser un personaje popular, cuesta horrores renunciar a todo ello, diluirse en el anonimato y tener una vida discreta y rutinaria. Más alla del exito hay vida, sin embrago hay que aprender a vivir en ella, deshacerse del personaje e irse desapegando de la obsesión por el triunfo personal. Y la primera dificultad para las personas que gozaron de ventajas y privilegios, consiste en saber “Cuando deben abandonar el escenario”. Pues por unas u otras causas, coyunturas, modas o por el paso del tiempo se esfuma la magia que a uno le encumbro al “Cajón”, es el momento de saber hacer mutis por el foro, y hacerlo con elegancia, gratitud y aceptación. Hay que saber armonizar tanto las apariciones como las desapariciones, hacer sin duda un ejercicio de humildad y de sabiduría a la vez… Debe ser por eso por lo que cuesta tanto…

Vivimos tiempos de exaltación del triunfo personal y colectivo. Llega a ser apetecible convertirse en alguien conocido y reconocido, pero esta exaltación conlleva un alto peaje: la creación y encumbramiento del personaje, uno acaba creyéndose ese rol social, se apega a él, lo explota y, por desgracia, lo puede pervertir hasta prostituirlo. Es la esclavitud del personaje, al que siempre se recurre cuando uno anida en vacío, cunado necesita que le quieran un poco o cuando mendiga la atención de los demás. Por eso es de admirar a aquellos que saben retirarse, definir el éxito siempre es incómodo, ya que no vale lo mismo para todos, siendo además muy contextual, es decir, dependiente de la cultura y del momento en el que se evalué lo que es, o no exitoso. Abandonar la pretensión de vivir para triunfar es algo que se debería enseñar en las escuelas, aún más en las de negocios y de las artes.

El éxito es conducirse a uno mismo, el resto son derivaciones consecuencia del desarrollo de las capacidades de cada cual, los dones son regalos de la vida que no son para uno, sino para los demás, es lo que confunde a tanta gente que pasa media vida en la ensoñación de triunfar. Quizá nos falte sabiduría y menos candidatos al exito que luego malviven de aquella gloria que un día retuvieron. Se puede sobrevivir al éxito si se deja atrás, para construir el ahora y el aquí en el que seguir siendo por encima de todo persona. ¡Vamos digo yo!

Fermín González, Salamancartvaldia.es, blog taurinerías

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